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La gran variedad de disciplinas a las que ha dispuesto su talento reflejan una pasión tenaz por los caminos del arte.

Su carrera artística comenzó como bailarina de danza contemporánea en la Compañía Nacional de Bellas Artes. Su paso por la danza fue breve, ya que pronto descubrió en la actuación su verdadera vocación. Su preparación como actriz se dio con algunos de los mejores maestros del país, tales como Seki Sano, Dimitrios Sarrás o Ludwik Margules. En 1959 obtuvo una beca del Instituto Francés de América Latina para perfeccionar su dominio de las artes escénicas en París, ciudad en la que residió durante seis años. Antes de viajar a Europa participó en dos películas bajo la dirección de Luis Buñuel: Nazarín, que sería premiada en Cannes, y Los ambiciosos, al lado de Gérard Philipe. Sin embargo, fue hasta su regreso a México en 1967 cuando obtuvo su primer papel protagónico interpretando a Susana San Juan en la adaptación fílmica de Pedro Páramo. En ese mismo año recibió el Heraldo a Mejor Actriz de Cine por la película Las visitaciones del diablo. A partir de entonces sus intervenciones en el cine se hicieron constantes, dejando tras de sí un legado que destaca por su gran calidad. En su trayectoria cinematográfica fue dirigida por muchos de los grandes artistas de la industria nacional como Felipe Cazals, Alberto Isaac, Juan José Gurrola, Arturo Ripstein, Alejandro Galindo o Emilio Fernández. A lo largo de su carrera, Pilar Pellicer obtuvo un gran número de premios y reconocimientos nacionales e internacionales. En México obtuvo, por ejemplo, la Diosa de Plata, el Heraldo y el Ariel el mismo año, gracias a su actuación en La Choca (1974), dirigida por Emilio Fernández. Además de su trabajo como actriz, su desempeño en el cine también se extendió detrás de cámaras. En 1996 debutó como directora con el cortometraje ¿Qué hora es?, basado en un cuento homónimo de Elena Garro. Su presencia en el teatro también es significativa. En 1958 debutó en el Palacio de Bellas Artes con La muerte de Danton de George Búchner, dirigida por Fernando Wagner. En 1961, mientras vivía en París, participó en Las Troyanas al lado de su maestra Tania Balachova. A su regreso a México se reincorporó al movimiento teatral mexicano con la obra Un frágil equilibrio de Edward Albee, bajo las órdenes del Maestro Rafael López Miarnau. Su trabajo en los escenarios también le ha ganado reconocimientos. En 1996 fue galardonada con la Medalla Virginia Fábregas que otorga la ANDA como reconocimiento a su carrera artística. En 2017 recibió la medalla Mi Vida en El Teatro, otorgada por el Centro Mexicano de Teatro a través de la Coordinación Nacional de Teatro del Instituto Nacional de Bellas Artes. Con gran respeto y profunda admiración, el Festival Internacional de Cine Guanajuato rinde homenaje a Pilar Pellicer, una mujer sinónimo del arte infatigable, del profundo compromiso vocacional y humano en virtud de compartirse entera dentro de la escena y más allá de su universo inmediato.