Una entretenida producción de terror que coquetea con el cine Serie B y marca el inicio de una larga franquicia cinematográfica que ha permanecido vigente.
Dirige: David Schmoeller
Elenco: Paul Le Mat, William Hickey, Irene Miracle
País: Estados Unidos
Duración: 90 minutos
En el cine de terror es fácil encontrar largas franquicias compuestas por diversas entregas en las que sus protagonistas pasan por toda clase de situaciones una y otra vez. Uno de estos casos es el de Puppet Master, cinta de terror que presenta a un grupo de muñecos asesinos y que marca el debut de estos; se lanzó originalmente en el formato de video sin llegar antes a la pantalla grande, esto con la intención de obtener mayores ganancias, pero los responsables de su lanzamiento no se imaginaban que estaban ante el nacimiento de una popular franquicia que hasta ahora cuenta ya con 12 títulos, además de algunos cómics.
La franquicia de terror con toques de cine Serie B que comenzó en 1989, con el paso del tiempo se ha vuelto de culto y actualmente tiene un gran número de fans a lo largo del mundo, porque seamos honestos ¿qué fan del cine de género no querría ver en pantalla a marionetas asesinas tomando vidas de maneras creativas mientras están involucrados en situaciones de naturaleza sobrenatural?
Puppet Master inicia en 1939 con André Toulon en una habitación de un hotel, ese hombre tiene un talento peculiar para crear marionetas y darles vida, algo que tiene mortales consecuencias varios años después cuando algunas de sus creaciones se dan gusto cometiendo una serie de asesinatos. Ya en los años 80, un grupo de síquicos descubre que uno de sus compañeros encontró el secreto del llamado “Amo de las marionetas”, lo cual los convertirá en blancos de esos muñecos de apariencia inofensiva que en realidad son mensajeros del caos y están deseosos de derramar sangre.
Con una trama que en realidad es bastante sencilla, Puppet Master se convirtió desde su lanzamiento inicial en una pieza destinada a volverse de culto por su peculiar humor y lo originales que eran sus antagonistas, dándole cierta frescura al cine de terror de finales de la década de los 80. Podemos decir que es uno de esos casos de una cinta que logra llamar más la atención por sus deficiencias, las cuales siendo honestas son muchas, pero su tono es único y adecuado para atrapar incluso al espectador más exigente, pues te deja con una sensación de querer ver qué más podría pasar.
A pesar de mostrar situaciones que rayan en lo ridículo, esta película también cuenta con escenas que lograr sacar algunos sustos y con buenas secuencias montadas de manera efectiva a la hora de que ocurren los asesinatos. Sangre, muertes, muñecos asesinos, situaciones sobrenaturales, Nazis, síquicos y alquimistas, entre otras cosas, aquí hay un poco de todo y para todos los gustos, se aprovechan los elementos que se tienen disponibles y se explotan al máximo sin importar lo exagerado que sea el resultado.
Al final, Puppet Master logró convertirse en un auténtico fenómeno digno de recordar del cine de terror ochentero.