[vc_row][vc_column][vc_column_text]Por Jonathan Eslui @JonathanEslui[/vc_column_text][vc_column_text]
Una película con algunos destellos de Tim Burton como en sus mejores épocas, pero que no son suficiente para salvar un remake que se siente innecesario.
[/vc_column_text][vc_column_text]
En medio de la fiebre hollywoodense por rehacer historias que ya han funcionado en el pasado en la pantalla grande, en Disney se tomó la controvertida decisión de hacer remakes en live action de algunos de sus clásicos animados, de los cuales algunos han funcionado bastante bien y otros no han cumplido con las expectativas que han generado, y en el segundo grupo es en el que encontramos a la nueva entrega de Dumbo, que acaba de llegar a las salas de cine y que se ha convertido por diversas razones en la cinta que todos quieren ver.
Han pasado casi 80 años desde que en 1941 se estrenó en cines Dumbo, película animada que ha conmovido a distintas generaciones a lo largo de los años y que ha puesto a llorar hasta a los más rudos con su historia acerca de un pequeño bebé elefante de un circo que nace con unas orejas particularmente grandes que lo convierten en objeto de burlas de aquellos a su alrededor, pero que también le permiten volar, convirtiéndolo en una sensación. El tierno paquidermo tiene que pasar por muchas situaciones tristes hasta encontrar su destino y al final aprende que a veces los aparentes defectos pueden ser en realidad virtudes.
La versión a cargo del raro genio de cabello siempre alborotado al que todos conocemos como Tim Burton, respeta en esencia la historia original que adapta al live action, pero tiene muchos cambios que en lugar de beneficiarla terminan afectándola un poco. Aquí, una vez más vemos lo que sucede con un pequeño elefante que nace teniendo unas orejas de gran tamaño por las cuales se le señala de manera cruel; en esta ocasión todo se desarrolla en un circo que no pasa por su mejor momento y al cual regresa de la guerra una de sus antiguas estrellas, ahora sin un brazo y con la responsabilidad de sacar adelante a sus dos hijos él solo, pues su esposa ha fallecido.
El alguna vez intrépido Holt (Colin Farrell) se ve obligado a convertirse en el cuidador del bebé Dumbo y un día por accidente sus hijos descubren que el animal puede volar, algo que evidentemente lo hace especial. Posteriormente, llega un visionario hombre del mundo del espectáculo para convertir al elefante en una atracción de primer nivel y a partir de ese momento aquellos que se han encariñado con el pequeño comienzan a hacer todo lo que está a su alcance con la intención de liberarlo para que pueda estar junto a su madre a la que tanto extraña.
Dumbo tiene algunos elementos a su favor, pero son más los que tiene en su contra y que no le permiten ser lo que muchos queríamos que fuera. Para empezar, hablando de lo bueno, hay que destacar que la paleta de colores pastel, ciertas tomas y la música original del gran Danny Elfman nos ayudan a recordar que en efecto estamos viendo una película de Tim Burton, alcanzando un buen nivel por momentos pero cayéndose en otros, no es constante y sí valen la pena esos instantes de genialidad del director pero no duran tanto como uno quisiera. La dirección se siente floja la mayor parte del tiempo, salvo por algunas escenas en las que vemos salir la genialidad del realizador nuevamente, y la historia reinventada que está más inclinada a dar un mensaje de un circo sin animales no ayuda mucho, pues se aleja de lo que fue la historia original.
Eso sí, hay que hacer una mención aparte para el trabajo actoral de Danny DeVito como maestro de ceremonias del circo, Max Medici. El actor se entrega al máximo y nos regala una de sus mejores actuaciones en mucho tiempo, él prácticamente se roba la película. Lamentablemente el resto del elenco deja mucho que desear con actuaciones inconsistentes que no aportan nada y que resultan en personajes planos que son fácilmente olvidables.
La conclusión sobre Dumbo es que se trata de un buen intento por hacer un remake que valiera la pena ver, pero queda a deber y se queda en una cinta regular que, sí será entretenida para los cinéfilos más pequeños y para los menos exigentes, pero que en realidad no es sobresaliente.
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]