¿Te confundes con la numeración de la saga de Star Wars? Pues hace 40 años, Lucio Fulci estaría a cargo de la saga del horror más incoherente de numeración de la historia.
Título original:
Dirige: Lucio Fulci.
Elenco: Tisa Farrow, Ian McCulloch, Richard Johnson, Olga Karlatos, Al Cliver, Auretta Gay.
País: Italia.
Duración: 91 minutos.
“Las leyes se hicieron para quebrarse”, esto parece ser el lema de guerra de los rebeldes sin causa, y en ese club podemos poner por igual a motociclistas, anarquistas, piratas, y aquellos que hacen ripoffs o remakes de otras partes del mundo. La mayoría del tiempo su mayor defensa legal persiste en precisamente la lejanía que tienen en relación con Hollywood, y de donde sospechan que nunca un ejecutivo se sentirá molesto de saber que existe una Star Wars turca que toma su nombre, o los posters de Ghana que parecen estar pintados por niños de kínder y que ofrecen material que la película con frecuencia no tiene.
Esta esperanza en que no serán buscados por la ley, curiosamente es algo que los italianos no tienen como temor… o por lo menos tenían hasta donde tengo por noción.
Las leyes del país respecto al asunto del copyright son tan laxas que una persona puede realizar una secuela de un producto existente sin temer consecuencias legales, algo que Fabrizzio de Angelis, un oportunista de primera que para finales de los años setenta apuntaba a la odisea que George Romero tuvo que pasar para poder realizar El amanecer de los muertos (1978) en apoyo con Dario Argento y que por exigencias del contrato le dejaban sin poder alguno de que el productor pudiera readaptar su secuela con el título de Zombi.
Si El amanecer de los muertos fue un éxito comercial y crítico, su adaptación italiana… no lo fue tanto en el tema crítico –las audiencias no entendían las razones por las que existe tal variante, pero hey, al menos nos dejó un score de Goblin– pero este fue taquillero en el país origen, situación que también De Angelis veía como advertencia de que el género de los zombies tendría una revaloración. De Angelis se puso a trabajar y consiguió a guionista con Dardano Sacchetti y como a director, a Lucio Fulci. Fulci para ese punto se encontraba furioso con la industria, porque todo lo que hacía se hacía a la par de lo que Argento hacía, sólo que la diferencia entre estos dos titanes era que Argento recibía el título de artesano, Fulci sólo era un mediocre. De Angelis lo contrataría por el trabajo del pasado que el director había realizado con él, y porque era demasiado rápido, al grado de filmar el proyecto en apenas unas semanas. Zombie 2 abre con un barco velero sin rumbo por el puerto de Nueva York, el cual es abordado por dos policías que reciben el ataque misterioso de un ser en estado de putrefacción. La investigación de la policía termina dando con la hija del dueño del bote, Anne Bowles (Tisa Farrow), la cual no tiene idea de lo que ha pasado su padre, el cual con la ayuda de Peter West (Ian McCulloch) -un periodista- se da cuenta de que vive en una isla caribeña.
El dúo decide ir para investigar el asunto, y mientras estos se hacen amigos de una pareja de recién casados, comenzamos a presenciar los actos que ocurren en la misteriosa isla, ya que el doctor David Menard (Richard Johnson) ha logrado conjugar medicina con rituales de origen vudú, pero en la búsqueda por conocimiento ha dejado maldito a todo el lugar ya que de manera irónica los habitantes comienzan a adquirir una fiebre por la que mueren, y terminan levantándose con un hambre de carne irracional.
Si bien es una película que se viene a aprovechar del éxito de la revisión temática de Romero, Zombi 2 no busca las complejidades de su padre conceptual: El guión es algo enmarañado en donde claramente podemos percibir que hay dos ideas que logran conectar de manera muy floja –el misterio de la isla y los visitantes- y si bien hay una intención de querer apropiarse de los elementos sobrenaturales de la religión caribeña, estos pueden llegar a ser muy inapropiados porque carecen de una profundidad que el cine no estaría dispuesta a explorar hasta décadas después con películas como La serpiente y el arcoíris (Wes Craven, 1988)… y a pesar de esto, estamos frente a una de las películas de Lucio Fulci más disfrutables de toda su filmografía, en donde su notoria velocidad para grabar se entrometen con otras áreas fílmicas –tomando en cuenta la poca conexión del montaje y la musicalización de Fabio Frizzi que se pausa de pronto- pero que no dejan demeritoria ciertos momentos en donde Fulci entrega situaciones emocionantes como el duelo entre dos titanes del horror: zombie vs escualo – grabado en Isla Mujeres con un entrenador mexicano peleando con su maquillaje y el hecho de que se está agarrando a golpes con el terro de los mares- y memorables escenas con sus zombies, quienes poseen un maquillaje sucio y lodoso, con putrefacción notable y que a comparación de los de Romero –que en ese punto eran azules- son pasos adelantados de la visión de los muertos vivientes.
Pero quizás Fulci tiene a crédito, una de las secuencias más memorables del género, en donde sí podemos constatar de su proeza como director, en donde logra una tensión que la película nunca vuelve a tener y que a sabiendas del repudio de su posible público, ofrece como presa a la pobre Olga Karlatos quien haría que el mundo del horror le tuviera miedo a una astilla de madera.
Zombi 2 se volvería en parte de los infames video nasties de la década de los ochenta, relegada a funciones de medianoche y una película de culto por ello, pero Fulci pareció agarrar fuerza tras el filme, el cual estuvo furioso de saber que provenía de una secuela de su enemigo, pero que inició el boom de los zombies italianos, y que curiosamente había generado más dinero en la taquilla local: nada mal para un despechado del mundo del horror.
Lo que sí no pudo evitar fue que Zombi 2 se volvería apenas la primera entrega –con número dos- de una serie de películas las cuales los productores italianos pondrían el título de Zombi a cualquier proyecto; Zombi 3 aparecería en 1988 (la entrega número dos con el número 3), con el apoyo de un Fulci en decadente estado de salud relevado por el igual de rápido –y multigénero- Bruno Matei, la cual tendría de secuela a Zombi 4: Después de la muerte el mismo año con la dirección de Claudio Ragasso y Zombi 5: Los pájaros asesinos, un ripoff de Los pájaros (Alfred Hitchcock, 1964) que salió… un año antes de la tercera y cuarta entrega. Luego tienes a El día de los muertos (George Romero, 1985) que en Italia tendría el título de Zombi 3 (lo cual tendría lógica considerando que Zombi es la primera… digo segunda película de Romero), o La orgía de los muertos, que en los años noventa tuvo el título de Zombi 3: Regreso de los zombies, o Una virgen entre los muertos vivientes () que adquirió el título de Zombi 4… no importando de que estas películas preceden incluso a la primer Zombi, siendo del año 1973. Y para profanar el asunto, tienes a Zombi 6: Cazador de monstruos (1981) o Zombi: Absurdo que se trata de la primera película secuela/precuela de DOS FRANQUICIAS DIFERENTES, siendo la mencionada Zombi, y la igual de infame obra maestra del mal gusto de Joe D’Amato Antropófago (), por lo que el título de ridículo queda en definitiva para la franquicia que inició sin querer de parte de un infravalorado hombre del horror italiano, quien quizás si trabajaba con intenciones honestas, pero que ahora tenemos el acertijo por excelencia del cine de horror.
Supongo que gracias, Lucio Fulci.