Hace 20 años, la última exploración gráfica del body horror de parte de Cronenberg quedó en el olvido en una película que profetizaba la relación de juego y jugador.
Título original: Existenz.
Dirige: David Cronenberg.
Elenco: Jennifer Jason Leigh, Jude Law, Ian Holm, Don Mckellar, Sarah Polley,
Willem Dafoe.
País: Canadá.
Duración: 97 minutos.
1999, el final de la década, la llegada del temor al Y2K que desata una serie de conjeturas pesimistas respecto a nuestra economía también terminan apoyando lo que es la película más sorpresiva del año, un año en donde ni la amenaza de una precuela de Star Wars puede ante el impacto en tonos verdes de Matrix (Las hermanas Wachowsky). Matrix revoluciona a la industria en sus efectos especiales de vanguardia, y por tratarse de una película que logra conjugar ideas filosóficas y de la cultura occidental como el manga y anime, en una exitosa película de la corriente del ciberpunk, situación que por extraño que parezca no había pasado a este nivel e impacto.
Y si bien Matrix está en la cabeza de la cultura popular, también es que su paso dejó sin protagonismo a otros proyectos que presentaban ideas igual de atrevidas, que curiosamente tendrían un destino a ser de culto gracias a la estimación de canales de cable como HBO que les destinaban un espacio, simplemente para matar tiempo. Dark City: Ciudad en tinieblas de Alex Proyas –que aparecería en una ironía total a casi un año de diferencia de la película de Las Wachowsky– y, la última vez en la que David Cronenberg exploraría el body horror que por años estuvo presente como el ejemplo máximo de este.
Para los años noventa Cronenberg se encuentra en otro punto de su carrera: Crash obtiene el premio del jurado en Cannes del año de 1996, lo que le permite recuperarse de los fracasos taquilleros de sus anteriores proyectos (M. Butterfly y El almuerzo desnudo de 1993 y 1991 respectivamente). También es cierto, de ese punto se cumplen 16 años de que el director no esté a cargo de un guión original de su pluma que no se trate de una adaptación.
La idea conceptual de Existenz –película que llegaría a romper esta pausa- aparecería cuando hizo un matrimonio de ideas por allá en 1997, tras una entrevista que le hizo a Salman Rushdie, autor de Los versos satánicos (1988), libro por el cual tuvo que estar viviendo con extremo cuidado y seguridad tras ser amenazado de fatwa gracias a su contenido supuestamente sacrílego. Le llamaba mucho la atención el hecho de que una persona considerada genio de la sociedad, tuviera miedo por causas extremas en respuesta a su arte… eso y el hecho de que Cronenberg, así como lo ves, es un apasionado gamer.
Para en ese entonces reconoce el valor de juegos como Myst () y Gadget Invention, Travel & Adventure como sus favoritos. Entonces si el hecho de que un poeta es buscado por extremistas, la idea de que fuera un diseñador de videojuegos le pareció bastante graciosa en un principio –Cronenberg no considera a los videojuegos arte después de todo- pero que, adquirió un tinte demasiado profético.
Existenz se traslada en un futuro no tan lejano, en donde una empresa llamada Antenna Research está mostrando el nuevo prototipo de su consola portátil, un órgano biónico que se conecta con el usuario y que recibe el nombre de bio pod. Los bio pods son un tremendo éxito gracias a que la desarrolladora estrella de la empresa Allegra Geller (Jennifer Jason Leigh) acaba de crear su nuevo videojuego llamado Existenz, el cual promete romper las barreras de la realidad virtual y lo mundano de nuestro mundo. En medio de una presentación, Allegra sufre el ataque de un extremista que clama su muerte por ser el demonio que borra estas barreras, y es rescatada por Ted Pikul (Jude Law), un simple publicista que no tiene interés por el bio pod debido a su condición fóbica de ser operado por un conducto penetrador…. claro que esto no es algo que le importe mucho a Allegra, la cual obliga en cierto punto a Ted de ser parte del mundo que ella ha creado, un mundo en donde necesitas las preguntas adecuadas para seguir avanzando, y en donde lo orgánico puede formar un grotesco artilugio humano.
Existenz es una película que temáticamente tiene mucho en relación con otras obras de Cronenberg, principalmente en ser una especie de extensión temática tanto de Videodrome como de Almuerzo Desnudo… sea en los elementos como la ruptura de la relación de la carne y la tecnología y los peligros de la violencia que se expone a los televidentes -.ahora en este caso videojugadores en una visión adelantada a los juegos de libre albedrio como GTA– y de la adaptación de Burroughs, la idea de no saber si lo que se vive es algo real o no. El guión canibaliza estos elementos porque se puede dar el lujo de explorar otros temas, solamente que ahora es una cuestión mucho más interesante, porque es cierto que Existenz ha sido derrotada por las intenciones de la industria del videojuego en veinte años, lo que le da un toque añejo bastante curioso, no por ello fallido.
Cronenberg y su equipo no dejan de estar fascinados por la relación del videojugador y juego, a la cual le dan un sentido de órgano extendible, la idea de que el avatar se desprende de cierta forma en un objeto sacado de una sex shop, con apariencia fetal a la cual se tiene que conectar uno a través de un orificio similar a un ano, y esto tampoco es que sea una mera coincidencia, ya que en varias ocasiones el mundo de Existenz presenta a las tiendas de videojuegos como esos lugares en donde puedes comprar dildos y luces de neon chirriantes.
Pero en donde no se siente avejentada, es en la forma en la que sus acores interpretan sus exploraciones metaterrenales. Tanto Jude Law como Jennifer Jason Leigh ofrecen diferentes aproximaciones igual de destacables, siendo bastante curioso de que estos planteamientos y escenas, ofrezcan una visión e impacto del futuro y la relación ludonarrativa del videojuego. Law este es caso se muestra inseguro, de hecho es él quien nos está ofreciendo un relato aterrador de no saber en qué punto detenerte, y de las implicaciones morales que se pierden a la hora de jugar, situación que para el personaje interpretado por Leigh, es una barrera que ha abandonado desde hace años, a la cual sólo le dedica momentos de extrema curiosidad para saber qué punto es el siguiente en esta caída por el agujero de conejo.
Recuerdo mucho a Existenz, porque debe de ser de las películas que más veces he visto de su director por la televisión en la noche por la televisión,, a más o menos un año de su estreno, y es una obra a la que creo yo el tiempo le fue injusto. Las ideas de Cronenberg no fueron del agrado de nadie porque tuvo nulo éxito tanto crítico como de taquilla, pero Existenz antes de Christopher Nolan, antes de Darren Aronofsky y ahora antes de Todd Phillps –para estas nuevas generaciones- planteaban un acertijo sobre si lo que se está viendo es real o no, es una fascinante entrega añeja por supuesto si lo leemos de manera simplista, pero Cronenberg se adelantó a la idea de las comunidades de videojuegos y planteó de manera atrevida, si el medio puede causar una consecuencia agresiva en la sociedad, más por el sentido de la enajenación de la realidad que buscamos a un chivo expiatorio… pero quizás el hecho de que ni siquiera haya sido tomada en cuenta para una defensa mediocre de medios conservadores, habla mucho de la desconexión que Cronenberg tenía para ese punto con la audiencia y sus monstruos orgánicos, a los cuales hace veinte años se despidió de ellos para pasar a los monstruos internos, de esos que no necesitan dosis de pus, sangre y semen para perturbar.