Selección Oficial Largometraje Internacional
Dir. Johannes Nyholm
La Escala Richter dice: Todos intentamos escaparnos de la muerte. Es algo que sabemos que eventualmente nos tocará, y sin embargo el miedo que le tenemos es tal que intentamos evadirla a toda costa, aunque signifique reunirnos con alguien que ya perdimos ante la muerte. Esta cinta de Johannes Nyholm tiene la estructura de un videojuego. Vemos cómo sucede un evento una y otra vez, con nuestros personajes intentando algo nuevo cada vez que suceda para evitar algo horrible que, no importa lo que hagan nuestros protagonistas, nunca deja de suceder. Estos protagonistas son Tobias (Leif Edlund) y Elin (Ylva Gallon), una pareja que tres años atrás perdieron una hija por una enfermedad misteriosa (algo que nos demuestran en una escena que es tan brutal como es cruelmente cómica), y ahora están en un punto en su relación en el que les cuesta mucho trabajo estar juntos y cualquier cosa que hace el otro les molesta. Intentan rescatar la relación a con un viaje a acampar, pero una noche cuando Elin necesita salir a hacer del baño, es acechada por un cirquero (Peter Belli) y sus asistentes que luego van a la casa de campaña a atacar a Tobias. Una vez que sucede este acontecimiento, vemos a la pareja o manejando o acostados en la casa de campaña como si nada ha sucedido, pero vuelve a suceder y el espectador nunca está seguro si lo vivieron la primera vez o si estamos viendo un universo alterno, o incluso un sueño.
Esta cinta tiene la estructura y la estética de una pesadilla, utilizando esa frialdad y lejanía escandinava a su favor para que el público se sienta incómodo con lo que está sucediendo, constantemente enfocando algo que no sean las caras de nuestros personajes, cosa que ayuda a que el espectador pueda imaginarse en las pieles de los protagonistas, siendo acechados por personajes que no explican qué tienen contra él. Rompiendo la monotonía que a momentos se siente en esta estructura hay unas secuencias animadas que nos muestran conejos que podrían simbolizar o a esta familia (cuando la hija se enfermó estaba maquillada de conejo, por ejemplo) o la humanidad en general, y un pájaro amarillo que o se lleva a un conejo o que los conejos intentan cazar, posiblemente simbolizando la muerte. Estas secuencias utilizan un punto de vista infantil que nos mantienen conectados con la tragedia de esta pareja que los hace especialmente vulnerables, y el sentimiento de que quizás nada de lo que estamos viendo es real.
Pero como cualquier película de terror, en particular una que busca incomodar, lo importante no es lo que sucede en escena de manera concreta, sino los sentimientos que despierta en su espectador. El mayor logro de Nyholm en esta cinta es lo inquietante que es verla, examinando el peligro que les acecha a los personajes que vemos en escena o lo que ese peligro simboliza. El elenco logra su cometido (Edlund y Gallon crean los ritmos atinados de una pareja en conflicto y suficiente simpatía para que no queramos verlos acechados, y Belli tiene una voz y un rostro lo suficientemente inquietante para su papel), aunque es evidente que los personajes no son lo que el cineasta busca destacar. A veces el cine busca, más que contar una historia, crear una experiencia, en particular el cine de terror que busca que el espectador se identifique con lo que está viendo. Desde ese punto de vista, esta cinta es un triunfo.
My Own Private Idaho
Proyección Especial Homenaje Internacional
Dir. Gus Van Sant
La Escala Richter dice: Para rendirle homenaje al cineasta Gus Van Sant (a quien vimos obtener la Cruz de Plata en esta edición del GIFF), hemos decidido resaltar una de sus cintas que se proyectará hoy en el GIFF. Su cinta de 1991 My Own Private Idaho es de las cintas más características de este cineasta, una en la que explora una sociedad marginada de los Estados Unidos. En este caso, prostitutos de la calle que no tienen más que sus cuerpos y sus ingenios que deben utilizar para sobrevivir. Esta cinta se enfoca en dos en particular. Mike Waters (River Phoenix, el hermano mayor del renombrado actor Joaquin Phoenix, quien murió trágicamente a los 23 años por una sobredosis) sufre de narcolepsia (una condición en la que uno se queda dormido de la nada por mucho tiempo a la vez) y viene de una familia que lo abandonó, aunque él constantemente sueña con su mamá, cosa que lo lleva a querer encontrarla. Scott Favor (Keanu Reeves, quien anda más popular que nunca ahora, así que no es necesario decir más de él) viene de una familia muy rica y va a heredar una fortuna cuando cumpla 21 años, pero por lo pronto él quiere rebelarse en contra de su familia y pasar tiempo con sus compañeros en este inframundo (este personaje está inspirado en Henry V de las obras de William Shakespeare, e incluso hay un personaje que se la pasa citando pasajes de estas obras).
Los que conocemos el trabajo de Van Sant reconocemos muchas de las características de la mayoría de sus obras, incluyendo un ritmo lírico, un enfoque en imágenes no necesariamente en movimiento (incluso una escena erótica que se muestra como una serie de fotografías), una estética de colores tan marcados que parecen cuadros (Van Sant nos cuenta que él empezó siendo pintor y el cine le interesó como una extensión de eso) y muchas tomas de las nubes. Hay momentos de la cinta que parecen teatro (particularmente secuencias que incluyen al personaje de Bob Pigeon, interpretado por William Richert y de cierta forma el Falstaff de la historia), cosa que concuerda con algo que dijo Van Sant en su clase magistral acerca de que en ese entonces sus guiones tenían muchas palabras, pero él logra darles un ritmo y una vitalidad cinematográfica al meter montages de imágenes que le dan un sentimiento de surrealismo, pero luego hay escenas como una en la que Mike y Scott están sentados junto a una fogata a la orilla de la carretera en Idaho (una que Phoenix escribió él mismo al parecer) que, a pesar de consistir de una conversación entre dos personajes, lo que dicen es tan casual y tan emotivo y la locación en la que están tan visualmente distintiva que se siente como algo que solamente funciona en el cine.
Esta cinta también es un ejemplo temprano de la presencia y carisma idiosincrática de Keanu Reeves y del talento que se perdió con la muerte de River Phoenix, ambos encarnando a sus personajes de una manera estilizada pero casual, cosa que aterriza esta cinta cuando comienza a volar por tantas direcciones. Se nota que es una cinta muy personal, mostrando un mundo que significa mucho para su cineasta, y es justo ese cariño lo que contagia al espectador y hace que se conecte con este mundo de gente que quizás parezca degenerada, pero que tienen historias que contar y sueños que buscan alcanzar (una secuencia ingeniosa en la que cada personaje le habla al público como si fueran fotografías en la portada de una revista pornográfica es donde más resalta ese lado de la historia).