Arturo Baltazar, director de fotografía del proyecto del proyecto El último trago en el Rally GIFF en el 2014, nos cuenta su experiencia.
Me entusiasmó mucho poder representar a mi universidad y a mi estado, Jalisco. Recuerdo con mucho gusto a todas las personas con las que conviví, creo que fue una generación muy agradable. Entre las cosas que más disfruté, fue toda la serie de actividades programadas previas al Rally. Esto me dio la posibilidad de viajar continuamente a diferentes ciudades en las que se impartieron algunos talleres de formación.
A mí me parece que en cierto sentido se abrieron muchas puertas, no hablo de algo en concreto porque no se me ocurren particularidades, no es tan simple, quizá ni yo mismo me doy cuenta de todo lo que habría sido diferente sin el Rally, mucho menos de la resonancia que seguramente sigue provocando. Y sin embargo, estoy convencido que algo cambió. Así que en verdad me siento muy afortunado y agradecido por ser parte de la familia Rally.
Creo que son muchas cosas lo que lo hacen diferente, empezando por el respaldo de un festival tan importante como el GIFF, lo cual, de entrada, le adjudica mayor proyección y prestigio.
Su carácter universitario es de inclusión y participación de equipos que radican en diferentes estados del país. Todos nos encontramos en Guanajuato para grabar un cortometraje en tres días, colaborar con actores y actrices reconocidos y esperar poder terminar a tiempo ¡Además todo sucede en el marco del GIFF, y en una ciudad fascinante! Todo esto propicia un ambiente único y especial.
No sólo son las 48 horas, sino que el Rally está presente antes y después de que suceda. Antes, por toda la preparación previa que existe: los talleres, dinámicas y actividades de formación en las que nos involucran desde un inicio. Y después, por todo los lazos que se tejen, con los compañeros, con los voluntarios, con los organizadores y con el festival mismo. Realmente se genera un sentimiento de pertenencia, de orgullo por formar parte del Rally.
Igualmente, el Rally brinda la posibilidad de estudiar en el extranjero. En mi generación, Daniela Morán, una chica de San Luis Potosí, ganó una beca para ir a Vancouver a estudiar cine.
Nuestro cortometraje ha sido reconocido en el Festival Internacional de Cine de Campeche, en el Festival de Cine Documental Mexicano Zanate en Colima, en el Festival Equinoxio en Bogotá, y en el Festival Internacional de Estudiantes de Cine de Písek en la República Checa. Además, ha estado presente en la selección oficial de otros festivales de México y del mundo.
Aun con los recuerdos, ahora me encuentro en la post producción de un cortometraje de ficción, hecho como alumno en el Departamento de Imagen y Sonido de la UdG, titulado: “Noctámbulos”, una historia sobre tres personajes que deambulan de noche las calles de la ciudad de Guadalajara, en busca de significado, identidad y un perro.
Asimismo, nos encontramos organizando la tercera edición de KINOLAB GDL, un laboratorio para la creación de cortometrajes en cortos periodos de tiempo, con poco o cero presupuesto.
El Rally Giff es una gran experiencia, no hay nada como coincidir y compartir con personas interesadas en lo mismo que tú: hacer cine. Así que en verdad no hay mucho que pensar, apliquen a la convocatoria, y sobre todo no hay que dejar de inte