Cats es uno de esos fracasos inmensos en la historia del cine, que vale la pena atestiguar en el acto más morboso del año.
Por: Deusdedit Diez de Sollano Valderrama
Dirige: Tom Hooper
Elenco: Jennifer Hudson, Judi Dench, Taylor Swift, Idris Elba, Rebel Wilson, Jason De Rulo
País: Estados Unidos
Año: 2019
Duración: 110 minutos
Steven Spielberg siendo el Rey Midas de las grandes producciones hollywoodenses por antonomasia intentaría producir una adaptación de Cats durante los años 90. No era un problema el presupuesto porque este se encontraba cobijado a través de su casa productora, Amblin, y contaba en un inicio con el apoyo de Andrew Lloyd Webber, el padre del tan legendario musical, pero ese fue el problema principal durante la concepción del filme.
Cats sería un proyecto animado que Spielberg buscaba adaptar en el Londres bombardeado de la segunda Guerra Mundial, inspirado visualmente en el cine expresionista alemán de principios del siglo pasado, lo cual no suena nada mal pero dejaba a un lado el mayor problema de la obra, y es que Cats es complicada de adaptar ya que no solamente cuenta con un inmenso número de personajes de los cuales no podemos definir tan fácilmente a un protagonista, sino que estos usan como principal objeto de expresión la danza con canciones que usan pastiches musicales de varios géneros, aderezados con los poemas de T. S. Elliot.
Adaptar el musical significaría alterar su estructura narrativa, algo a lo que Webber se mostró renuente, y el proyecto pasaría a estar en un limbo de producción fulminado cuando la línea de animación de Amblin fuese eliminada y Spielberg pasaría sus funciones de productor con su nuevo estudio, Dreamworks. Por supuesto que lo ideal sería abandonar todo intento de adaptarla y dejarla frente a la noción de que Cats enseña las limitantes del teatro que el cine no puede adaptar tan fácil a menos que te muestres tan pulcro que termines filmando una obra de teatro como tal, pero Cats tanto para Spielberg como para su estudio significa renombre, el de una obra tan taquillera como pocas, muy a pesar de que también sea un producto de su época que para nuevas generaciones puede resultar una total extrañeza.
Pero aquí estamos, porque Amblin ensoñando premios dorados no se detuvo a pensar en si debía hacer en primera instancia Cats, un filme confuso, y que además muestra las limitantes de Tom Hooper en el terreno de los musicales. Sus credenciales dentro del género son obviamente por su adaptación de Los miserables (2012), película taquillera de seguro, pero una adaptación con decisiones fallidas que aquí en Cats se repiten de manera masiva. Obtiene un acierto al dejar a los actores cantar en el momento ya que la mayoría tiene capacidades dentro de esta labor, pero decide de nuevo volver a tener una cámara intrusiva, que constantemente está inquieta y decide mostrar close ups de los personajes, como con temor de mostrar el impecable diseño de producción que tiene detrás, y las coreografías de baile que termina cortando una, y otra, y otra vez.
No sólo termina agrediendo el principal beneficio de la obra original, sino que deja en evidencia que el cast principal no tuvo actividades frecuentes en las escenas del baile, ya que estos no son precisamente los que se mueven en el aquelarre frenético de la danza a la que tanta pena no quiere mostrar.
De lo demás pues ya se veía venir, ya es una leyenda dentro del mundo del internet. Cats como obra le pide al público un poco de entendimiento dentro de su producción al crear seres vestidos de gato, con botas y un maquillaje, aquí los realizadores pensaron que eso se veía ridículo y contemplaron hacer a gatos híbridos, que no funcionan porque son extremadamente grotescos al ojo humano, y que fallan magistralmente porque miles de computadoras no pueden “mejorar” el sentimiento de un baile o las expresiones de un actor en donde se entromete, y termina ofreciendo escenas de un caos visual. Entonces lejos de tener gatos interpretados por humanos, tenemos seres malignos de la creación de Dios de los que uno no puede dejar de pensar que están hipersexualizados, que jadean y se revuelcan unos con otros en un acto más pornográfico que cualquier película del año.
Cats es un fracaso enorme de intenciones y a pesar de ello se volverá un filme de culto. Las intenciones de Hooper y compañía eran las de obtener hombres desnudos dorados, pero terminaron ofreciendo una aberración campy que el estudio debió de aprovechar. El impacto de Cats entre audiencias especializadas no es comparable a los números de Avengers o Star Wars, pero su nicho se está acercando a los cines para reírse de una película incoherente donde cantan todos parados y se emocionan de ver un producto de conglomerado que no entiende las razones del éxito del material que intenta emular.
En algunas instancias Cats es como ver la pintura secarse y en otras es ver un accidente. No es precisamente algo que se recomienda, pero bajo esta mirada de cinismo hay una joya del mal gusto como las que llevábamos años sin ver de parte de un estudio de los grandes.
La conclusión es que vean esta cinta bajo su propio riesgo.