[vc_row][vc_column][vc_column_text]
John Carpenter fue contratado para hacer una película vulgar, pero lo que terminaría entregando sería el trabajo seminal del slasher americano de la década, una reflexión sobre la oscuridad que acecha en nuestros corazones: Halloween.
[/vc_column_text][vc_column_text]
¿Cómo es que Moustapha Akkad pasó de querer hacer una biopic de Mahoma a querer producir un filme de horror? Sus convicciones de querer adaptar la historia del profeta son legendarias y de alto valor y esfuerzo, pero que no se reflejaron ni en taquilla ni relevancia. Al perder tanto dinero, lo que le quedaba era producir proyectos rentables, por lo que aceptó una junta de Irwin Yablas, quien traía una propuesta de horror sobre un asesino de niñeras –prácticamente novedoso en el cine- y a un tipo de apariencia extraña llamado John Carpenter.
Carpenter para 1976 apenas contaba con dos películas en su haber: Dark Star (1974) y Asalto en el precinto 13 (1976), la segunda siendo su puerta de entrada a más posibilidades de filmar proyectos, porque lo que sorprendía de su película, era el costo en relación a cómo se veía y una estética que resaltaba de los demás realizadores de su rango de producción.
También en parte, de tener las pelotas de filmar esto:
[/vc_column_text][vc_video link=”https://www.youtube.com/watch?v=K7CQ6G0ILFQ” align=”center”][vc_column_text]
Yablas estaba totalmente emocionado; trajo a Carpenter con Akkad y le presumió de sus demandas como director de un proyecto que apenas y costaría 30, 000 dólares: quería total control creativo con su nombre en el título del proyecto, una paga de 10, 000 dólares para dirigir, escribir y componer, además de un 10% de la taquilla global; “Este tipo o debe de estar loco, o es un genio” pensó el dúo, quienes con confianza, quisieron creer en lo segundo. De inmediato Carpenter se puso a bosquejar un guión junto con su pareja de ese entonces, Debra Hill. Se inspiraron en varias situaciones, la primera de todas fue su vida personal, y el hecho de que Hill proviniera de un pueblito y se dedicó en algún punto de su vida a cuidar niños era como anillo al dedo, pero también involucraron los temores del folklore urbano con los que crecieron, apoyados por un cambio que sugirió Yablas: La película debería ser en la noche de Halloween.
[/vc_column_text][vc_single_image image=”20660″ img_size=”full” alignment=”center”][vc_column_text]
Halloween no fue la primera película del sub género del slasher ni la primera película con un asesino enmascarado, tampoco es la primera con una fecha del calendario que engloba su diseño de producción. Por los años setenta ya existían ejemplos de estos elementos dentro del horror, pero lo que hace especial a Halloween, es su atmósfera, y su idea de que menos es más. No se dedica a desmenuzar personas con gore y si tiene desnudos estos aparecen sin mucha importancia. Lo importante de Halloween, radica en su análisis de la suburbia y nuestros miedos.
¿Cómo podemos percibir esto? Por Michael Myers. Myers es un asesino atípico. Desde el inicio él toma forma como un protagonista al que vemos cometer un crimen atroz, pero del cual nunca poseemos una clara idea de por qué lo hizo, no dice nada, no piensa en nada, sólo él tiene un razonamiento del por qué hace las cosas, y su razón dentro del filme es de advertencia, no del sexo pre marital ni de un placer sexual, sino de las viejas costumbres que se esconden en Haddonfield.
[/vc_column_text][vc_single_image image=”20661″ img_size=”full” alignment=”center”][vc_column_text]
Forma parte de un mito y su hogar es lugar de leyendas al que desafortunadamente Laurie Strode desobedece y termina sufriendo las consecuencias de una figura cruel, pero que va desvistiendo su calca humana y con una máscara sin expresiones, termina planteándose como una figura del mal encarnado. Myers es la peste, Myers es el miedo, el coco, la desolación, el temor infantil, es y no es, porque su existencia va más allá del sentido lógico que por años intenta descifrar el doctor Loomis y que se le revela en el perturbador final con un Michael Myers latente en todas partes, cuya respiración es la única advertencia de que está ahí, esperando el momento exacto.
[/vc_column_text][vc_single_image image=”20662″ img_size=”full” alignment=”center”][vc_column_text]
Y también ayuda a que sea humilde. Un reto de producción para Carpenter y su equipo que, al igual que muchas de las películas que ya hemos repasado en este Octubre, se
nutren de la creatividad y familiaridad de todos, lo que le hacen un director libre de restricciones y que acepta las propuestas que no es que hayan formado su estética, sino que son hermanas de sus percepciones y predilecciones.
Cada elección por más pequeña que parezca, es acertada: ¿El POV de Myers que revela su identidad? es fatalista y digna de una historia de campamento en donde los padres no reaccionan ante el cuchillo sangrante y que también sirve para demostrar la inutilidad de aquel que no se haya asomado al vacío de lo macabro en esta película, que prefiere ignorar las súplicas de ayuda ¿La identidad de Myers? Creada con una máscara barata que crearon en la película y que sirve para mostrar su verdadero ser, al que no vemos en toda la película con detalle y si aparece es con la advertencia musical ¿La música? Que en un principio sonaba ridícula para las audiencias pero que ahora es la guía para el horror, el impulso del jumpscare y que también enseña a su público a no confiar al 100 en ella.
[/vc_column_text][vc_single_image image=”20663″ img_size=”full” alignment=”center”][vc_column_text]
Incluso un error de cronología que muestra a Myers con su máscara antes de conseguirla nos hace reflexionar sobre si realmente debería importarnos su cáscara humana.
[/vc_column_text][vc_column_text]
Halloween es especial, porque posee una madurez ante el género y elegancia, y es un golpe de uno en un millón. Para 1978 el género del asesino peculiar persiguiendo a la chica en tono moralista explotó dejando copias al por mayor que no hacían otra cosa más que la idear variantes que parecían no entender la raíz de miedo detrás del filme. Vulgarizando y volviéndole un producto inferior que incluso sus secuelas terminaron por adoptar. Es un filme especial para mí y para muchos otros porque hay un elemento fugaz en Halloween que merece ser mencionado, y es que la película tiene un efecto con los adultos que constata su calidad como película del género, pero es cuando eres un niño y la ves, su efecto es más impactante y perdura toda tu vida.
Entiendes a Tommy y a Lindsey porque tú también veías maratones de horror en las fechas y te disfrazabas a pesar de no salir a la calle porque no tenías amigos, Halloween era –y es- la película perfecta para ver a escondidas porque parecía que te habla a ti y a tu miedo irracional de ir al baño por las noches y tener que apagar las luces para ir a tu habitación, esta irracionalidad que después construimos en mitos para poder entablar seriedad a nuestros temores queda expresa a la perfección en una película invaluable que también construyeron, en honor a esos pelos de punta que no siempre podemos explicar pero que son sangre del Octubre de cada año.
Felices 40 años, Halloween.
[/vc_column_text][vc_video link=”https://www.youtube.com/watch?v=xHuOtLTQ_1I” align=”center”][/vc_column][/vc_row]