Ghost Tropic
Selección Oficial Largometraje Internacional
Dir. Bas Devos
La Escala Richter dice: Lo primero que vemos es un departamento en una toma estática que dura dos minutos y que se siente eterna, hasta escuchamos la voz de nuestra protagonista explicando el orgullo que siente del trabajo que hace, limpiando este departamento y haciendo que sea habitable. Pensamos que la mujer que está hablando es la dueña del departamento que estamos viendo, pero en la próxima escena conocemos a la mujer que está hablando y nos enteramos de que ella trabaja para una empresa que se dedica a limpiar casas, por lo que el departamento que vimos podría no ser de ella. Nuestra protagonista es Khadija (Saadia Bentaïeb), una mujer de algún lugar del Medio Oriente que vive en Bruselas y que cuando la conocemos, está terminando un día de trabajo. Se queda dormida en el metro a casa y se despierta cuando llega a la última parada, entonces ahora debe encontrar la manera de llegar a casa, cosa que resulta en un obstáculo tras otro (intenta sacar efectivo para tomar un taxi, pero no tiene fondos… intenta tomar el autobús, pero se descompone). En el camino tiene encuentros peculiares con diferentes personas, incluyendo un indigente que ve casi muerto en la calle y decide llamar una ambulancia y un encuentro con su hija que está en la calle con amigos, aunque no se atreve a acercarse.
Esta cinta es una contradicción muy ingeniosa entre lo que vemos y lo que sucede. Khadija está caminando sola en una ciudad a la mitad de la noche, una mujer musulmana en un país que ha tenido incidentes de terrorismo últimamente y que podría maltratarla, uno espera lo peor de esta situación, e incluso lo oscura y fría que es la noche lleva a que uno espere que algo horrible le suceda a esta mujer. El director/guionista Bas Devos trasciende esta expectativa, ya que los encuentros que tiene Khadija son, en su mayoría, amistosos. Ella nunca es la víctima, aunque sí es testigo de situaciones en las que otras personas son víctimas, ya sea encontrar a un joven musulmán quedándose en una casa que se supone que está vacía, o el mismo indigente en la calle. Es una cinta con poco diálogo y muchas tomas largas y contemplativas que mantienen la mirada fija en una imagen más tiempo de lo que uno está cómodo, y esto va revelando una calidez en lo que esta mujer encuentra en esta odisea. Este papel no es un reto en particular, ya que es un personaje principalmente reactivo, pero Saadia Bentraïeb tiene una presencia muy llamativa y aterrizada que se vuelve un vehículo para que el espectador se imagine en la piel de esta mujer, aunque nunca olvida hacerla única.
Muchos de los temas que vemos en esta película se encuentran en los detalles. Aunque no se toca el tema del racismo de manera explícita, está presente en algunas reacciones de diferentes personas. No vemos a Khadija interactuar con su hija, pero la manera en que la mira y cómo ella no le contesta las llamadas a su mamá nos dice mucho de esta relación. Es una narrativa limpia, algo episódica, pero a diferencia de muchas cintas con conceptos similares a este (uno en el que un personaje intenta llegar a un destino y hay obstáculos en el camino que lo siguen retrasando), los obstáculos nunca se sienten forzados ni demasiado ridículos. Es una cinta que celebra los lugares de los que estamos orgullosos y el descubrir lo que hay alrededor de estos lugares, aquellas cosas que nunca nos damos la oportunidad de descubrir hasta que algo nos obliga a mirarlas de cerca.
Take Me Somewhere Nice
Selección Oficial Largometraje Internacional
Dir. Ena Sendijarevic
La Escala Richter dice: “Hay dos razones por las que uno ayuda a alguien: la correcta y la verdadera”. Esta frase dicha en la película parece ser la tesis de la misma. Es una odisea en la que una adolescente encuentra maneras de aprovecharse de la gente, a veces generando pura simpatía y a veces muy consciente del efecto que tiene en otras personas. La adolescente en cuestión es Alma (Sara Luna Zoric), quien vive en Holanda con su mamá que es de Bosnia. Alma nunca ha conocido a su papá y ahora, por primera vez, viajará a Bosnia a conocerlo y en el camino se entera que su papá está hospitalizado. Por lo pronto se está quedando con su primo Emir (Ernad Prnjavorac), un joven malhumorado y estricto que tiene bajo su tutela a Denis (Lazar Dragojevic), un joven más impulsivo y carismático que siente una conexión instantánea con Alma. Después de mucho convencer e incluso un escape, los tres emprenden un viaje al hospital donde se encuentra el papá de Alma y en el camino se van conociendo y van explorando un país que parece estar abandonado por el mundo y que está inundado de conflictos internos.
Alma es un personaje difícil, ya que es fría y a momentos muy impulsiva, pero tiene deseos con los que mucha gente se puede identificar y aún cuando vemos cómo se aprovecha de los sentimientos de su primo y de Denis, entendemos lo que busca y lo que tiene que hacer para conseguirlo. El mayor logro de la joven Sara Luna Zoric es la manera en que proyecta esta capa invisible que utiliza para protegerse de sus sentimientos y de los sentimientos de aquellos a su alrededor, algo que la hace ver muy fría, pero Zoric deja muy claro que es algo muy frágil y tiene sus momentos en los que muestra lo asustada que está. Lazar Dragojevic inyecta mucha energía y se vuelve muy conmovedor en el papel de Denis, y su química con la protagonista funciona de una manera que no parecen ser el uno para el otro, pero sí se siente la atracción que se tienen. Esta misma química se siente con Ernad Prnjavorac, aunque con él se vuelve más tóxico. La directora Ena Sendijarevic les da mucho espacio a estos tres actores para interactuar, manteniendo una estética distante y que captura a estos personajes desde ángulos inesperados y a momentos incómodos (en particular en escenas románticas que llegan a desorientar al espectador), con colores que son brillantes sin ser cálidos.
El contexto del país está constantemente presente, en particular en los deseos que tienen algunos de estos personajes de salir de este país y la fascinación que tienen con el hecho que Alma vive en Holanda. Esa es la excusa perfecta para contar una historia de esa inquietud adolescente de encontrar una vida mejor, un paraíso privado, un rincón del mundo que tenga todo lo que uno quiere, algo que uno puede pensar que encontró solamente para darse cuenta de que no existe, y todo lo que queda es encontrar un lugar que sea, por lo menos, agradable. Es posible que esta sea una historia de amor, o simplemente una historia de deseos. En la adolescencia es posible que uno se confunda con el otro.