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Avengers: Endgame es el más reciente monstruo de la empresa que más daño le está haciendo al mercado de Hollywood, y también es una película que no se le puede negar el título de entretenimiento.
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=”1/2″][vc_single_image image=”21285″ img_size=”full” alignment=”center”][/vc_column][vc_column width=”1/2″][vc_column_text]Título original: Avengers: Endgame
Dirige: Anthony y Joe Russo.
Elenco: Chris Evans, Robert Downey Jr., Scarlett Johansson, Mark Ruffalo, Jeremy
Renner, Paul Rudd, Don Cheadle, Karen Gillian, Bradley Cooper, Josh Brolin.
Duración: 181 minutos[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]
En este punto ¿Vale la pena hablar de Avengers? Creo que sí.
Los días en los que he estado escribiendo coexisten con una noticia dada en diversos medios de espectáculos o especializados de cine,, la cual mencionaba la “aprobación” de parte de los hermanos Russo de poder hablar de Endgame sin el temor a spoilers… lo cual es bastante extraño y además, detalle de mi completo interés. No por el “beneplácito” de poder hablar tendido de una película por parte de dos realizadores y su cast una vez pasado el fin de semana de recaudación, sino que la noticia y recepción de la misma forma parte de una serie de dinámicas rigurosas que aparentemente llevan cierto grupo de fanáticos, libres de expresarse sobre momentos del filme por parte de un estudio monstruoso que ahora ocupa el 27% de la industria fílmica estadounidense.
Este tipo de reflexiones sirven para cuestionarnos sobre el cómo hemos llegado a este punto fílmico, porque ver Endgame, y hablar de Endgame, también refiere a ver una eterna discusión de dos posturas extremistas. Unos críticos profesionales hablaban como si se tratara de la octava maravilla del mundo, lo cual termina siendo predecible, ya que las mismas palabras y odas que se usan para ensalzar dicha obra parecen haber sido labradas en el pasado cada que un evento superheroíco de crossover llega a la pantalla grande. La otra parte, también peca del mismo elemento: Avengers es cáncer, y lo meritorio del medio radica en el cine que las audiencias en masa no llegan a consumir gracias a que se encuentran sujetas al atractivo que representa ver un maratón de franquicia o filmes de evocación nostálgica.
La aproximación ideal, como en todo producto fílmico, sería entender que este no se maneja en extremos totales. Endgame, es un fenómeno fílmico, uno que no se había consagrado en la industria y el resultado de la campaña de producción jamás imaginada, esas son parte de sus bondades, de una película sobre superhéroes construida a partir de la popularidad del género hace ya 11 años. El desenlace que ocurre en esta ocasión dividido en dos partes, tiene una cobertura temática apreciable, porque si en Infinity War (2018) era mostrar la inevitabilidad de Thanos, Endgame durante su primer acto trata de recuperar los esbozos de integridad. Es un logro obtenido por Christopher Markus y Stephen McFeely, guionistas que no son ajenos a los personajes y que gracias a ello, deberían de tener una noción y escala dentro del desarrollo de estos, y si bien este es un tratamiento bastante ligero que no explora las posibilidades de tener la mitad de la población a un grado más allá de las tomas de gran plano general, hay atisbos de posibilidades dentro de sus protagonistas centrales, los primeros Vengadores del 2012.
Curiosamente Iron Man y El Capitán América son los personajes que terminan congeniando más tras los intentos fútiles de la empresa de generarles una enemista inconsecuente. Ambos son hombres que en medida de lo posible han intentado adaptarse a los nuevos cambios provistos frente a la aniquilación. Steve Rogers (Chris Evans) es un hombre que se muestra reacio a ser pesimista y trata de adaptar a la gente hacia esta nueva realidad, jamás abandonando su posición como líder, situación que también ha llevado Tony Stark (Robert Downey Jr.), que tomando un sentido paternalista al pie de la letra, no solamente es la figura iniciadora de la franquicia, sino que ahora es un padre de familia, aunque de intenciones abaratadas, mismas que tienen redención por parte de Stark en un encuentro con su padre durante el segundo acto. El más dispar dentro de su tratamiento y superación, se encuentre con Thor (Chris Hemsworth), quien padece de un severo caso de depresión, y que se asemeja a ciertos casos reales en donde la gente recurre al alcoholismo y comienzan a pasar por malos momentos de salud, Los Russo terminan obteniendo a un personaje con más materia dentro de sus cambios y con una mezcla de humor y victoria gradual.
Así, personajes ganan y pierden atributos en elementos que parecen recibir un patrón similar al de la anterior película con todo y los mismos problemas que percibí con la anterior película, que son un problema en el montaje a la hora de presentar peleas coreografiadas (problema un tanto habitual en los Russo), y el excesivo uso del humor que también aparece en momentos o situaciones aparentemente enfocadas a suavizar la mentalidad de la audiencia, como si esta no fuera capaz de discernir un momento reflexivo y un momento demeritorio del propio filme. Al final son exigencias en una película decide que el tercer acto será donde se defina todo, en una representación similar a la de una maqueta con figuras de acción, tal cual.
¿Es malo esto? No realmente, eso se busca desde el principio y Avengers: Endgame ofrece esta posibilidad ofrecida para el espectáculo, es su construcción y en ella encuentra sus mejores momentos, momentos incluso donde las fallas de poder mostrar un conflicto no aparecen en la gran escala y que distan de ser un tedio total.
Avengers: Endgame no es la mejor película de superhéroes ni tampoco la mejor que explora el contenido moralista del deber de estos seres, y más allá de su estrategia de promoción no reinventa la forma de hacer cine de este género… incluso podemos asegurar de que hay una falta de compromiso de entregar sorpresas porque en este mundo globalizado y apurado por la próxima entrega, sabemos quiénes tienen contrato con el estudio y por ende, ellos no son la carne de cañón, pero tampoco es que su forma sea horrenda ni el tratamiento de estos no provoque una emoción genuina de entretenimiento.
Funciona, esa palabra le define, ahora si me disculpan, sólo terminaré con esta frase, mi controversia: Avengers Endgame demuestra que el público moderno SÍ PUEDE SENTARSE A VER UNA PELÍCULA DE TRES HORAS EN EL CINE… ya no hay excusas.
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Una última cosa: Alan Silvestri llevaba años sin componer un momento tan icónico.
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