Un documental que funciona como la perfecta introducción a la vida y obra del Señor Rogers, la persona más buena del mundo.
Título original: Won’t you be my neighbour?
Dirige: Morgan Neville
País: Estados Unidos
Año: 2018
Duración: 93 minutos
Por: Deusdedit Diez de Sollano Valderrama
La televisión infantil es un espacio al que a pesar de que muchos de nosotros le tenemos un aura de respeto y admiración tras el resultado de perder años enteros de nuestras vidas en ella, lo cierto es que detrás de ese velo de nostalgia, la mayoría del tiempo suele revelarse un mundo completamente descarado bajo una modalidad capitalista en su totalidad, en donde la verdadera importancia sobre la generación de públicos radicaba primordialmente en qué tanto dinero se les puede exprimir a los padres a través de productos innecesarios y bombardeos de genialidad con alto contenido en azúcar y colorantes que en realidad no vela por ellos sobre su formación social.
Claro que no todos son así y existen ciertos proyectos que provienen de voces honestas con una preocupación sobre los niños y sus percepciones en lo que se conoce como la televisión de índole educativa, y aquí en este sector es en donde entran personas como Fred McFeely Rogers, mejor conocido como El Señor Rogers. Aunque muchos no crecimos con el programa Mister Rogers’ Neighborhood, ya que a pesar de su impacto y valía por alguna extraña razón nunca hubo un interés de exportarlo a nivel internacional, sí supimos de su existencia de un modo u otro.
Hasta George R. Romero, el padre del zombie moderno en el cine, hizo sus pininos laborales en el programa educativo de un hombre que se ponía un suéter y tenis para estar cómodo en su casa, cuya filosofía y nobleza han dejado a varios con lágrimas en los ojos, fenómeno que en realidad no es nada extraño cuando conocemos la historia de Fred, alguien más bueno que la vida misma y quien contrasta con la común costumbre cínica de muchos de percibir el mundo, algo que quizás pega más en estos días complicados que todos tenemos y en donde necesitamos una luz en el camino para sentirnos valiosos.
Fred Rogers: El padrino de los niños, documental dirigido por Morgan Neville, cuenta la vida de Fred Rogers a través de grabaciones, fragmentos de programas y anécdotas que terminan abarcando desde sus inicios por generar un cambio en la programación infantil de los años 60, hasta su muerte. Si bien esta noción es bastante tradicional para este tipo de materiales que bien podríamos asociar a un especial televisivo –del cual a veces Morgan sí llega a pecar al pasar de manera superficial ciertos momentos hito dentro de la carrera de Rogers-, sirve bastante como un material introductorio para desconocidos y los que son adeptos pueden obtener algo más profundo, porque Neville termina explorando la psique de un hombre misterioso.
El documental muestra los mitos que rodeaban a Fred y las percepciones públicas frente a él, que incluso llegaban a marcar como un amanerado y que hasta llegaba a espantar por la honestidad en la que se presentaba, y Neville logra un perfecto acompañamiento a esto a través de varios segmentos animados en donde vemos a Daniel el tigre, el cual descubrimos que es parte de la psique de Rogers y que en realidad muchas de las experiencias o situaciones que ocurrían en su programa no sólo bebían de los acontecimientos de la turbulenta década de los 60 –lo cual indudablemente lo volvían un visionario ante el manejo de estos temas-, sino también como exploración de sus propios miedos infantiles a los que encontró salida a través de una dispersión de múltiples voces que usaba para querer ayudar.
Rogers también se va plasmando como un hombre de misión imposible, del que a veces incluso llega a dudar de esta y que al abandonar –en varias ocasiones- su camino, decide retomarlo porque siente el verdadero deber de hacer algo cuando nadie más lo hace. Fred Rogers: El padrino de los niños sí llega a tomar una posición positiva dentro de la labor de Rogers y no necesita redimirlo, pero también llega a postularlo como un hombre de campaña inusual y no siempre perfecto, pero que hacía lo que su corazón terminaba por dictaminar.
Este es un documental que pasa muy rápido y te deja con preguntas sobre tu propia labor en este mundo, sobre todo al final cuando tenemos la clásica reflexión de detenernos un momento para poder apreciar dónde estamos y pensar en las personas que nos ayudaron a estar ahí, que El Señor Rogers dejaba para quien lo escuchara, nos quedamos con esa duda y con un gran nudo en la garganta. Así Fred Rogers: El padrino de los niños es un honesto alimento del alma, de esos que casi no existen… justo como su protagonista.