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Thunder Road
Selección Oficial – Largo Internacional
Dir. Jim Cummings
La Escala Richter dice: En esta sociedad, un hombre tiene la expectativa de ser el que se encarga de todo, sin llorar ni pedir ayuda y controlando sus emociones. Eso se espera de la masculinidad, pero a veces, como todos los seres humanos, un hombre simplemente necesita expresar sus sentimientos y que alguien lo escuche. En su segundo largometraje como director y escritor, el actor Jim Cummings (no el que hace voces para personajes de Disney) explora a un personaje que tiene mucho qué expresar, muchas razones para quejarse de su vida, pero que siempre se disculpa por expresarse de maneras que el mundo a su alrededor ha decidido que son inapropiadas para alguien como él. Jim Arnaud es un policía en un pueblo en Texas que acaba de perder a su mamá. Lo conocemos en el funeral cuando sube al estrado de la iglesia a dar su discurso. Por 10 agonizantemente hilarantes minutos, Jim suelta cosas su relación con su mamá, las cosas que nunca le pudo decir porque no era muy bueno con ella e intenta tocar una canción de Springsteen en una grabadora que no funciona. Sigue y sigue hasta que su hija Crystal (Kendal Farr, una niña que se parece mucho a la comediante Amy Schumer) se le acerca para, aparentemente, tratar de consolarlo, pero cuando se van a sentar, ella no quiere acercarse a él. Éste es el principio de esta exploración (y, según entiendo, la duración completa de un corto que hizo Jim Cummings anteriormente) de un hombre al que su vida se le está viniendo para abajo.
Ésta es una película que obviamente se hizo para facilitar la actuación en el centro, una historia que Jim Cummings creó para darse un vehículo y demonstrar su talento histriónico. Son de esos proyectos que frecuentemente tachamos como “proyectos de vanidad”, pero cuando llevan a una interpretación tan valiente y vulnerable como la que nos presenta este actor, valen la pena. Jim Cummings lo suelta todo con este personaje, dejando detrás la vanidad, demostrando los lados más patéticos de este hombre y ganándose la simpatía de un público que entiende exactamente lo que está viviendo. Como director, Cummings aplica muchos planos secuencia sobre su cara, no solamente en el funeral, sino también en un discurso que les hace a sus superiores fuera de la estación de policía en la que se va quitando la ropa casi como símbolo de que está perdiendo todo. Es doloroso y explosivamente cómico al mismo tiempo. Otra escena que destaca es una en la que habla con el maestro de su hija, intentando mostrar una cierta fuerza que no logra mantener, particularmente cuando mencionan una discapacidad de aprendizaje que probablemente heredó de él.
Aunque la cinta facilita la actuación de Cumming, el elenco a su alrededor también es extraordinario, particularmente Nican Robinson como Nate, el compañero de Jim, quien muestra sensibilidad para con los sentimientos de su amigo, siempre dejando claro que tiene un límite. Kendal Farr otorga una actuación muy natural, proyectando los desafíos que implica tener una niña de esta edad, particularmente una que está demasiado consciente de lo que pasa a su alrededor. No es una película hecha para destacar visualmente, ya que todos los elementos formales están ahí para facilitar esta historia y esta actuación, pero cuando la historia y la actuación son de un calibre así de alto, es algo que vale la pena ver y que nos da curiosidad para seguir la carrera de este actor al centro de todo.
22-7-2018 – Cinemex Plaza Luciérnaga Sala 1 – 18:00 hrs
26-7-2018 – Auditorio UG – 16:00 hrs[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=”1/2″][vc_column_text]
Moronga
Selección Oficial – Largometraje Ficción México
Dir. John Dickie
La Escala Richter dice: Hay películas que buscan retratar un sentimiento. Algo que ciertos miembros del público puedan reconocer como algo que les hizo sentir bien o algo que les dio miedo, quizás las dos al mismo tiempo. Con Moronga, el documentalista escocés John Dickie presenta su primera película de ficción, una cinta que retrata un levantamiento social en un pueblo no-especificado en el sur de México (uno de esos levantamientos que llevan a que la gente “pida” camiones prestados para hacer sus protestas) y en medio de todo este caos conocemos a un hombre que viene de fuera a tratar de hacer sentido de lo que ve frente a él. Siendo su primera película de ficción, Dickie muestra su zona de confort en las escenas que retratan algo parecido a lo documental. Las escenas de marcha, la atmósfera de este pueblo en el que los manifestantes encierran policías en jaulas y todas las figuras en las calles. Este mundo tan absurdo que solamente podría ser real se entrelaza con el mundo que experimentamos a través de nuestra narrativa.
Eso que experimentamos es la mente retorcida del Sargento Frank Pelluco (Matt O’Leary), el antihéroe de nuestra película; un gringo exmilitar que, por alguna razón, se encuentra en este pueblo mexicano dando clases de inglés. Pelluco se quiere suicidar y lo sabemos porque habla al respecto todo el tiempo, pero no parece tener el valor para dispararse. Lo atormentan recuerdos del pasado, incluso de una mujer travesti llamada Marilyn (Krystian Ferrer) que posiblemente él haya matado (y a quien hemos visto en entrevistas protestando en las calles, aunque ahí la vemos como hombre). Vienen las festividades del Día de Muertos y Pelluco se encuentra enredado en el caso de una mujer embarazada, un empresario rico que potencialmente la violó y la fiesta de quince años de una de sus alumnas donde todo se junta. Mucho de esto se presenta a través de alucinaciones e imágenes que Pelluco ve en unos lentes oscuros, retratando una mente que se está partiendo en pedazos. La actuación de Matt O’Leary es la que marca el tono de esta cinta y retrata a un hombre completamente fuera de control, mirando al infinito, reaccionando a lo que sucede a su alrededor de una manera inverosímil (casi parece estar sonriendo cuando está asustado), cosa que nos indica que Frank Pelluco no está completamente conectado a este mundo, y eso asusta.
Esta exploración de una mente enferma buscando redención antes de que sea la hora para que el cerdo conozca a su carnicero (una de las imágenes más impactantes de la película se refieren justo a eso) es lograda primero que nada por la edición, a cargo de Sam Baixauli, quien ordena escenas de manera que no tienen mucho sentido. También por la fotografía de Juan Pablo Ramírez, quien posiciona la cámara en ángulos incómodos, a momentos por mucho tiempo, sobre la cara de Pelluco para verlo en su faceta de poseído (una de las escenas más incómodas es en un camión cuando Pelluco no deja de molestar a un mormón, tanto que hasta tiene la indecencia de tocarlo). Todo en esta película es incómodo, incluso gestos tan diminutos como la manera en la que Pelluco sostiene la mano de una niña que está acompañando en su quinceañera, o las posiciones grotescas que asume Don Elizario (José Sefami), un empresario millonario que está haciendo cosas que no debería y la película nunca trata de ocultar. Es una cinta incómoda y los personajes en su mayoría son grotescos, pero para los que disfrutan eso en el cine, se trata de un formidable ejemplo.
22-7-2018 – Cinemex Plaza Luciérnaga Sala 2 – 20:00 hrs
26-7-2018 – Teatro Juárez – 16:00 hrs[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]