En el decimotercero El Salón de la Crítica, la crítica Adriana Fernández eligió esta crítica de ‘Madre’ de Darren Aronofsky para ser publicada.
Por Francisco Marín
El sonido de la humanidad
“They’ve come to see Me”
Un Poeta (Javier Bardem) vive junto a su esposa (Jennifer Lawrence) en una tranquila casa en medio del bosque, su armonía se verá interrumpida cuando un hombre (Ed Harris) y una mujer (Michelle Pfeiffer) llegan a hospedarse con ellos. Esto es todo lo que se puede decir de la película sin entrar en detalles que arruinen por completo la experiencia que cualquier espectador pueda tener frente al que, sin duda es, uno de los filmes más arriesgados y ambiciosos de los últimos años.
mother! es un ejercicio en el que Aronofsky expresa con fluidez sus preocupaciones y temas que se han vuelto constantes a lo largo de sus cintas. La locura, la obsesión y la condición humana convergen en un relato tan destructivo como generativo.
Estructural y narrativamente el filme se encuentra dividido en dos partes; la primera, un thriller claustrofóbico en el que desconocimiento y lo sobrenatural convergen en nuestra cabeza. La segunda es un in crescendo de locura que no se puede detener y que justo cuando piensas que nada peor puede suceder ocurre algo que te deja sin aliento.
Ensamblada como una aterradora, pero irresistible, alegoría bíblica con un trasfondo ecológico, Aronofsky, nos muestra la desgastante y repulsiva historia del hombre de una manera brutal y sin censura; el desastre cíclico se repite y al parecer estamos condenados a no romper el círculo.
El aire es escaso, pues casi la totalidad de la cinta fue filmada en el imponente interior de la casa, y vemos el hermoso, pero desolado horizonte con dudas, hasta nosotros nos vemos tentados a visitar las afueras, pero el miedo de dejar la aparente seguridad de las cuatro paredes nos impide cruzar la puerta, formamos parte de un loop eterno dentro del frenesí buñueliano que Aronofsky construyó.
Jennifer Lawrence carga la totalidad de mother! la actriz aparece prácticamente en cada escena, somos huéspedes no queridos en su entorno, la cámara la sigue de manera intrusiva, zumbamos en sus oídos, estorbamos su camino, pero no podemos dejar de seguirla. Su entorno se ve afectado por los extraños, todo lo que la rodea cambia a pasos agigantados, no comprende lo que pasa, pero algo es seguro no le gusta nuestra presencia y nos quiere fuera de su paraíso.
Cada decisión y cada momento nos prepara (inconscientemente) para los últimos 20 minutos que son abrumadores, las sensaciones traspasan el celuloide y las emociones brotan de nuestras venas como sangre tras una profunda herida. La catástrofe no para y jamás lo hará, dicen que después de la tormenta siempre llega
la calma, pero ¿qué hacer cuando uno es la tormenta?
Nada es casual en mother! Cada imagen y cada línea nos sumergen más en una experiencia única que utiliza la historia más grande jamás contada para exponer y denunciar la tremenda fiesta pagana que se ha creado en nuestra casa. Aronofsky vuelve a crear algo único, nos muestra el verdadero sonido de la vida…el sonido de
la humanidad y es terrible.