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La nueva entrega de la saga espacial por excelencia ofrece entretenimiento e ideas atrevidas que… con el dolor de mi alma, no terminan por desarrollarse en una de las películas más decepcionantes de la franquicia en su nueva etapa.
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ADVERTENCIA DE SPOILERS EN LA SIGUIENTE RESEÑA, SI NO HAS VISTO LOS ÚLTIMOS JEDI, SERÍA RECOMENDABLE QUE LO HICIERAS ANTES.
[/vc_column_text][vc_column_text]En 2015 tuvimos un cliffhanger de lo más precioso: Tras enfrentar al malvado Kylo Ren y de paso a la primera orden, Rey se encuentra en un planeta repleto de puro mar salvo una pequeña isla en donde se encuentra el tan evasivo Luke Skywalker, y le ofrece el sable de luz original que perdió en Bespin… hay una mirada de tristeza, de duelo y de misterio por parte de Luke, ya que ha llegado una nueva alumna.
Se acaba la película, y la sala grita en euforia.
El despertar de la fuerza fue un regreso triunfal al mundo de Star Wars, no podemos negar que puso entusiasmo adictivo sobre una franquicia la cual llevaba años sin sentirse igual, incitando a todo mundo a ver la película evento del año con éxito. También servía que la película tuviese el apoyo por parte de gente que tuvo pasión por la franquicia, viejas y nuevas caras.
Yo la defiendo, sigo sosteniendo que es una gran entrega de la franquicia y también encuentro interesante el tratamiento del deja vu que todos los demás ven con desdén. Fuera de eso, también daba pautas de una nueva mitología y de personajes memorables que estaríamos siguiendo en esta trilogía, cada uno apuntando a un concepto de Star Wars: el Jedi, el piloto, y el que no quiere nada de esto.
Y esos dos años pasaron con letargo, y advertencias.
Los estudios últimamente han estado metiendo demasiado su cuchara en múltiples proyectos, dejando un tiradero que no se puede arreglar ni en post producción y que resulta extremadamente engañoso. La saga de Star Wars no es ajena a esta violación creativa; justamente el año pasado tuvimos el infortunio de presenciar Rogue One de Garreth Edwards, una película inconsistente, con fallas en su guión, carente en el desarrollo de personajes, con escenas que no llevan a nada con un extraño sentir de apuro considerando que tuvieron que volver a grabar varias partes, y que hacia el final ofrecía un delirante viaje emocional y precioso con respecto al conflicto armado de la franquicia, algo que casi siempre pasa desapercibido, fuere de eso, nada más… con un aderezo de nostalgia barata.
Mi relación con la serie es como la de muchos, por la infancia. Presenciar Star Wars –o en ese entonces La guerra de las galaxias– en el cine por primera vez te cambia la vida, El Imperio Contraataca es de mis películas favoritas de toda la historia y las evalúo como obras importantes dentro de la industria y por su carga emocional y filosófica. Por ello debo ser honesto y decir que no tengo mucho interés de saber sobre las miles de precuelas que se saborea Disney, yo estoy emocionado ante la idea de ver a mis personajes predilectos vivir una nueva historia y cederla a nuevos rostros, y debemos ser pacientes para primero percibir esta nueva trilogía… ya que si esta falla Lucasfilm y Disney cometerían el mismo error que todos los demás estudios han estado haciendo con estupidez y millones de dólares tirados a la basura.
El resultado en esta ocasión, con toda honestidad y tras días de pensarlo, me duele.
Los últimos Jedi es una película dirigida y escrita por Rian Johnson. En un movimiento poco usual, se le ha dado mucho poder al director para hacer su película, ya que un requerimiento que pedía al dirigir esta nueva entrega era la de escribirla, sin alguien detrás. Kathleen Kennedy debe de estar contenta con su trabajo y Johnson no ha demostrado en el pasado ser mal director o conflictivo, a diferencia de otros de su generación que terminan vetados de la industria como Colin Trevorrow o Josh Trank.[/vc_column_text][vc_single_image image=”17856″ img_size=”Full” alignment=”center”][vc_column_text]
Johnson tiene una tarea nada complicada pero que representa un elemento de omisión en cuanto al punto de vista que él personalmente tenga frente a la historia que se debe llevar en una trilogía. Hay elementos que debe seguir tras la película anterior y lo hace, con potencial y desarrollos interesantes para cada una de las tres vertientes que explora. Sólo que potencial no es sinónimo de éxito.
Luke termina siendo un hermitaño en una isla y conocemos su pasado a través de una interesante narrativa enfocada en dos revisiones, que lo hacen ver como una víctima y victimario. Ahora, si recordamos a Luke, recordaremos a un Jedi inusual, porque lejos de sentirse en el balance de todo lo correcto es uno que desde su primera consagración como maestro Jedi se ve diferente, por lo que este razonamiento es interesante… confuso porque deja ver al más poderoso de todos como un tanto inútil y egoísta hasta el final, pero que da paso a otro tipo de Jedi, quizás uno más centrado en volver al patrón del todo benevolente frente al todo villanesco Sith.
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Adam Driver, con todo y su rostro poco agraciado, es el que hace un papel grandioso como Kylo Ren, un trágico sujeto que sólo busca aceptación, independiente de la moralidad de sus acciones.
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También esta intención de cuestionar radica en los héroes de la galaxia: La resistencia. Liderada más en esta película por un Poe Dameron que pasa de ser un as de la aviación sin preocupaciones, a revelar más el sacrificio semi inútil de los soldados frente a un mal que lejos de proponerlos como héroes, los toma como sacrificios inútiles.
Y eso es quizás lo poco que pueda decir bueno de Los últimos Jedi.
La labor de un crítico a menudo se toma como una labor de ser objetivo en una película, de decir lo adecuado dentro de la realización de una obra… y estos días he estado pensando mucho, quizás más que en otras ocasiones. Parte de que me cuesta trabajo aceptar que no me gusta la película, y parte de que en realidad me siento seguro de mis decisiones.
Porque si bien las intenciones existen, están plagadas de momentos sin sentido, que no llevan a nada, argumentos sacados más de una obra de ficción barata, y que dejan varados a nuestros héroes en un camino donde no se ha aprendido nada valioso.
Rey termina siendo un personaje desaprovechado, porque el balance entre lo bueno y malo de la fuerza no le compete, y en realidad abraza el término de una Mary Sue: aprende a pelear como nunca en esta película, usa sus poderes cuando el entrenamiento de Luke dista de ser útil (en realidad no llega a nada con filosofía barata narrada por un hombre senil y asustado), y la dinámica con Kylo Ren es la que más desperdicio tiene.
Esta conexión entre el alumno Jedi y la contraparte Sith tiene potencial, pero termina siendo un plan sacado a último momento en donde todos estos toques de relación y aprecio de uno del otro quedan en segundo término ya que Kylo Ren adopta una posición conservadora, lejos de lo que estaba apuntando, al igual que Rey.
El más afectado, es Finn.
Había una pista respecto a la relación de Finn con la fuerza, y de la dupla que haría con Poe, pero Finn es un personaje secundario, que toma una misión –de nuevo con potencial- totalmente fuera de coherencia, con la velocidad de una oruga que afecta cuando tomas en cuenta lo valioso del tiempo que desperdician, que lo ponen junto a un nuevo y aburrido personaje como Rose que de la nada se vuelve su relación a una romántica ¿Por ser un héroe?
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El punto más bajo, es cuando llega con el plan establecido, con un Benicio del Toro tartamudeando como DJ, son tomados rehenes, Finn se encuentra con el némesis de la película pasada, y todo pasa sin emoción, con una película cansada que cada vez empieza a empujar más la incredulidad de su narrativa en favor de cierto dulzura audiovisual.
Y fallé, porque uno en esta labor, no debería estar rebanándose el seso con hoyos argumentales, porque eso es ser extremadamente selectivo y no sueles ahondar en el terreno dramático, pero me era imposible, porque anteriormente estas cuestiones pasaban –y pasan en cualquier película- sin dejarme en tono negativo.
¿Quién era Snoke? ¿Cómo tratándose de un ser más poderoso que el emperador no predijo el movimiento de un simple sable de luz? ¿Dónde está Chewbacca y cómo recoge a Rey de la nave destrozándose? ¿Por qué BB-8 es descubierto por su hermano gemelo malvado para después escabullirse? ¿Por qué es tan inútil Phasma? ¿Cómo obtiene tanto armamento La primera orden cuando acaban de perder un planeta entero? ¿Quién le dijo el plan a DJ de la evacuación de la resistencia cuando ni Finn sabía de esto? ¿Por qué no comentaron el plan con Poe desde un inicio para evitar una subtrama sin emoción?
Y tienes el tema del humor, que vamos… existe desde la primera película de Star Wars y este funciona con el humor físico presente en los Porgs que –Dios me libre de esto- no son el problema de este tono mezclado en una ópera espacial; el problema del humor prevalece en momentos donde torpemente aparece en momentos dramáticos, simplificando la escena, volviéndola más fácil de digerir para todas las audiencias pero siendo una calca sin gracia de Mel Brooks y su Spaceballs.
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¿Quién diría que Star Wars canalizaría el humor de Chuck Jones en Chewbacca y su amor/odio por los Porgs llegando a tonos muy negros?
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Y eso es precisamente lo que acaba de pasar. No veo una obra que contrasta, que trate de ser atrevida y lograrlo. El Imperio Contraataca fue una película divisoria en su estreno, la gente no quería ver cómo los buenos perdían, cómo la película dejaba una secuela al aire cuando eso rara vez pasaba fuera de los seriales cinemáticos, y con el tiempo se reevaluó. La diferencia, es que fue radical y ofrecía una revisión preciosa de lo ofrecido con la película de George Lucas, dejaba un espacio entre cada película para poder dejar crecer a estos personajes sin entrometernos, pero que al momento de charlar entendíamos que era un universo en crecimiento aún sin nosotros.
También está el hecho de que cada vertiente muestra escenarios memorables, diálogos marcados en la memoria colectiva, grandes actuaciones, matrimonio perfecto de música y drama visual, que contribuyen a la historia en su totalidad y como puntos de inflexión dentro de cada trama.
Y Los últimos Jedi no hace eso, no creo que pase una reevaluación porque en la obra maestra de la galaxia muy lejana, este odio fue por los dos lados, y en estos tiempos podemos ver que la crítica ha sido generosa a diferencia de la audiencia. Los últimos Jedi es una película que no conecta conmigo, y tenía que expresarlo, porque también es señal… de que me preocupa lo que se tiene en desarrollo para el futuro de esta saga que por primera vez, ofrece un debate de opiniones más candente que lo que se presenta en pantalla.
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