Tarantino combina hechos y personajes reales, su amor por el cine y la televisión, referencias a los años 60, un poco de violencia y mucho humor negro para entregar una de sus mejores películas hasta ahora.
Por Jonathan Eslui / @JonathanEslui
Título original: Once Upon a Time in Hollywood
Dirige: QuentinTarantino
Elenco: Leonardo DiCaprio, Brad Pitt, Margot Robbie
País: Estados Unidos
Año: 2019
Duración: 161 minutos
A lo largo de la historia del cine es fácil encontrar a distintos directores que por diversas razones se han ganado un estatus de culto y cuyas películas suelen convertirse en objetos del deseo de millones de cinéfilos alrededor del mundo, sobre toda cuando estrenan una nueva producción, tal como ha pasado con el estreno de la anticipada novena cinta dirigida por elogiado y siempre polémico Quentin Tarantino: Había una vez en Hollywood (Once Upon a Time in Hollywood).
Sin duda, el originario de Knoxville, Tennessee, ha sobresalido como uno de los cineastas estadounidenses más prolíficos y arriesgados de su generación desde que presentó su primer largometraje, Reservoir Dogs, en el ya lejano 1992. Con un estilo muy particular que se ha convertido en el sello característico de su filmografía, Tarantino ha sabido aprovechar cada oportunidad que se le ha presentado para homenajear en diferentes formas al séptimo arte y su más reciente entrega no es la excepción, y, de hecho, es justo decir que es en la que sus homenajes están más presentes que nunca, en esta ocasión alrededor de ese Hollywood de antaño en el que parecía que todos los sueños podían hacerse realidad.
El también guionista y productor presenta una película llena de nostalgia sobre un actor alguna vez famoso por protagonizar un popular western en televisión, cuya carrera está en su punto más bajo justo cuando recibe una propuesta que podría convertirlo en la nueva gran estrella del spaghetti western. Al mismo tiempo, encontramos al doble de acción del personaje principal, quien más bien se ha vuelto su asistente personal debido a que ya no encuentra trabajo en aquello para lo que es bueno, él tiene sus propios problemas pero siempre se mantiene apoyando a su jefe sin importar lo que suceda. Para complementar con un contexto adecuado la trama de dos hombres cuyas vidas y carreras profesionales están a punto de cambiar, tenemos también a un selecto grupo de estrellas de Hollywood y a los miembros de una secta, cuya presencia adereza de manera ingeniosa la historia central.
El año es 1969 y el escenario es un majestuoso Los Ángeles en el que Hollywood es la “tierra prometida” para quienes buscan hacerse de un nombre importante en la industria del entretenimiento, ya sea en el cine o la televisión. Desde que inicia la cinta nos damos cuenta que la ciudad en la que se desarrolla es un personaje más, uno muy importante para que todo lo que pasa tenga sentido, pues seamos honestos, una historia como esta solo podía tener lugar en territorio hollywoodense. La propuesta visual es lo primero que llama la atención, estamos ante una estética clásica y llena de glamour; las casas, los estudios de cine y televisión, los teatros en los que se proyectan películas, los autos, la ropa, los aparatos electrónicos, los diversos productos que aparecen, las armas, la comida, la bebida, los cigarros y hasta las drogas lucen como lucían a finales de los alocados años 60, lo cual le da un realismo necesario a la producción. Es necesario comentar que la fotografía ayuda a darle un estilo elegante y de cine clásico a cada secuencia.
Después de aplaudir el trabajo hecho para recrear una época dorada para el cine y la televisión, lo siguiente a destacar, y que también es parte de toda la propuesta visual sesentera, es el esfuerzo colectivo en los apartados de vestuario, maquillaje y peinado, pues sus responsables lograron que el elenco se viera justo cómo debía verse. Ya que cada detalle estético lucía como tenía que lucir, el siguiente paso a cuidar era la forma de actuar de la gente de la época junto a su manera de hablar, otro par de aciertos para entender cómo se vivía en el Hollywood de los 60.
Teniendo una propuesta visual atinada y personajes creíbles, lo que faltaba para tener una atmósfera completa era la música y podemos decir que, tal como sucede en cada cinta tarantinesca, la selección musical aquí es más que correcta con clásicos de Deep Purple, Simon & Garfunkel, Los Bravos y Neil Diamond -que suenan en la emblemática estación angelina del AM, KHJ-, entre otros que ayudan a causar distintas reacciones en cada escena, complementándola a la perfección.
El contexto histórico también es aprovechado al máximo, pues hay que recordar que 1969 fue un año que marcó profundamente la historia de Estados Unidos y el mundo con acontecimientos tan diversos pero igual de notables como la llegada del hombre a la luna, la primera edición del Festival de Música y Arte de Woodstock, los lanzamientos de discos emblemáticos de la cultura pop como Yellow Submarine y Abbey Road de The Beatles, los estrenos de series como Scooby-Doo, Where Are You! y The Brady Bunch, el auge del spaghetti western con actores estadounidenses conocidos participando en algunos de sus títulos, la amenazante y perversa presencia de la Familia Manson, la muerte de Judy Garland y otros sucesos. Además, las tres cintas más taquilleras en Estados Unidos de ese año fueron Butch Cassidy and the Sundance Kid, Midnight Cowboy y Easy Rider.
Tal como lo hizo con Inglourious Basterds, en Había una vez en Hollywood, Tarantino toma un pedazo de la historia y se toma algunas libertades creativas al modificarlo en favor de una ficción que por un momento nos transporta al pasado, en la que personajes y situaciones que surgieron en la mente del director se combinan de manera efectiva con personajes y situaciones reales que se grabaron en la memoria colectiva.
Acompañando a una dirección efectiva y a un guión creativo, son las actuaciones de esta producción uno de los elementos principales en los que se sostiene. Leonardo DiCaprio y Brad Pitt encabezan un elenco en el que cada uno de sus integrantes cumple con un papel fundamental, sin importar el tiempo que tengan en pantalla, cada aparición tiene una razón de ser. Los protagonistas cumplen con lo que se esperaría de ellos y logran regalarnos a dos de los mejores personajes en la filmografía tarantinesca, incluso podríamos esperar nominaciones y premios importantes para ambos próximamente.
El ficticio Rick Dalton de Leonardo DiCaprio es alguien que lucha por no desaparecer de la actuación, está basado en actores que comenzaron su carrera en el Hollywood clásico y pasaron de moda después de un tiempo, por ejemplo Ty Hardin, George Maharis, Edd Byrnes, Tab Hunter, Vince Edwards y Fabian Forte; Pete Duel y Ralph Meeker también funcionaron como inspiración. DiCaprio alcanza un rango actoral bastante elevado y le da a Dalton la sensibilidad necesaria para transmitir lo que siente un hombre que se sabe derrotado mientras poco a poco va aceptando su triste destino.
Por su parte, Brad Pitt se luce como Cliff Booth, un veterano de la Segunda Guerra Mundial convertido en doble de acción. Este personaje fue creado a partir de Billy Jack, interpretado en cuatro cintas por el actor Tom Laughlin. También está parcialmente inspirado en Gary Kent, quien participó en una producción en Spahn Ranch mientras la Familia Manson vivía ahí, y en Gene LeBell, un especialista en escenas de acción que estuvo en The Green Hornet. La relación entre Dalton y Booth se basa en la relación que tuvieron el actor Burt Reynolds -quien antes de morir iba a participar en el filme- y su doble Hal Needham.
En el caso de los personajes reales, sin duda la aparición más notable es la Sharon Tate a cargo de Margot Robbie. Quien fuera brutalmente asesinada por la Familia Manson, es la figura alrededor de la cual gira la película estando sólo en algunas de sus escenas, siendo mostrada siempre como una mujer que disfrutaba su vida. El mayor homenaje que hace Tarantino aquí es a la esposa de Roman Polanski y le hace justicia de una manera que a pocos se les hubiera ocurrido.
En repetidas ocasiones, el dos veces ganador del Oscar en la categoría de Guión Original ha mencionado que se retirará de la dirección cinematográfica después de dirigir su décimo largometraje y llegó a decir que ya que el cine absorbía todo su tiempo, él no tenía tiempo disponible para estar de lleno en una relación y que buscaría forjar una al retirarse de la industria cinematográfica.
Actualmente, el director está felizmente casado con la modelo israelí Daniella Pick y ambos esperan a su primer hijo, algo que puede ponernos a pensar en la posibilidad de que Tarantino no llegue a las prometidas 10 películas y se quede en 9 debido a que la última que ha hecho ya es considerada como una de sus obras maestras, entonces sería un gran cierre en su notable filmografía. Sólo el tiempo dirá cuál será el futuro del realizador, de momento solo nos queda disfrutar de uno de sus filmes más sobresalientes.
Había una vez en Hollywood es una película que resulta entretenida y que logra capturar a la perfección la esencia de una ápoca, es un retrato nostálgico que solo puede definirse como una sincera carta de amor al cine. Se trata sin duda de uno de los trabajos más sólidos de Quentin Tarantino, no es su mejor cinta pero sí está entre sus cinco mejores.