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Para la quinta edición de El Salón de la Crítica, el crítico Silvestre López Portillo revisó las críticas enviadas y eligió las más destacadas para que las publiquemos.
Por Yossa Guzmán @lisboncut
“Frankestein mató al Dr. Frankestein” Mickey Knox
1994: El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) se alza en armas contra el gobierno de México, en Kasaï (Zaire) al menos 200 personas mueren al descarrilarse un tren, la actriz italiana Sofía Loren recibe un Oso de Oro especial del Festival de Berlín como reconocimiento a su carrera cinematográfica, el candidato del PRI a la presidencia de México Luis Donaldo Colosio es asesinado en Lomas Taurinas, Kurt Cobain se suicida y en Ruanda finaliza la Guerra Civil. Estos y otros centenares de eventos fueron noticia en el año de 1994, historias que se suceden una tras otra, aparecen y desaparecen, los medios de comunicación se apropian de ellas y las exprimen hasta escupirlas cuando ya no generan rating.
Asesinos por naturaleza (Natural Born Killers) de Oliver Stone se estrenó ese mismo año, con una edición estrambótica llena de tomas rápidas, colores fluorescentes, imágenes a color y en blanco y negro, momentos de animación, recortes extremos, sonidos estridentes se presenta desde la primera imagen la historia de dos asesinos carismáticos llamados Mickey y Mallory Knox (los alucinantes Woody Harrelson y Juliette Lewis) producto del círculo vicioso entre sociedad, medios de comunicación y familia disfuncionales, la santa trinidad estadounidense.
Oliver Stone, gran conocedor del mundo norteamericano, se nutre de toda su parafernalia, el white trash de familias con padres violadores, violentos, niños no deseados, suicidios, los sitcom con risas grabadas de fondo, programas exitosos como la parodia Maniacos Americanos del “reportero” Wayne Gale (un fantástico Robert Downer Jr.), cárceles que parecen salidas del mismo infierno, dirigidas por lacras como Dwight McClusky (un delirante Tommy Lee Jones) y policías psicópatas como Jack Scagnetti (un enfermo Tom Sizemore). Los últimos tres personajes también forman una triada de gente podrida sin escrúpulos capaz de todo por tener éxito y fama, dos palabras vinculadas irremediablemente a la locura y furia de los noventa, y de la actualidad también.
El director recurre a secuencias de locura total, así como a la simulación de algo que en realidad nunca existió, o existió según como los medios de comunicación como filtros de la verdad hacen que llegue la información, creando la ilusión de superestrellas a dos asesinos seriales atormentados y desconfigurados de la realidad, ellos tienen y viven su propio mundo para alejar el dolor en el que habitan. Esa exageración y rapidez en la edición, ese largo mal viaje que es toda la película es una manera de exacerbar los sentidos y poner al espectador en constante choque con lo que ve ocasionando paradójicamente un adormecimiento de los sentidos, tal como dice Micky: “parece que estamos en la Dimensión Desconocida”.
No olvidemos también esas tomas en el desierto, carreteras, hoteles y cafeterías típicamente norteamericanas de las cuales Wim Wenders se enamoró y utilizó para algunas de sus películas como la legendaria París Texas (1984) o en las polaroids de Philip Winter de Alicia en las ciudades (1974), sin olvidar esa atmósfera misteriosa tipo Twin Peaks (1990) de David Lynch. El realizador utiliza el blanco y negro con tomas fijas e inclinadas para recrear esa vibra maligna, demoniaca durante toda la película acompañada de uno de los más increíbles soundtracks de los 90 con música de L7, Leonard Cohen, Patty Smith, NIN y más.
El desenlace sin llegar a ser un final típicamente feliz, con la justicia de los psicópatas Mickey y Mallory al destruir metafóricamente a su creador, conlleva una serie de interminables cuestiones. Estamos viviendo un mal viaje entro del podrido sistema en el cuál vivimos? Tal como el indio americano reflexiona antes de morir asesinado por Mickey en literalmente un viaje de hongos. ¿Estamos viendo demasiada televisión o en la actualidad demasiado internet con superestrellas enfermas de tristeza, perdidas en medio de fantasmas, fake news e hiperrealidades? Una película que reflejó y sigue reflejando muy bien el sentir de toda una época.
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