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Una película sobre chistes de senos de 1 hora y media, es una de las comedias de horror más nobles gracias al carisma de Cassandra Peterson, mejor conocida como: Elvira.
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Es difícil de recordar para las generaciones del presente, pero existía un gran mercado por parte de las televisoras a la hora de programar películas de terror. Independiente de la calidad y del horario, dichas películas obtenían ratings extraordinarios. La fiebre de las películas de horror por cable comenzó por la década de los 50 gracias a un paquete con los monstruos clásicos de Universal, y también con ello, se comenzó a idear la aparición de un host previo y posterior a la proyección. Había de todo por estación porque la idea era libre y, los productores no pensaban que la gente vería dichos segmentos (muy a pesar de que todos terminasen compitiendo con el mismo proyecto en diferentes señales de tele). Había doctores maniacos como Morgus el magnífico, condes deformes como Sir Cecil Creape, vampiros como Sir Graves Ghastly… el más extraño de todos debe ser el Dr. E. Nick Witty, al cual sólo se le veía la mano:
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Tengo a mis favoritos: MST3K o Casa de ciencia ficción y Misterio 3000 –como los conocí un sábado por la mañana en TNT– son precursores de cómo se hace crítica de cine en Youtube, con comentarios sarcásticos viendo la película, sólo que con una trama y dos encantadores robots. También está Joe Bob Briggs, un vaquero del mismo canal que hacía un conteo de muertos y senos que aparecían en las películas, sabía de todas las formas del fu existentes –piñata fu, cangrejo fu, lo que imagines era fu- y que probablemente hayas visto en esta escena de Casino:
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Pero, todos palidecen frente al impacto que tuvo Elvira.
Cassandra Peterson no tenía un rumbo claro de qué hacer con su vida, fue corista en Las Vegas, modelo fotográfica, cantante en Italia pero todas estas labores eran de tiempo incierto. En 1981 atendió un llamado para ser la host de un programa de horror en Los Ángeles, que había desechado la idea de hacerlo con Vampira –la pionera en ser presentador de horror- y terminando seleccionada para hacer algo rápido. Cassandra tenía en mente usar el color natural de su pelo –que es rojo- pero tras un rechazo, ideo junto a Robbie Redding lo que ahora es un ícono mundial. Ese pelo negro gigante, el vestido negro apretado a la perfección con la figura de Cassandra, y unos senos enormes.
Elvira pasó inesperadamente a ser la presentadora más famosa y no sólo a nivel local, fue mundial. Aparecía en convenciones, en eventos especiales, tuvo cómics de las dos compañías más importantes del medio, videojuegos… hasta mesas de pinball, y si tienes mesas de pinball ya eres demasiado importante en este mundo. La virtud estaba en que Cassandra siempre ha tenido el control de su personaje, que inevitablemente intentó llevar a la pantalla grande aprovechando el éxito masivo de por donde aparecía.
Elvira está haciendo la presentación de Conquistaron el mundo (Roger Corman, 1956), cuando termina abruptamente para ceder el set al programa de noticias con los que no se lleva muy bien, aparte de eso conoce al nuevo jefe de la televisora, quien no tarda en ofrecerse sexualmente a nuestra amiga, y ella responde de la manera tradicional: no quedándose callada.
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Cansada de ver películas todo el día sin recibir la atención que merece, Elvira tiene como meta largarse a Las Vegas para tener su propio show de danza y canto, pero para poder hacer eso, necesita 50 mil dólares para producirlo. La suerte llega en forma de telegrama porque le anuncian que su fallecida tía Morgana (Cassandra Peterson) le dejó herencia en Fallwell, Massachussetts, un pequeño pueblito al que llega en su automóvil negro a tiempo y, en donde se vuelve la burla de los habitantes ancianos que le ven como una desgracia a su conservador pueblo, y por parte de los jóvenes, pues no dejan de ver sus senos.
Elvira no obtiene el dinero que esperaba, sino la casa de su tía y su mascota french poodle, pero se da cuenta de que tiene parientes vivos con su tío Vincent Talbot (William Morgan Shepard) quien está buscando un libro de su extinta hermana, que le permitirá dominar al mundo… y la torpe de Elvira no tiene idea de eso.
Los críticos odiaron Elvira, reina de las tinieblas cuando se estrenó el 30 de Septiembre de 1988, encontraban simplón el humor junto a una trama tomada de otras películas exitosas de los ochenta. Lo que quizás omitieron, es que es una representación perfecta de Cassandra Peterson, de su humor, y de su personalidad que ha estado presente en Elvira desde el primer día.
Sí, tiene unos senos enormes, y la mayor parte del tiempo los chistes van hacia eso, pero es para dejar claras las intenciones de la gente que le ve como una exhibicionista y vacía, pero que en realidad es noble, tiene sueños, y a pesar de ser tonta sabe reaccionar y más cuando se trata de la saliva de hombres que intentan hacerle ser un juguete sexual. Elvira es un personaje precioso porque su sexualidad vigorizante va de la mano de su actitud, y su actitud es la que termina ganando fanáticos y amigos, con todo y una gran cantidad de chistes malos que sólo ella entiende y la ruptura de la cuarta barrera porque parece entender que se trata de una película y de que se aprovecha de su éxito.
[/vc_column_text][vc_single_image image=”20581″ img_size=”full” alignment=”center”][vc_column_text]Es un reflejo de la Cassandra de la vida real y poco a poco entiendes de que Elvira es así por sus inseguridades: apasionada del cine del horror, hermosa y divertida, y sabe lo que tiene y lo que es y además usa esto para sobrellevar las cicatrices que tiene en su cuerpo y que por años le hicieron sentir como una rechazada junto a sus gustos por el cine de terror que no eran bien vistos en una mujer. Cassandra deja notas de su vida personal –no es misterio alguno de que la máxima de Elvira sea actuar en Las Vegas como en la vida real- junto a John Paragon y Sam Egan, por lo que no se siente alejada de su contraparte televisiva, y hacen una especie de calca de Footloose y Los Pájaros que no debería funcionar pero lo hacen de la mano de James Signorelli que tiene un don innato de la comedia y que es inexplicable el por qué no tuvo una carrera larga.
Obviamente la que se roba el filme es Cassandra que tiene un tino cómico pocas veces explorado en películas del género. Gesticula demasiado y en exageración, se atreve a estar en ropas mucho más pequeñas que las normales, y hasta se pone frente al fuego aun manteniendo un aire de boba que de inmediato te gana.
Pero el pueblo no es meramente pasajero y de serlo así, el peso de Elvira sería tanto que la trama no tendría resolución ni interés para las audiencias.
Daniel Greene es Bob, un hombre perfecto de camisas de cuadro y chaqueta de mezclilla que es el galán del pueblito y que trata de mantener su negocio de cine local, y el interés romántico de una Elvira que se lanza a sus brazos desde el primer momento y nunca se da cuenta o es demasiado buen chico como para besarla.[/vc_column_text][vc_single_image image=”20582″ img_size=”full” alignment=”center”][vc_column_text]
Y están los dos némesis de la Reina de las tinieblas: Edie McClurg –que era la secretaria de Edward Rooney en Experto en diversiones (John Hughes, 1986)– como Chastity Pariah de inmediato le pone los ojos de rechazo a Elvira ante un pueblo que ha sabido manipular y que poco a poco gana más odio por la pobre mujer en malentendidos.
[/vc_column_text][vc_single_image image=”20583″ img_size=”full” alignment=”center”][vc_column_text]Y está su tío Vincent con un Morgan Sheppard exquisito porque es el único que se toma demasiado serio su papel como si se tratara de una película destinada a los Oscar.[/vc_column_text][vc_single_image image=”20584″ img_size=”full” alignment=”center”][vc_column_text]
Siempre he pensado de que Elvira y su película se vuelven la representación más preciosa de lo que significa el Halloween y la temporada: tratar de ser alguien que queremos ser y que no tiene miedo de esconderse, y burlarnos de nuestros defectos así como evidenciar en estandarte nuestras virtudes creando personajes y alter egos aunque sea por una noche. El último ícono sexual del horror no obtuvo carrera meteórica en el cine pero eso lejos de serle un golpe fatal a la carrera de Cassandra, simplemente fue un determinado “espera a que el público indicado llegue”.
Y miren que son treinta años, la mujer parece que no conoce lo que es envejecer, la llegada del internet no hizo otra cosa más que darle más público, y sigue siendo esa presentadora de películas basura que emboba a todos y que con su película, hay una lectura del poder femenino enclaustrada en chistes auto dirigidos y un perro con el peor corte de pelo.
Eso para mí es el éxito de éxitos.
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