Hace mucho tiempo en una galaxia muy, muy lejana…
Por: Jonathan Eslui
Título original: Star Wars: Episode IV – A New Hope
Dirige: George Lucas
Elenco: Mark Hamill, Harrison Ford, Carrie Fisher
País: Estados Unidos
Año: 1977
Duración: 121 minutos
Son muchas las películas que años después de estrenarse logran mantenerse vigentes quedándose grabadas en la memoria colectiva e incluso llegan a ganarse la etiqueta de clásico u el estatus de culto, pero en realidad son pocas las que marcan un antes y un después en la historia de la cinematografía, y son menos las que consiguen dicho logro y además se vuelven iconos de la cultura pop; en el caso de la primera entrega de la franquicia de Star Wars, ésta, en su momento, revolucionó la forma de hacer cine y además marcó una tendencia en diversos aspectos de la vida cotidiana, colocándose como una de las cintas más importantes que se han hecho hasta ahora.
Era el año de 1977 y el mundo era tomado por sorpresa por el tercer largometraje de un joven cineasta llamado George Lucas, quien con ingenio creo una space opera -inspirada principalmente en el cine de samuráis de Akira Kurosawa, tradiciones celtas y leyendas británicas, los cómics de Flash Gordon y el libro El héroe de las mil caras de Joseph Campbell– que se centraba principalmente en la lucha de un grupo de rebeldes contra un imperio malvado en medio del espacio, así como en el viaje de un improbable héroe destinado, sin saberlo, a restablecer el equilibrio en la galaxia.
Star Wars: Episodio IV – Una nueva esperanza nació como un ambicioso e innovador proyecto cinematográfico de ciencia ficción y terminó siendo el inicio de una amplia mitología que se ha extendido a diversos medios mientras que sigue creciendo, y a la que, siendo honestos, todavía le queda mucho para dar. Cómics, novelas, videojuegos y series (animadas y live action) han llegado con el paso de los años, y seguirán llegando más, pero todo esto no hubiera pasado si no hubiera sido contada en la pantalla grande por primera vez la historia de cómo se unen los destinos de Luke Skywalker (Mark Hamill), Han Solo (Harrison Ford) y la Princesa Leia (Carrie Fisher).
Mientras tiene lugar una guerra por el control y bienestar de la galaxia entre el Imperio contra la Alianza Rebelde, un joven granjero que sueña con ser piloto conoce a un par de robots que lo llevan a conocer a un viejo guerrero que ha sido convocado por una princesa que parece tener la respuesta para derrotar a las fuerzas del mal que tienen como principal representante a un poderoso caballero oscuro. El granjero llega con la princesa, ambos conocen a un piloto embustero y los tres, junto con todos los rebeldes, se lanzan en una arriesgada misión para buscar destruir un arma que podría terminar con varios planetas y quitarle la vida a todos sus habitantes.
Lo que de entrada parece ser sólo una clásica historia del bien contra el mal, es en realidad más que eso al presentar distintas temáticas que van de lo religioso a lo ideológico y filosófico, mismas que, combinadas con emocionantes secuencias de aventura y atinados toques de humor, se desarrollan a través de subtramas que le van dando forma a la trama principal. Ésta es más que una película de ciencia ficción con acción en el espacio, es más que naves volando y explotando, héroes peleando y un grupo de villanos amenazando con destruirlo todo; sí, tiene todo lo mencionado, pero su mérito es haberlo presentado de manera distinta con personajes que tenían su encanto y personalidades que lograban capturar la atención de quienes los vieran, además de que incluía una historia refrescante.
Surgida originalmente sólo cómo Star Wars –La Guerra de las Galaxias, cómo se le conoce comúnmente en Hispanoamérica- esta aventura épica espacial sale adelante, primero, gracias a un guion muy bien estructurado en el que cada elemento encaja perfectamente para darle a una historia que se ve beneficiada por el trabajo en la dirección, siendo un factor primordial para esa armonía que el guionista y director fuese la misma persona, un meticuloso George Lucas que tenía más que claro lo que pretendía mostrar cómo resultado final en las salas de cine.
Ya que tenía bien estructurada la historia a contar, ésta se complemento con una edición dinámica que sobresale principalmente en las escenas de batallas en el espacio, efectos de sonido orgánicos que no cayeran en lo mismo que comúnmente se hacía en películas parecidas de la época, una banda sonora con una personalidad propia que captura la esencia de cada escena -a cargo del maestro John Williams– y un elaborado, al igual que por momentos tortuoso, trabajo para crear efectos especiales que resultaran innovadores y que no se habían visto hasta ese momento, siendo su factor más revolucionario.
También es importante mencionar que los personajes de esta cinta la han colocado como una favorita del público, pues cada uno cumple con una función específica para volver realidad lo que había nacido en la mente de Lucas. Hablando de sus personajes, el secreto de esta producción es que prácticamente todos son recordados, desde aquellos que son de relleno pero se robaron las miradas debido al buen trabajo en los apartados de maquillaje, vestuario y diseño para crearlos, hasta los secundarios que con intervenciones breves brillaron más de lo que debían -como lo son los casos del Gobernador Tarkin, Boba Fett y Jabba el Hutt-, pasando por los “compañeros” -C-3PO, R2-D2 y Chewbacca- que con su carisma se robaron varios momentos y llegando a los protagonistas: Luke, Han y Leia, un trío que nos dejó a un héroe conflictuado y temeroso que al final es capaz de cumplir su destino, un bandido encantador con potencial de héroe y una princesa alejada de la figura de la dama en peligro que es una líder fuerte.
Siguiendo con los personajes, hay que hacer una mención especial del antagonista, Darth Vader, quien termina convirtiéndose en el eje principal alrededor del cual gira toda la saga cinematográfica de Star Wars, pero centrándonos únicamente en la primera entrega, su aparición es de lo mejor, pues se trata de una gran villano que es muy complejo en muchos sentidos y cuya presencia se roba toda la atención mientras que uno comienza a sentir cierta tensión al verlo. Vader marcó una pauta de cómo debía ser un buen antagonista, uno que incluso termina siendo más interesante que el protagonista principal, pues, seamos honestos, son más quienes tienen algo con la imagen del lord oscuro que los que tienen algún producto con la imagen de Luke.
Star Wars: Episodio IV – Una nueva esperanza no sólo cambió al cine de ciencia ficción, sino que cambió al cine en general y es una cinta a la que, como cinéfilos, le debemos mucho debido a que sin ella no hubieran existido diversas películas y series que llegaron posteriormente, su influencia incluso puede percibirse claramente en cómics, libros y videojuegos, sentando las bases para crear una buena pieza de entretenimiento que además fuera aderezada por una mitología interesante.
A más de 40 años de su estreno en cines, esta película se mantiene vigente y sigue dejando impresionados a quienes la ven por primera vez. Es una de las mejores películas de la historia y una de las más importantes por todo lo que ha traído. Es una experiencia cinematográfica completa y un fenómeno que pasa de generación en generación.
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