Con 6 nominaciones al Oscar, El padre nos propone presenciar un viaje de deterioro y confusión a través de una de las actuaciones más sobresalientes de Anthony Hopkins en los últimos años.
Por: Deusdedit Diez de Sollano Valderrama
Título original: The Father
Dirige: Florian Zeller
Elenco: Anthony Hopkins, Olivia Colman
Año: 2020
Duración: 97 minutos
País: Reino Unido, Francia
El año pasado, una de las tendencias más populares en los recónditos del internet fue un álbum de más de 6 horas de duración. El material titulado Everything at the end of time es un trabajo conceptual de parte de James Leyland Kirby -mejor conocido como The Caretaker-, el cual estuvo desarrollando del año 2016 al 2019, y es un desgarrador material, porque en él, James plantea de manera conceptual lo que una persona con demencia debe de estar sintiendo: de cómo al inicio comienza con un sonido vagamente familiar, que a lo largo de 6 horas se deforma en algo apenas irreconocible, sólo para terminar con la muerte del individuo.
Everything at the end of time es uno de los trabajos artísticos más importantes del nuevo siglo –en parte al ser prueba de que los medios y tecnologías que tenemos ahora nos permiten conocer obras que de otra forma estarían enclaustradas en una exhibición inalcanzable- porque una variedad de individuos dentro de las redes sociales se unieron para escuchar el material, quizás reaccionar al respecto… y en múltiples ocasiones quedar angustiados porque alguien les había logrado percibir de una forma tan escalofriante, lo que significa estar en un océano de inquietudes en donde poco a poco pierdes tu identidad. Y quizás por la condición de este fenómeno pues no podamos integrar nuestras experiencias si lo vivimos de una manera tan entendible, pero sí nos impacta a muchos más, porque tenemos seres queridos que inevitablemente llegarán a este punto.
El padre va de lo mismo, casi con las mismas pretensiones audiovisuales del trabajo de James –que al final de cuentas lo es porque escuchamos el material auditivo a la par de que vemos una serie de pinturas- y que parten de una fuerte influencia que por lo menos este no ha mencionado en entrevistas. El padre es un proyecto que parte de Florian Zeller, dramaturgo francés que en el 2012 con su obra del mismo título ofrecería un material que se ha presentado a nivel internacional. El padre ya había obtenido una adaptación previa del 2015, dirigida por Phillipe Le Guay,que pasó con algunas críticas notorias pero no como la versión del 2020, quizás en gran parte por la atención dada a que Zeller se presenta con su debut fílmico dirigiendo su propio material… y por el que también accede a que El padre obtenga un cast de fama internacional y de habla inglesa con Olivia Colman y Anthony Hopkins.
El padre tiene su singularidad en contarnos desde un punto de vista primordial, la experiencia de sufrir demencia senil, y aquí tiene su mayor fortaleza a través de Anthony Hopkins. Su personaje del mismo nombre deambula por su hogar como un ermitaño, enfrascado en sus labores diarias, de la que la audiencia poco a poco va a terminar por entender como extrañas, ya que hay ciertos patrones dentro del día a día, y los personajes entran y salen a escena con diferentes rostros para mayor confusión de Anthony, y este sólo se limita a tratar de darle entendimiento a su experiencia.
A veces con un humor y optimismo, pero tanto él como nosotros en la audiencia sabemos que conforme el tiempo pase, sus frustraciones se vuelven más entendibles, al grado de llegar a un punto de ebullición del que ni siquiera él va a poder expresar. Es una participación lastimera por parte de Hopkins que logra dar convencimiento de su situación, más en relación de que este quiera mantener su único eslabón familiar y que parece entenderle, su hija, una cada vez más abnegada Colman quien se encuentra en una bifurcación personal: si atender a su padre le cohíbe de sus vivencias personales, o si dejarlo fuera de su vida cuando este se encuentra en un punto de partida de solución inviable.
Y a pesar de esta gran valía, también habría que preguntarse si Zeller utiliza el medio audiovisual a beneficio de su material original, o si simplemente traspasa este esperando el mismo efecto. La razón de ser contenidos respecto al tema hace que uno de inmediato perciba las intenciones del filme y por ende, el juego e impacto no terminan siendo de parte de estos juegos de espacio y tiempo, dedicados más en relación con las expresiones de confusión de parte de los protagonistas, y esto puede que la hagan una película reiterativa dentro de su planteamiento. Claro, podría ser peor al final de cuentas, podríamos estar presentes ante una película chantajista sin efecto alguno por la poca entrega de sus protagónicos, algo de lo que no padece el filme de Zeller.
El padre puede ser una puerta de sensibilidad ante un fenómeno que todavía desconocemos a pesar de su habitualidad y puede dejar sensible por unos días a más de uno. Es, en el mejor de los sentidos, efectivista.