En el 23 El Salón de la Crítica, el crítico de cine y periodista Adrián Ruiz eligió esta crítica de ‘Hereditary’ para ser publicada.
Por: Sergio Iván Espinosa López
Asediado; es la descripción perfecta del terrorífico recorrido que nos muestra esta película. La perspectiva de Ari Aster se hace presente y atrapa desde los primeros segundos: enfoques fuera del escenario principal, transiciones y recorridos por casas y representaciones en miniaturas.
Los personajes y escenografía nos son conocidos, una familia afectada por una serie de acontecimientos recientes en sus vidas, una casa apartada y el sentimiento de algo más; algo presente y amenazante pero no visible que empezará a tomar fuerza con cada minuto que nos adentramos a la historia y que sorprende por la novedosa manera en que se representa.
Cabe aclarar que estamos a disposición de lo que el director desea mostrar y hacer sentir, al tener un control total sobre los personajes y sus predisposiciones añade a la sensación de claustrofobia, más densa en cada momento y de la cual los personajes no pueden escapar.
La metáfora a la que Ari Aster hace alusión, muestra los trastornos psicológicos que se entrelazan con la trama hasta ser indivisibles ¿Estamos ante los engaños y alucinaciones causados por condiciones hereditarias? ¿O todo lo que observamos es la realidad que se nos presenta? Nosotros como espectadores también somos piezas en la casa de muñecas creada por el director y es nuestro propósito juntar las piezas para resolver el misterio.
Mención especial a la obsesión por las cabezas que presenciamos en varias escenas. Desde un accidente brutal y chocante hasta el juego de identidades, no todas las personas son quienes creemos.
Lo oculto juega un papel vital en la trama, en el contexto de guiños y detalles casi imperceptibles; cambios sutiles que van permeando dentro de la rutina de cada uno de los involucrados, pero de gran importancia para desentrañar la verdad. También en lo sobrenatural; símbolos ocultistas y alegorías a la brujería que esconden la respuesta a lo que realmente está sucediendo en la vida de estos personajes.
La calidad actoral es notable en todos los protagonistas, sin duda alguna el talento de Toni Collette es sobresaliente y nos muestra a una madre de familia; quien experimenta un espectro de emociones y situaciones que desencadenaran los sucesos más importantes.
El ritmo y crudeza que la película presenta, son vertiginosos. Eventos realmente incómodos y desagradables son presentados en su entereza y en especial las escenas más sangrientas, brillan por la calidad de los efectos prácticos; gracias a la maestría de Steve Newburn.
La música, en especial el tema Reborn es catártico y siniestro, el trabajo de Colin Stetson complementa a la perfección todas las escenas; quien no abusa del sonido para definir momentos críticos.
Ari Aster nos ofrece una de las mejores películas de la última década, que no utiliza sobresaltos, pero si deja una huella duradera tanto por el asombro de ciertas imágenes que se quedan grabadas en la cabeza, como por el análisis necesario para comprender la trama en su totalidad.
La visión del director es fascinante y original en su capacidad para transmitir su objetivo; el legado del diablo es una película inteligente que aborda varios géneros sin caer en lo repetitivo o establecido. Desde drama familiar a terror psicológico sin afectar la calidad de la historia.
Y que nos demuestra que este director en su ópera prima es ya un referente del cine de terror.