[eltdf_dropcaps type=”normal” color=”” background_color=””]U[/eltdf_dropcaps]na de las máximas representantes del cine japonés, Naomi Kawase, será homenajeada esta noche en el majestuoso Teatro Juárez en punto de las 20:00 hrs, durante la ceremonia de inauguración del GIFF en Guanajuato. Previo a su homenaje, la directora ejecutiva del Festival Internacional de Cine de Nara ofrecerá una Conferencia Magistral a las 15:00 hrs, en el Teatro Principal.
De cara a una película de Naomi Kawase da la impresión de encontrarse de inmediato ante algo amado, ante un canto a la poética dedicado a cada minúsculo cambio que nos inventa como personas. Como una piedra que ha sido pulida con cuidado para encontrar sus vetas en respeto de sus formas naturales, así es el cine de nuestra homenajeada realizadora japonesa; piedras preciosas suficientemente suaves para ser sostenidas entre la piel desnuda de una mano que aprieta, luchando por conservar el instante.
Original de la ciudad sureña de Nara, histórica capital del Japón, Naomi Kawase nació el 30 de mayo de 1969. Se graduó en Artes Visuales de la Escuela de Fotografía de Osaka en 1989 y desde 1993 empezó a recibir premios por su cine documental. Además de su trabajo como cineasta, desde su ciudad natal impulsa actualmente, como fundadora y Directora Ejecutiva, el Festival Internacional de Cine de Nara, que además de celebrar el encuentro de artistas de todo el mundo, colabora con el fortalecimiento de cineastas jóvenes y la producción cinematográfica local.
Empezando por contar su historia antes que las demás, es evidente que para Kawase el cine es personal, interpretando y haciendo suyo el misterio de la composición del tiempo; tejiendo las historias con sus flujos de intimidad y significado. Es precisamente por el sobrio y dulce manejo de la intimidad que sus cintas, retratos de vidas lejanas para este continente, ofrecen un encuentro particular con lo propio, como un regalo solemne. Naomi le exige tiempo a la mirada para envolverse en la poesía navegante de los vapores en la realidad común; así invita a contemplar la tranquilidad del equilibrio en el caos de un tifón. No son lecciones, son ventanas hacia su imaginario personal, que derivan en mundos universales.