Es la perfecta película para audiencias masivas, también confirma con facilidad el valor actoral de Adam Driver y Scarlett Johansson fuera de una franquicia de renombre.
Por: Deusdedit Diez de Sollano Valderrama
Título original: Marriage Story
Dirige: Noah Baumbach
Elenco: Scarlett Johansson, Adam Driver, Laura Dern, Azhy Robertson, Ray Liotta, Alan Alda
País: Estados Unidos
Año: 2019
Duración: 136 minutos
La llegada de Historia de un matrimonio (Marriage Story) presenta dos tinos, el primero es que la historia de la ruptura matrimonial de los Barber llega 40 años después de que el material más popular de este tipo llegara a los cines, hablamos de la película más conocida de Robert Benton, Kramer contra Kramer (1979), un parteaguas respecto al debate formal de un divorcio representado en las artes populares y que además tuviera una buena acogida, después de todo sería la película más taquillera de su año por arriba de franquicias como Viaje a las estrellas.
El segundo tino, y el que encontramos más curioso, es que este proyecto retoma temas que Noah Baumbach exploró en el pasado con El calamar y la ballena (2005), película en extremo personal que dejaba ya entrever un perfil bajo la dirección que se ha asentado como su predilecto; la diferencia entre El calamar y la ballena e Historia de un matrimonio es respecto a la posición en la que se encontraba el propio Baumbach. En la primera tomaba reflexiones autobiográficas cínicas y desdeñables de cuando sus padres decidieron formalizar su divorcio visto desde una perspectiva juvenil que parece mencionar que los daños irreparables dentro de sus personajes son meramente la adopción de patrones planteados por los padres de familia, en la segunda cierra esta década con reflexiones no del asiento de un tercero, sino como figura principal dentro del propio embate legal, es decir que de manera morbosa estamos viendo las nuevas interpretaciones de Baumbach al respecto.
Lo que logra al final es una de las mejores exploraciones del tema que se han visto en años, porque Baumbach da a entender un punto de vista mucho más cínico respecto a la legalidad del divorcio y el proceso, llevado entre dos personas que anteriormente habían acordado llevar una separación en tono amistoso que se presta a la inevitabilidad del asunto por los daños que se han cometido a lo largo del matrimonio, es decir que el asunto legal se presenta en represión a la falta de compromiso e interés. Aquí va resultando ser más ambiguo que en su anterior proyecto, porque los personajes principales al ser los padres de familia, no se prestan a los clichés generados por las películas del género -muy a pesar de que el score de Randy Newman parece ir por este aspecto de manera muy engañosa- con seres más en terreno del duelo.
La gracia es que a través de sus interacciones en el caso también dejan reveladas las dinámicas que los llevaron a tales extremos, reflejando la dinámica de director/actriz que a su vez son indicativos de la manipulación de uno y control del otro, y a pesar de todo no son malas personas. En este mundo en donde los juicios de acciones y personas rayan dentro de un panorama del blanco y negro la idea de Baumbach es la de mostrar a estos personajes fallidos con un realismo.
Y vaya forma tan agónica de interpretar este capricho, esta ira reprimida, esta necesidad de hacerle sentir al otro las pretensiones fallidas que por años han estado doliendo. Es un gran conjunto de elementos presentes en Historia de un matrimonio: la maestría de Johansson y Driver a la hora de expresar estos momentos como si se trataran de animales acorralados y lastimeros, apoyados por la cámara hiriente de Robbie Ryan, que traza un espacio sin chiste y apagado de la suburbia con extrema luz, pero que cuando capta los encuentros entre estos dos, o se presta a planos secuencias y tomas extensas, o son apoyados por la genialidad de estos dos actores bajo la dirección de Baumbach, lo cual termina ofreciendo momentos vulnerables lapidantes.
Hacia al final de todo, Historia de un matrimonio expone esta realidad que hemos omitido sobre los juicios: que ante ciertas ocasiones, lo que sirve es la limpieza de los escombros que un templo de amor y confianza llegó a tener en el pasado, y que la vida a pesar de todo sigue. Las fallas no son impedimento ni omisión de que antes hubo intentos, acciones y detalles que hacen sentir empatía y honradez por un compañero, y el acto más simple de atar los zapatos, dice mucho más sobre el interés de que el otro encuentre la paz que no pudieron tener juntos.
Con este proyecto, Baumbach acaba de capturar la esencia del amor mejor que en lo hecho anteriormente por muchos otros cineastas.