Tras ver Virus, una deuda pendiente de casi 20 años se ha saldado de manera personal con una película legendariamente mala… pero que en realidad más que nada es bastante tediosa.
Director: JohnBruno.
Elenco: Jamie Lee Curtis, William Baldwin, Donald Sutherland, Joanna Pacula, Marshall Bell.
País: Estados Unidos.
Duración: 99 minutos.
¿Recuerdan La magia del cine? Era un programa que pasaban en Discovery Kids, antes de que este se volviera un programa para menores de 5 años, por allá en fines de los noventa y principios del nuevo milenio. La magia del cine era una programa excelente porque te enseñaba las novedades de cómo hacer cine de manera comprensiva para un niño durante media hora, y en donde aprendías el uso de pantalla verde, efectos especiales en agua, pirotecnia, efectos especiales en atracciones de parques de diversiones… todo el tema que puedas pensar, La magia del cine lo trató.
Uno de los temas que siempre tuve marcado, era el de los animatronics, criaturas que se crean con genios mecánicos y del maquillaje para dar vida en pantalla a personajes imposibles, y estoy bastante seguro de que Virus aparecía en este especial.
Específicamente con el personaje de Bio-Alexis… por allá de los noventa no tenía una noción muy consciente de que existía en mi cine más cercano una película llamada Virus, pero los efectos especiales con aberraciones cibernéticas y despojos de carne me dejaron marcado, de manera muy grave.
Tenía juguetes de androides que compré en importaciones chinas que daban apariencia de robot a los cuales terminé bautizando como bio-Alexis –en honor del animatronic del que más hablaban en el episodio- además de ser una referencia muy común entre los juegos con mi hermano, aquellos que ante ojos ajenos suenan o a una estupidez o un problema muy grave de deterioro mental, pero que para nosotros era bastante normal.
Sabía que Bio-Alexis procedía de una película –considerando de que venía de un programa llamado La magia del cine no sé qué otra cosa podría sospechar- más nunca vi la mentada película, no en su estreno original ni en su etapa por vhs. Virus parecía ser una película destinada al olvido, hasta que durante mi etapa puberta en investigaciones nocturnas llegué con el quote de Jamie Lee Curtis, quien declaraba que no sólo Virus era una pésima película, sino que usaba a esta como una especie de competencia en reuniones sociales por saber quién había hecho la peor película hasta el momento.
Esto en otros ojos hubiera sido un demeritorio suficiente como para no buscar más la película, pero lejos de causar esto, en mi persona esto lo vio como algo que realmente tenía qué verse, una obra que ante el deteste de todos parecía ser la peor película de la historia… con el perdón de aquel Bio-Alexis no canónico que por años sirvió como villano en esas tardes de juegos infantiles.
Y a pesar de saber de quote, nunca pude ver Virus, hasta el día de hoy, que también es una suerte increíble. La gente no sabrá pero mucha de la selección para este tipo de maratones se basa en elegir películas dentro del género que tienen como parentesco terminar en año cerrado de acuerdo al momento en el que se escriben; es por ello que casi todas terminan en el año 9, y es por ello que por fin, gracias a un algoritmo del azar de una página que pude buscar en google minutos antes de la selección, de que una deuda pendiente de hace casi 20 años pudo saldarse… y, oh Dios.
En Virus seguimos el destino de la tripulación del Sea Star, una especie de barco chatarrero que busca naufragios que pueda llevar a zonas seguras para vender el material. Este barco liderado por el gruñón Robert Everton (Donald Sutherland) tiene la peor suerte del mundo, porque tras intentar remolcar a un barco durante una tormenta marina quedan con la nave principal sufriendo daños severos, lo que los hace reconsiderar sus opciones, hasta un minuto después de pensarlo bien, porque encuentran otro bote más enorme que el anterior y que le daría a cada tripulante un botín de cerca de 3 millones de dólares.
Lo que estos imbéciles no sospechan, es de que el bote que encontraron es el Vladislav Volkov, un barco de investigación rusa con conexión satelital que sufrió el misterioso ataque de una nube eléctrica, lo que hizo que la comunicación satelital fuera imposible, y que de pronto los artilugios electrónicos cobrasen vida, buscando asimilar y matar a la tripulación en busca de una zona habitable, lejos del mar, para poder expandir su especie por toda la humanidad.
Virus fue presa de una advertencia durante su estreno, relegado a una temporada de Enero, fechas en las que las películas de Marvel aún no veían el horizonte para trazar un mercado libre de competencia. Por allá de los años noventa y hasta principio de los años 10 del nuevo milenio, las películas que aparecían aquí eran señal de que eran rezagadas por los estudios gigantes, con pena ajena que no querían desperdiciar uno que otro boleto vendido obligados por las decisiones contractuales, más allá de buscar una fecha indicada para el proyecto.
Y en el caso de Virus, la decisión parece haberse tomado por último minuto; la película fue dirigida por John Bruno en su primer trabajo como director en la puesta en escena tras años de haber sido el encargado de efectos especiales en películas como El secreto del abismo (James Cameron, 1989) y Batman Regresa (Tim Burton, 1992). Bruno no era específicamente una promesa dentro del campo de la dirección, sin embargo Universal Studios pensó que lo mejor era dejar al encargado de efectos especiales dirigir una película sin experiencia alguna, película que además estaba considerada a entrar en competencia de taquilla con el verano de 1998, no solamente era una película del montón esperando competir con las demás… oh no, Universal Studios apostaba a lo grande con una película del horror incluyendo una serie de juguetes para niños y un videojuego, además de apostar con orgullo a una película para adultos basada en un cómic –adaptando casi de manera fiel un trabajo de Chuck Pfarrer– y tras ver el resultado final quedaría abandonada en el Enero del año consecuente.
Y no voy a decir que Virus es una joya olvidada de los años noventa porque –con el dolor de mi alma- no lo es. La poca preparación de Bruno en el terreno de la dirección de cine se percibe, porque decide darle prioridad al terreno de lo que conoce, fuera de la exploración de elementos que debiera –considerando su encargo- exigir. Lo mejor sin duda es que Bruno decide hacer que los efectos especiales sean la prioridad. Siguiendo un terreno bastante familiar si uno ha visto películas como La cosa del otro mundo (John Carpenter, 1982) e incluso Terror profundo (Stephen Sommers, 1998) de la que sospechosamente deriva bastante tomando en cuenta de que hay un monstruo encerrado en un barco a la deriva en donde unos chatarreros/busca fortunas acaban.
Pero siguiendo la experiencia de Rob Bottin en la obra menospreciada de Carpenter, Bruno termina ofreciendo una gran variedad de efectos especiales tradicionales, sin temor de mostrarse con lujo de detalle para el desagrado de los críticos y aquellos que pensaron que Virus era la mejor línea de juguetes que su hijo podía tener en navidad.
La idea en sí no es mala: una inteligencia artificial que busca dominar a la humanidad tratando de mezclar humanos con el metal, tratando de demostrar lo desechable de los dos en su campaña, esto debiera además ofrecer una variedad de escenas grotescas y escenarios de pesadilla… pero Bruno sigue un guión de Dennis Feldman, sin interés en mostrar tensión porque honestamente no sabe qué hacer con el escenario. Los personajes van por un barco sin luz, encuentran una aberración dentro del campo de la naturaleza terrestre, lo espantan y/o derrotan, y siguen preguntándose qué hacer con un enemigo que no deja de gritar como cerdo.
Esto no se siente natural ni parte de un progreso dentro de la estructura narrativa, porque los personajes parecen no entender de sus errores y vuelven a tener la misma confianza, como casi olvidando lo que acaban de ver hace unos segundos, con ello también se lleva al inodoro la noción de saber quién trabaja con el grupo y con la entidad porque de manera muy estúpida los humanos pueden detectar que el infiltrado tiene o mecanismos en el rostro o un cable gigante colgando de la espina dorsal.
John Bruno obviamente no presta atención a esto, ni tampoco a sus actores. Los tres protagonistas se muestran en niveles desvariados; el peor es William Baldwin, en Baldwin olvidado que por aquí se siente desinteresado y posee un romance forzado con el personaje de Kit Foster (Jamie Lee Curtis), el cual, curiosamente tiene una especie de tintes lésbicos y protagónicos; es un personaje que no confía en el escuadrón de estúpidos en donde se encuentra, pero que toma inmediata empatía con Nadia (Joanna Pacula), la única superviviente de la masacre biotecnológica.
Pero el más delicioso de presenciar, se trata del mejor actor dentro de todo el grupo: Donald Sutherland. Sutherland es un gran actor, pero para la década de los años noventa, aceptaba cualquier basura con tal de tener un billete fácil: Virus no es la excepción de este tipo de trabajos. Uno de mis actores favoritos se presenta sin interés por hacer un personaje, sin un acento fácil de identificar –uno no sabe si es irlandés o inglés o simplemente un ebrio- además de estar constantemente amenazando a su equipo con una pistola que mantiene sobre su cadera, causa los estragos en las dos naves, no le interesa la pérdida de su equipo, y termina asociándose con la entidad extraterrestre, porque alguien le dijo que ya estuvo bien de tanto berrinche.
Virus hasta donde yo recuerdo, no ha tenido un resurgimiento popular como una obra olvidada de la década, ni como una obra campy: es solamente una película desinteresada lanzada como carne de cañon por parte de un estudio para tratar de mitigar las pérdidas millonarias que no midieron… bueno, excepto por tipos como este su servidor, que tenía una especie de deuda pendiente con una película, que por fin en su etapa adulta pudo ver, y que hizo las paces con su niño interno: eso es la definición de inútil.