Una obra perfecta de terror psicológico que altera tus nervios de principio a fin y que genuinamente provoca miedo.
Por Jonathan Eslui / @JonathanEslui
Título original: The Blair Witch Project
Dirige: Daniel Myrick, Eduardo Sánchez
Elenco: Heather Donahue, Joshua Leonard, Michael C. Williams
País: Estados Unidos
Duración: 81 minutos
Antes de la era de las redes sociales y cuando las campañas virales en internet no eran lo que son ahora, la mejor manera de enterarse del estreno de una película era el llamado “boca a boca”, cuando en una plática salía el tema de lo que alguien había visto o que esperaba ver y lo recomendaba para que también lo viéramos; justo así fue cómo muchos se enteraron de la existencia de una película llamada El proyecto de la Bruja de Blair (The Blair Witch Project), la cual llegó a las salas de cine en 1999 para asustar a una generación completa y cambiar un poco las reglas establecidas hasta ese momento en el cine de terror.
Hace 20 años, en algún momento se volvió un tema común en casi cualquier conversación -sobre todo entre cinéfilos y amantes de las historias de terror- la supuesta historia real de tres estudiantes de cine que habían desaparecido en un bosque mientras hacían un documental sobre la espeluznante leyenda. Al platicar al respecto, te decían también que las grabaciones de los jóvenes desaparecidos se habían encontrado y que con ellas se había hecho una película que mostraba cómo habían sido víctimas de la bruja acerca de la cual investigaban.
Cuando El proyecto de la Bruja de Blair llegó a la cartelera comercial, la realidad fue que todo el mundo quería verla pues ya muchos conocían la historia que había alrededor de ella y estaban dispuestos a conocer la verdad sin importar que se murieran de miedo, un efecto de todo lo que ya habían escuchado. Esta cinta independiente fue un gran éxito de taquilla y se convirtió en un ejemplo perfecto de que no se necesita un presupuesto elevado para darle forma a un buen filme, también mostró que no es necesario mostrar a monstruos vistosos para provocar miedo, pues la mejor manera de provocarlo es contando los detalles precisos para poner a trabajar la imaginación de los demás.
Durante 81 minutos de grabaciones con diferentes cámaras que atrapan tu atención desde un inicio, se muestra el viaje hecho a un bosque en Maryland por Heather, Michael y Joshua, estudiantes de cine cuya tesis sería un proyecto sobre la leyenda de la Bruja de Blair, una mujer acusada de brujería que fue asesinada en 1785 y a la que se le atribuyen hechos sobrenaturales que habían ocurrido durante los últimos 200 años en la zona en la que habitaba.
Los tres jóvenes incrédulos escuchan las historias de los habitantes del lugar al que llegan y su actitud cambia cuando después de adentrarse al bosque comienzan a suceder cosas muy extrañas, hasta que se dan cuenta que se han metido con fuerzas sobrenaturales que no son capaces de enfrentar. Aquí el primer gran acierto de la cinta es mostrar de manera natural cómo los protagonistas van pasando del escepticismo al miedo por distintas etapas, es fácil comprender lo que sienten los personajes y cuando estos se sumergen en la desesperación, uno como espectador se sumerge de la misma forma.
La película sobresale también por su diseño de producción sencillo pero efectivo con detalles tan cuidados que por momentos ni se notan y con los que se logra entregar un bosque que luce normal en el día pero que es terrorífico en las noches, un efecto que se complementa con el diseño de audio y el trabajo de fotografía. Es justo decir que no estamos ante grandes actuaciones, pero que éstas son efectivas para transmitir terror, angustia, desesperación y al final un amargo sentimiento de resignación al saber que un destino fatal está por llegar.
Una historia de terror psicológico que resulta perturbadora, una cinta entretenida e ideal para ver acompañado, un ejemplo para los estudiantes de cine de cómo hacer mucho con poco y un filme con uno de los finales que más impacto han causado en quienes lo han visto; esto y más es El proyecto de la Bruja de Blair, un título que marcó no sólo la década de los 90, sino a la industria cinematográfica en general y que se ganó su lugar como una de las mejores películas de terror en la historia.