Rango sigue siendo inusual entre las producciones norteamericanas de animación porque los estudios no se atreven a realizar algo tan sucio, grotesco y entretenido.
Título original: Rango
Director: Gore Verbinski
Elenco: Johnny Depp, Isla Fisher, Ned Beatty, Bill Nighy, Stephen Root, Harry Dean Stanton
País: Estados Unidos
Año: 2011
Duración: 107 minutos
Por: Deusdedit Diez de Sollano Valderrama
La animación es un proceso de sudor y lágrimas que muy pocas veces tiene los méritos que merece. Siempre la asociamos a un contenido infantil y este juicio también le hace tener como obligación por parte de los que dan el dinero la de tener una funcionalidad didáctica y moralista, como si de alguna forma las películas animadas todavía tuvieran este dejo de caricatura ochentera en donde He-Man con el menor esfuerzo del mundo te decía que no podías viajar al futuro… y que tampoco consumieras drogas.
Si los esfuerzos en predicar algo son algo notorios, el esfuerzo de los estudios o productores en generar contenidos intercambiables, no es un secreto, y es más preocupante. Muchas de las películas de cualquier casa de animación posee un modelo intercambiable uno del otro con personajes repetidos o de rasgos similares, lo que hace que el hábito de consumo sea asociativo y por lo tanto, muy burdo. Quizás el mayor culpable de esto sean las películas de Ilumination Studios, los tipos detrás de Mi villano favorito (Pierre Coffin y Chris Renaud, 2011) quienes predican un estilo de animación barato y repetitivo en donde este modus operandi raya en un tono que ni Hanna Barbera se atrevería a producir, todo a priori de historias por demás mediocres que intentan hacer reflexionar a sus audiencias, en medio de un mar de flatulencias. Precisamente por las mismas fechas en las que Los Minions azotaban al mundo e Ilumination buscaba tener un éxito de temporada con Hop (Tim Hill, 2011), existió Rango.
Rango fue un proyecto de ensueño de parte de David Shannon, a quien la gente puede recordar como parte del departamento de animación de Recreo (1997- 2001), labor que repitió cuando la película de la serie llegase a la pantalla grande. Shannon visionaba una película western sobre animales parlanchines, y esta idea además de los personajes llegó a manos de Gore Verbinski quien al lado de John Logan congeniaría un guión preliminar, que tendría que ser puesto en pausa debido al compromiso de Verbinski con la franquicia de Piratas del caribe. Fue precisamente el éxito de la trilogía original de Disney, lo que le abrió la puerta a Verbinski para generar el proyecto que fuese, de ahí que Paramount no le diría que no, a una película tan bizarra.
Rango en sí es bastante superficial. Es una película que bebe y depende enteramente de los arquetipos tradicionales del western, visto a través de personas que se declaran fanáticos y generan un pastiche de ideas e íconos. En sí no es precisamente una idea que maneje de manera radical porque el cine ha dependido de estos protos a partir del western fuese reevaluado como un género valioso más allá del comercial y así impulsado a ser un ícono, sino es que el ícono por antonomasia dentro de la historia de Hollywood y sus estrellas del siglo pasado.
Todos estos momentos referenciales invaden incluso el departamento musical de parte de Hans Zimmer quien compone temas “similares” –por no decir copias baratas- de la música de Ennio Morricone y de Dimitri Tiomkin, y no es precisamente para poner nueva luz en el horizonte frente al género o de manera crítica, sino más bien haciéndolo con reverencia, a veces incluso mucho de una forma más metanarrativa declarando amor por personas como Clint Eastwood a quien la película se detiene para imponerlo como la figura clave del género. Rango entonces, funciona en ese nivel asociativo si uno ha visto películas del género, y particularmente es una idea que por alguna extraña razón la animación tiende a hacer; un caso similar sería Un cuento americano: Fievel va al oeste (Phill Nibbelink y Simon Wells, 1991), la secuela del clásico de Don Bluth con un título que nos da un giro completamente inusitado considerando el tono de la primera y que reverencia en todo minuto a Jimmy Stewart en lo que sería su última película.
La gran diferencia, y lo que hace a Rango sobresalir a 10 años de su estreno, es el manejo estético que decide tener. Si el género western era pulcro y con personajes benevolentes en eterno embate con malos descorazonados, con la llegada de las producciones italianas este adquirió un tono sucio e inmoral más cercanos a los grises que a la pulcritud clásica; Rango alude eso porque sus personajes están lejos de ser parecidos a los generados por fábrica de los demás estudios: son feos, son repugnantes, tienen apariencias sacadas por completo de bosquejos que los hacen imposible de percibir en la vida real…. Literal no hay un personaje agradable a la vista. Y funciona mucho esto.
Los diseños de David Shannon son respetados al pie de la letra, creativos por el uso de elementos metálicos y de armas fusionados en animales que han visto una mala vida en el desierto y en los escenarios en donde pueblos de mala muerte son construidos con pedazos de basura y atavíos de raza humana que aquí adquieren nueva vida y nuevas funciones, y estos son presentados con un lujo de detalle que todavía sorprende porque uno puede detectar la individualidad de cada escama, u ojo, o diente podrido.
También ayuda mucho, a que dentro de las voces, la participación estelar de Johnny Depp sea la última vez en la que de verdad se esforzó a nivel actoral. Su rango es un personaje nervioso y solitario, inmerso en la típica fantasía de ser un tipo extraordinario cuando apenas y es una mascota extraña, y cuando la oportunidad se presenta, Rango se suelta también llegando a ser un papanatas y un tipo que busca salvar su propio pellejo, lo que se presta a situaciones de comedia entre sus titubeos y la generación de un personaje cliché que sólo él parece entender.
Es triste el caso de Rango, porque a pesar de haber ganado un premio de la Academia como mejor película animada -en uno de los pocos casos en donde este premio no es para Disney- no mucha gente la recuerda, pero creo que para la gente que conozca de corazón al western, el verlo interpretado de una forma tan fea le puede sacar una sonrisa, y para los niños puede ser un gran salto no sólo al género -los niños han abandonado los héroes de pistolas y ahora quieren ser Iron Man- sino también a un mejor entendimiento del arte de animar, el cual no siempre tiene que ser bonito: a veces haces algo aberrante y es tu intención hacer la mejor aberración de todas.
Rango se encuentra disponible en Netflix y Amazon Prime Video.