Este 2019 será el año en el que Will Smith contra Will Smith de parte de uno de los directores más reconocidos de los años dos mil, no atrae a nadie en las salas de cine.
Por: Deusdedit Diez de Sollano Valderrama
Título original: Gemini Man
Dirige: Ang Lee
Elenco: Will Smith, Clive Owen, Mary Elizabeth Winstead, Benedict Wong
País: Estados Unidos
Año: 2019
Duración: 117 minutos
Proyecto Géminis (Gemini Man) se aferró con fuerza hasta poder estar viva en nuestros tiempos, una película que representa los excesos y fallas del cine de acción noventero. Está aquí por capricho, porque durante la década de los años 90 la idea de Darren Lemke no pudo pasar los intentos de producción de personas como Tony Scott o Curtis Hanson, habituales de ese cine de acción con el sello de Jerry Bruckheimer.
Fuera por las ambiciones del proyecto o mero desinterés, Proyecto Géminis quedó en el pasado, siendo canibalizada en cierto sentido por otros proyectos que usaban la idea del perfecto asesino contra sí mismo como Looper: Asesino del futuro (Rian Johnson, 2012) y era un proyecto que si visitabas foros referentes a cine o páginas extintas como Countingdown, lo veías siempre en proceso de pre-producción, siempre lanzándose de estudio a estudio, como una papa caliente… bueno, esta papa caliente llegó al lugar que también revive producciones muertas de Hollywood: los estudios chinos. Ellos inyectaron el proyecto con dinero, lo suficientemente atractivo como para poder conseguir tres elementos primordiales: El renombre de Ang Lee bajo la dirección que a su vez viene con una habitual tendencia de intentar revolucionar sus proyectos de gran escala con efectos especiales novedosos, y el nombre de Will Smith como el protagónico.
La cuestión, es que los tres elementos ya se encuentran en otro punto distante, casi como la película que intentan hacer: Ang Lee lleva varios años sin ofrecer un proyecto con el mismo impacto que sus obras más reconocidas, es más, el director recibió una fuerte crítica por no apoyar al estudio de animación digital que le trajo gran reconocimiento y su segundo premio de la academia a mejor director por Una aventura extraordinaria (2012), situación que lo ha dejado en un tono hipócrita al ver que intenta dirigir aspectos positivos en sus nuevas películas bajo la innovación, mientras que Will Smith, quien fuera uno de los actores de taquilla más memorables de la década noventera, ahora es una especie de veneno.
Y si bien estos elementos son notorios e innegables como el paso del tiempo, tampoco es que sean totales demeritantes, son incluso los factores más positivos en el filme. Ang Lee pudo haber sido un director anónimo, pero se perciben sus exigencias en las secuencias de acción bien logradas y sobre todo en sus intenciones dramáticas con las escenas del duplo, sobre todo en la cuestión del juego de identidades y pasados que uno intenta evitar frente al otro, y con el personaje del Will Smith joven, hay un grado de auténtica calidad actoral de parte del actor, que entendemos que es en parte por su voz en matrimonio con los efectos digitales que logran hacer convincente la idea de un personaje más realista que todos los que hemos visto generados por computadora, excepto si lo pones en espacios con luz, porque ahí la ilusión se va al demonio.
Entonces ¿por qué no funciona Proyecto Géminis? Bueno, gran parte de su encanto radica en su vejez. Es increíble, que si el proyecto fuera ya aprobado, y en medio de tantos guionista que metieron mano como consultores o que entregaran drafts nuevos, la película no abandona las fallas que en un inicio tenía, fuera como una relación extremadamente forzada con el personaje de Dani –interpretado por Mary Elizabeth Winstead– la cual es de una edad menor al personaje de Henry Brogan, y este tiene momentos en donde sus insinuaciones y actitudes, o son nefastas o son carentes de química; Benedict Wong supone ser un compinche astuto y gran piloto, pero su personaje es sacado de esos personajes secundarios que uno recuerda en películas como –la extraña coincidencia que hasta ahorita capto mientras escribo esto- de los remakes de La momia, es decir: personajes sin personalidad, que vociferan chistes, y personajes desprendibles sin mucho efecto en los protagonistas.
Esto no sólo afecta a los personajes sino al argumento en sí: nunca nos queda claro cuál es la razón por la que el gobierno decide aplicar en pocos segundos el plan de asesinar a su mejor asesino y estos viajan a todas partes del mundo sin problema alguno en cuestión de minutos –a pesar de que la película asegure que pasen unos días u horas, esto no se percibe- y los encuentros de acción son similares en su estructura que uno ya no recibe información nueva o siquiera un factor de entretenimiento porque sabemos que no se van a matar, y de que en siguientes escenas estos dos personajes, los dos Will Smith dialogarán con chistes, para pasar a los golpes, y mirarse con desconcierto, con una mirada enternecedora de como cuando uno mira a un perro de la calle.
Proyecto Géminis, que además con su título nos evoca a esas bandas de principios de reggaetón de nuestras tierras, es un vejestorio, un filme extraño que por fin se ha hecho, pero la pregunta es ¿quién quería de verdad ver algo como esto? Igual y por el factor de guardar una identidad de otra época y otros conceptos atrevidos, puede que pase a ser de culto, aunque la desgracia recae en que nadie ve la película por su propio valor, es más, nadie ni siquiera puede ver la película en su original concepción de 120 cuadros por segundo, y eso, eso es humor involuntario.