El visionario departió con el público del GIFF XXII
Imaginativo, desafiante, único: así es Terry Gilliam. El público de la vigésimo segunda edición del Festival Internacional de Cine Guanajuato tuvo oportunidad de conocer en persona a uno de los cineastas más importantes de nuestra era, quien en conferencia magistral compartió consejos e historias sobre su obra excepcional.
La ceremonia estuvo conducida por Sofía de Llaca y Michel Chauvet, quienes presentaron un video homenaje que el propio Gilliam describió como la mejor retrospectiva sobre sus películas que haya visto hasta ahora, por lo que felicitó al staff del festival. Gilliam comentó que su carrera ha sido muy “egoísta”, puesto que sus películas las hace para entretenerse a sí mismo, y le alegra que hayan podido entretener a algunas personas más.
También agradeció la oportunidad de estar nuevamente en México. “Siempre me siento emocionado por la vida cuando vengo a México. Cada momento que he pasado aquí ha sido gozoso y su comida es la mejor del mundo”. Posteriormente la fundadora y directora ejecutiva de GIFF, Sarah Hoch, hizo entrega de la Cruz de Plata de Más Cine en reconocimiento a una vida y obra que han iluminado la vida de muchos.
Después, el actor, escritor, locutor y conductor mexicano Sergio Zurita tomó el escenario para charlar con el director. En un intercambio profundo de ideas y cuestionamientos, Gilliam dio su punto de vista sobre diversos temas y mostró su particular humor a quienes se reunieron para celebrarlo.
Uno de los temas recurrentes en la charla fue la intersección entre la imaginación, los sueños, la locura y la realidad material. “No odio la realidad, estoy fascinado por ella, pero no quiero estar limitado por la idea que otras personas tienen de la realidad. La tecnología avanza más rápidamente que nosotros y creo que es maravillosa, pero no me gusta cuando nos domina. Me definiría como un anti-materialista”. Gilliam incitó a los creadores a confiar en su imaginación y jugar con ella. “Hay que tener cuidado con los sueños, pero hay que usarlos para transitar por la vida”.
El proceso detrás de The Man Who Killed Don Quixote ocupó un lugar central en la conferencia. Esta cinta, que Gilliam tardó treinta años en llevar a cabo, fue presentada por él en las escalinatas de la Universidad de Guanajuato en el marco de este Festival. Famosa desde mucho antes de llegar a ser completada por las enormes dificultades que atravesó su producción, The Man Who Killed Don Quixote expresa muchas de las ideas y obsesiones que atraviesan su obra. Comentó que su atracción por el personaje de Don Quijote comenzó desde muy temprano, pero que no fue hasta que concibió el proyecto de esta película que entendió la magnitud del clásico cervantino.
The Fisher King, película de 1991 protagonizada por Robin Williams y Jeff Bridges, también fue un punto crucial en su carrera. Al respecto comentó que fue la primera vez que trabajaba con un guión que no fuera suyo, y que decidió que si tenía que lidiar con la tragedia y la locura tendría que hacerlo de forma terrible y perturbadora para permanecer honesto y fiel a la verdad. Sobre Robin Williams dijo que era una persona muy dulce y tímida fuera de los escenarios; “era como una antena enorme que lo sabía y lo captaba todo, estar con él era agotador y emocionante porque era hilarante como pocos”.
El humor es esencial en la cosmovisión de Gilliam. “No sé cómo se puede pasar por las oscuridades de la vida sin el humor”. Sin embargo, tanto Sergio Zurita como el director estuvieron de acuerdo en que el humor libre pasa por un momento difícil debido a la corrección política que trata de imponer sus valores de forma hegemónica en nuestra cultura. “Aborrezco la corrección política. Cuando no se puede distinguir entre el humor y el odio estamos jodidos”, apuntó certeramente. “El humor es un recordatorio constante de lo ridículos que somos como especie a pesar de nuestros impresionantes logros. Somos criaturas interesantes”.
En la sesión de preguntas y respuestas, Terry Gilliam fue cuestionado sobre los sueños y pesadillas que lo inspiran, a lo que respondió que su inspiración proviene más bien de sus horas de vigilia y tiende a no recordar sus sueños.
Después, a propósito de las preguntas del público, compartió algunas historias y anécdotas de producción de películas como The Adventures of Baron Munchausen, Tideland o Fear and Loathing in Las Vegas. El último participante fue nada menos que nuestro otro homenajeado internacional, el director filipino Kidlat Tahimik, quien cuestionó a Gilliam sobre cómo puede sobrevivir en la “pesadilla” de los modos de producción del cine industrial. Gilliam respondió: “soy afortunado. Llega gente a mi rescate, pero no son los realistas ni los hombres de negocios los que hacen posibles mis películas”.
De esta forma finalizó el homenaje y conferencia magistral de Terry Gilliam, a quien el Festival Internacional de Cine Guanajuato agradece profundamente su talento, visión y coraje para llevar a la pantalla imágenes e historias que nadie más podría haber realizado, y por haber compartido su generosidad con el público guanajuatense, quien le correspondió con hospitalidad y cariño.