Una interesante reinvención de una historia clásica, que se convierte en una propuesta refrescante que le da la vuelta al tema de la violencia de género y el acoso.
Por: Jonathan Eslui
Título original: The Invisible Man
Dirige: Leigh Whannell
Elenco: Elisabeth Moss, Oliver Jackson-Cohen, Harriet Dyer, Aldis Hodge, Storm Reid, Michael Dorman
País: Estados Unidos
Año: 2020
Duración: 124 minutos
Hace unos años, en medio de la moda hollywoodense por crear universos cinematográficos con historias conectadas entre sí, en los estudios Universal decidieron lanzar el Dark Universe, una apuesta arriesgada e interesante con la que se buscaba traer de vuelta a los monstruos clásicos del cine de terror -Drácula, El Hombre Lobo, La Momia, El Hombre Invisible, Frankenstein, La Novia de Frankenstein y otros-, lo cual lucía bastante bien hasta que poco a poco todo se fue derrumbando, dando como resultado que esos planes se cancelaran.
Mientras el futuro del Dark Universe es completamente incierto y con varios proyectos ya cancelados o sin un estatus definido, la casa productora Blumhouse tomó a uno de los monstruos clásicos para contar una nueva historia del mismo y es así como ahora tenemos El Hombre Invisible (The Invisible Man), cinta que, de entrada, debemos poner ya en las listas de lo mejor de 2020, pues se trata de un producto de calidad que lo mismo entretiene que causa angustia e incluso invita a la reflexión en cierta medida.
En una época en la que desafortunadamente en México la violencia de género se ha convertido en el pan nuestro de cada día, resulta interesante la forma en la que, ayudándose de la mitología alrededor de El Hombre Invisible y de la premisa de ¿qué harías si nadie pudiera verte?, se narra una historia que tiene al acoso como eje central, lo que resulta en una interesante y eficaz trama sobre una mujer violentada que decide escapar para ya no ser víctima de los abusos de su pareja, un hombre controlador que le ha quitado varias cosas y la ha manipulado a su antojo.
Tras sufrir una serie de maltratos tanto físicos como emocionales y psicológicos, Cecilia (una excelente Elisabeth Moss) abandona al genio de la óptica Adrian (Oliver Jackson-Cohen) y al poco tiempo él muere luego de suicidarse. Lo curioso es que justo cuando se confirma la muerte del hombre, su antigua amada comienza a experimentar algunas situaciones poco comunes que la hacen sospechar que alguien está acosándola, pero no sabe exactamente qué es lo que está sucediendo. ¿Acaso nuestra protagonista se está volviendo loca a causa del maltrato que padeció, la estará acosando el fantasma de su fallecida expareja o será que ese hombre sumamente inteligente encontró la forma de ser invisible? Las respuestas van llegando y la revelación definitiva de lo que está pasando resulta en una legítima sorpresa, a pesar de que el mismo título de la película nos indica desde antes qué es lo que sucede en realidad.
El Hombre Invisible es en muchos sentidos un ejercicio cinematográfico muy completo, comenzando con su guión detalladamente trazado para darle forma a una historia que, a pesar de haber sido contada ya en ocasiones anteriores, es refrescante y cuenta con un giro que le aporta cierta originalidad. Lo escrito por Leigh Whannell -responsable de la delirante Upgrade– es complementado por una cuidadosa dirección que corre a cargo de él mismo y en la que se nota que tenía claro lo que quería lograr, y en efecto lo logra. Por otra parte, un gran mérito de la cinta es que logra causar ansiedad, tensión y miedo sin necesidad de grandes efectos especiales y se sostiene en el suspenso que genera a través de un terror psicológico muy bien ejecutado.
Siguiendo con los elementos que esta producción tiene a su favor, es importante mencionar que cuenta con el respaldo de Blumhouse, estudio que se ha encargado de reinventar el cine de terror durante los últimos años y cuya participación en un proyecto es sin duda todo un sello de garantía. También hay que hablar de la actuación de Elisabeth Moss, quien nos regala una actuación impecable con la que le creemos todo lo que pasa, hace y siente; es fácil identificarse con su personaje y entender con sus acciones dónde está parada, y es muy interesante de igual forma ser testigos de su evolución en pantalla con cada escena, pasando de víctima a mujer que se logra empoderar para superar la violencia de la cual ha sido víctima.
En conclusión, estamos ante una película que vale la pena ver y analizar, además de que su estreno podría ser el pretexto perfecto para que Universal retomara su fallido Dark Universe y también sería la respuesta de cómo deberían abordarse las nuevas historias de los monstruos clásicos del cine.