La obra más conocida de Brian Yuzna habla de los intentos del individualismo de subsistir
frente a una masa amorfa, expuestos con poca sutileza sobre los lentes del body horror.
Título original: Society.
Dirige: Brian Yuzna.
Elenco: Billy Warlock, Heidi Kozak, Devin Devasquez, Connie Danese, Evan
Richards.
País: Estados Unidos.
Duración: 99 minutos.
Corriendo el año de 1987, Yuzna se encuentra trabajando en la filmación de Querida: Encogí a los niños, y comienza a trabajar con Dan O’Bannon –el padre conceptual del famoso Xenomorfo de la saga de Alien– con un proyecto que se titulaba Los hombres.
Este era una especie de revisión de la historia de Las esposas de Stepford de pero con roles invertidos. Por cuestiones de producción el proyecto jamás vería la luz, pero Yuzna aún con la idea pegada en su cabeza encontraría atractivo y similar en ideas un guión por parte de Rick Fry, el cual además, parecía haber tomado como referencia autobiográfica la situación de ser un paria de un sistema aparentemente perfecto.
Brian Yuzna en esta ocasión no recibiría el apoyo constante de Charles Band ni Stuart Gordon, por lo que tendría que recurrir a financieros extranjeros en forma de una productora llamada Wild Street, los cuales estaban encantados con la idea de dar a luz un filme de deformidades, recordemos que para este punto los japoneses comienzan a tener una fascinación por este tema, tan sólo ese año Tetsuo: El hombre de hierro (Shinya Tsukamoto) se había vuelto un éxito en festivales. Además de conseguir inversores japoneses, Yuzna obtendría apoyo en los efectos especiales de parte de la Screaming Mad George, quien había trabajado en Depredador (John Mctierman, 1988) y varias entregas de Pesadilla en la calle del infierno… con quien termina platicando que lo mejor –afrontando la realidad de tener un presupuesto de apenas 11MDD- es hacer un efecto barato pero efectivo para el acto final, un acto inspirado en el arte de Salvador Dalí.
La vida parece ser perfecta para Billy Whitney (Billy Warlock), un joven apuesto acomodado en una de las familias millonarias de los suburbios de Los Ángeles… y a pesar de todo el éxito perceptible por cualquiera, Billy no está a gusto. Constantemente padece de pesadillas y de alucinaciones que le hacen sentir en una pesadilla eterna; su psiquiatra no parece ayudarle al respecto, ni tampoco su familia a la cual comienza a ver poco a poco en una extraña relación.
Las cosas se ponen más extrañas cuando su mejor amigo Milo (Evan Richards) desaparece en un extraño accidente, tras haber encontrado pistas de que las ilusiones de Billy no son mentiras, que esconden algo más siniestro dentro del orden establecido por los ricachones del condado.
Sociedad es un filme que ante todo, parece darse su tiempo; de su duración casi 1 hora está dedicada a crear entre la audiencia una sensación de desconfort y conflictos entre su protagonista –un Billy Warlock sacado de una novela adolescente- quien ve de manera inquieta la forma de actuar de los ricos que conforman su círculo social. Es aquí cuando la película hace que aparte de las poco sutiles babosas y gusanos que aparecen en la comida de Billy –entendiendo esto como parte del ínfimo dinero disponible- este también vea con extrañeza situaciones más perturbadoras, como la hipersexualidad de su familia que parece no establecer fronteras, el descontento con una novia exigente que sólo le estima para ser parte de una fiesta exclusiva, y un desconcierto que le genera una mujer inestable y gorda, que funge como la madre de su nueva conquista.
Estos momentos funcionan de vez en cuando y hacen que generemos empatía frente a Billy, pero su duración y resoluciones van en un tono algo repetitivo y cada vez más grandilocuente (en cierto momento es “asesinado” para que este se encuentre saliendo del hospital sin problema alguno, todo sudado y drogado… nadie vuelve a mencionar esto), pero Sociedad es famosa ante todo, por su grotesco final. Ambicioso se queda corto, mostrando una crítica explosiva de las ideas del hipercapitalismo que devoran el estándar de éxito en la cultura norteamericana, en donde la escala social se cubre con la corrupción y salvaguarda de unos pocos cuantos quienes gozan del privilegio de soltar orgías descomunales, en donde homologan y terminan absorbiéndose en gozo divino, y poniendo a los que no son de parte de su círculo social como un entretenimiento menor, viéndolos como intentan sobrevivir la noche con rostros de asco y horror.
Y es en este punto, en donde tus ojos no pueden dejar de mirar. Yuzna logra una colaboración única con el departamento de maquillajes, volviendo la orgía más irrepetible del cine, en donde se desfiguran bordes de humanidad y no deja de dar atacadas al sistema imperante, con un asqueo repleto de vaselina.
Lejos de ser la llegada triunfal de Yuzna al género del horror que tanto aportó fuera de la silla directoral, Sociedad sería un fracaso de taquilla. Quizás fuera el daño de que la película tardara dos años en estrenarse de manera comercial tras haber pasado en Cannes (y eso que antes tuviera una colaboración muy notoria en revistas especializadas del cine de horror), pero también un factor importante radica en que la gente para ese momento no estaba como muy dispuesta a ver una película que marcaba más en el hiriente dividendo social de Estados Unidos, uno que se reponía a la fiebre de la cocaína, y a la llegada del SIDA. En donde sí fuera un éxito, sería en mercados europeos, que veían a Sociedad como un intento similar a los ataques de genios como
Luis Buñuel, sin tapujo alguno de pudor o temor a qué pudieran pensar los que normalmente dan dinero para este tipo de películas, volviéndose una cinta obligada para soportar el acto final durante los años noventa, escondida en tiendas de rentas de vhs.
Vivimos en un tiempo en donde la sociedad se encuentra más enfadada con los ricos, con gente que podría solucionar los problemas del mundo sin siquiera perder la noción de ser millonarios y que en vez de ellos, siguen demostrando la avaricia que los ha puesto en estos lugares… Sociedad termina con una escena esperanzadora y a la vez deprimente, con un héroe apenas y escapando del lugar con la chica y el amigo, en donde nadie creerá lo que acaban de ver, y en donde la orgía queda catalogada como un pequeño adelanto de lo que la masa puede lograr… Yuzna por años ha intentado hacer una secuela con todo su equipo, no hay mejor momento que el ahora para seguir atestiguando nuestro disgusto por el 1% deformados en un ano gozoso.