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Una ingeniosa combinación de cine de superhéroes y cine de terror con mucho potencial que pudo resultar en algo mejor.
Por Jonathan Eslui / @JonathanEslui[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=”1/2″][vc_single_image image=”21358″ img_size=”full” alignment=”center”][/vc_column][vc_column width=”1/2″][vc_column_text]Título original: Brightburn
Dirige: David Yarovesky
Elenco: Elizabeth Banks, David Denman, Jackson A. Dunn
País: Estados Unidos
Duración: 90 minutos[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]
En años recientes las salas de cine de todo el mundo son invadidas semana a semana por los estrenos de diversas películas que tienen a superhéroes como protagonistas, éstas se han convertido en auténticas amas de la recaudación en taquilla a nivel global y en su mayoría resultan entretenidas, pero poco a poco han caído en cierta falta de originalidad que tiene que ver más con las historias de los cómics en los que se basan debido a que en general no hay muchas variaciones entre sus tramas.
A pesar de ofrecer más de lo mismo, el cine de superhéroes afortunadamente puede sorprendernos todavía y un buen ejemplo de esto es Brightburn: Hijo de la oscuridad (Brightburn), una cinta que le da un giro interesante a la ya conocida historia de Superman, ya saben, la del bebé extraterrestre que llega en una nave espacial a la Tierra y que luego de estrellarse termina siendo encontrado, y posteriormente adoptado, por una pareja que lo trata como si fuera su propio hijo, inculcándole valores que lo ayudan a convertirse en un héroe cuando descubre que posee distintos poderes.
Un bebé que llega desde el espacio en una especie de nave se convierte en la respuesta a las múltiples plegarias de un joven matrimonio que tiene problemas para tener un hijo y conforme va creciendo, Brandon se va dando cuenta de que no es igual a los demás, lo cual causará que descubra su verdadero origen y que decida cuál será el uso que le dará a las habilidades especiales que posee, pues éstas pueden convertirlo en todo un superhéroe o también podrían hacer que se vuelva una amenaza para todos aquellos que lo hagan enojar.
Brightburn: Hijo de la oscuridad reinventa de manera ingeniosa el mito de uno de los superhéroes más populares de la cultura pop y muestra que con un gran poder no siempre viene una gran responsabilidad, ya que ese poder también puede ser la clave para obtener una deseada venganza. Esta cinta nos entrega a un personaje sumamente humano y lleno de resentimientos con el que es fácil identificarse, sobre todo para quienes han sufrido de bullying en alguna etapa escolar sólo por ser diferentes.
Básicamente, lo que tenemos aquí es una suerte de coming of age que se vale de elementos característicos del cine de superhéroes al igual que del terror y el thriller para contar la historia de un niño que no logra encajar del todo y que es molestado, y que al descubrir que puede hacer cosas que nadie puede, adopta una personalidad perturbadora para vengarse de aquellos que le han hecho daño o se han burlado de él, provocando destrucción y caos a grandes escalas. El resultado es entretenido y tiene momentos que realmente te hacen permanecer atento a todo lo que sucede en la pantalla, sin embargo el ritmo no es constante y esto causa que haya partes en las que uno no se sienta tan interesado.
Como ejercicio fílmico, Brightburn: Hijo de la oscuridad logra funcionar bien, convirtiéndose en un buen experimento de lo que es el “cine de terror de superhéroes”, pero en general como película queda a deber y te deja con ganas de ver lo que pudo ser si le hubiera dado un mejor tratamiento a su historia.
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