Antes del Olvido
Selección Oficial Largometraje Ficción México
Dir. Iria Gómez Concheiro
La Escala Richter dice: Hay pocas cosas que unen a la gente tanto como un enemigo común. Son impresionantes los lazos que se arman entre personas cuando se sienten amenazadas por la misma fuerza ante lo que todos por su lado se sienten impotentes. En el caso de los residentes del edificio en Nicaragua 15 (localizada en el Centro de la Ciudad de México), este enemigo es el gobierno que está desalojando edificios con el fin de remodelar una zona que había sido olvidada y así alzar el valor de la plusvalía. Los residentes de este edificio han visto cómo, poco a poco, muchos de los edificios a su alrededor han sido desalojados y han ido abriendo espacios en el patio del edificio y en los departamentos de los diversos residentes para acomodar a la gente y así armar una comunidad, tanto que cuando el gobierno viene a desalojar este edificio, los residentes están listos para resistirse. Bloquearán la puerta, construirán barricadas, lo que sea necesario para salvar su hogar, o, aunque sea ponérsela difícil a la policía que los espera.
Lo que la cineasta Iría Gómez Concheiro destaca de esta cinta es la camaradería entre estos personajes, todos de diferentes edades, con diferentes profesiones y con diferentes asuntos que atender en su día a día, cada uno con un ritmo único al interactuar con otra persona. La mayoría del elenco son desconocidos, pero el rostro más reconocido de esta cinta es el de Leonardo Alonso quien interpreta a Fermín, un diablero solitario que vive en este edificio y que se mantiene al margen de esta comunidad hasta que es forzado a albergar a una madre y su hija en su casa. También destaca el joven Santiago Fonseca como Maco, un adolescente graffitero con un corazón de oro que constantemente busca cómo ayudar a la gente (la cinta empieza con este personaje patinando por las calles del Centro, una decisión que tiene sentido cuando uno se da cuenta que él representa el espíritu de la historia) y Patricia Serrano como Elvirita, una vieja del edificio a quien Maco trata como abuela (no queda claro si lo es o no) y quien en algún momento tuvo que defender una vivienda tal y como lo están haciendo estos personajes.
La ambientación es impecable, creando este mundo situado en edificios que en algún momento fueron palacios, y ahora son espacios que los residentes utilizan para armar sus hogares y hasta negocios (incluso hay un salón dentro del edificio que maneja Pilar, interpretada por Jonathan Pérez). Estos espacios están empapados con las personalidades de estos personajes y lleva a momentos tan conmovedores como el edificio completo juntándose en el patio para escuchar una pelea de box en la radio en donde está peleando un miembro de la comunidad (una muestra de solidaridad que hace que uno vuelva a tener fe en la humanidad si alguna vez la perdió), y diversos detalles que a diferentes personajes se les ocurren como agradecimiento o muestra de apoyo para algún otro (cosas tan mundanas como cocinar un desayuno o permitir que alguien más utilice una regadera). Hay muchas películas independientes mexicanas que retratan una dura realidad de este país, pero son pocas las que lo hacen desde un punto de vista tan esperanzador y conmovedor. Sabemos que las vidas de estos personajes probablemente serán trágicas y que están en situaciones de las que no será fácil salirse, pero están juntos y se apoyan el uno al otro. Eso es algo que podría sacarle una sonrisa al público.
Tío Yim
Selección Oficial Largometraje Documental México
Dir. Luna Marán
La Escala Richter dice: ¿Cómo pone uno en perspectiva la vida de una de las personas que le es más cercana? ¿Cómo le hace uno para mirar objetivamente a una persona con la que vivió cada día del principio de su vida, y con quien incluso tuvo una relación complicada? Examinarla a través de un documental es una manera, o por lo menos eso es lo que la cineasta Luna Marán decidió hacer con su padre, el activista indígena y trovador Jaime Martínez Luna (también conocido como “Tío Yim”), un hombre que inspiró a muchos en las comunidades indígenas a través de sus canciones y con su concepto de la “comunalidad” y su combate contra el individualismo con el fin de crear una comunidad que pueda lograr que los indígenas tengan sus derechos. Lamentablemente, también era un alcohólico que poco a poco fue perdiendo su voz y que no pudo evitar que sus ideas y su enfermedad afectaran su relación con su familia, cosa que llevó a que Luna, la menos de sus tres hijos, escapara de casa y no lo viera por 10 años. Fue entonces que una llamada de sus hermanos informándole que su papá fue internado en el hospital le despertó el miedo a Luna de que él se moriría sin que ella se pudiera despedir de él, y decidió regresar a casa a pasar tiempo con él y hacer un documental acerca de su padre para conocer y entenderlo mejor.
Algo que destaca de este documental es lo autorreferente que es. Mucho de esto tiene que ver con que la cineasta es un personaje activo en la historia, pero hay diversos momentos que hacen referencia al hecho que están haciendo una película (incluso hay un momento en el que la mamá de Luna se incómoda con ver el boom mic sobre ella, y Luna apunta hacia el boom mic). La razón por la que esto no distrae es que el tono del documental es muy hogareño e íntimo, tanto que la cámara se siente como parte de la familia. Esto lo interpone la cineasta con elementos más formales del documental, incluyendo un montage de fotografías de la familia a lo largo de los años, o videos viejos del Tío Yim cantando frente a un público o dando un discurso político (que nos permite la oportunidad de escuchar la voz de este hombre antes de que el alcohol la destrozara) y entrevistas a los protagonistas de la historia (que en este caso son los papás y los hermanos de la cineasta, quienes constantemente le reclaman algo a Luna mientras está filmando), y es justo esa intimidad que permite momentos tan emotivos como la mamá escuchando una canción de su marido en la computadora con lágrimas en sus ojos por el orgullo de lo que logró y la tristeza de que el hombre ya no tiene esa voz.
Sin embargo, una vez más son las reflexiones de los sujetos del documental que lo convierten en una experiencia contundente. Ya sea que Yim hable de haber perdido un hijo anteriormente, o que los hijos reflexionen lo que fue tener a un papá que siempre estuvo ausente y visto como un héroe por todos los demás en la comunidad, o que Yim reflexione lo que es para él ser un modelo a seguir para muchos cuando él mismo ha cometido errores en su vida. Es una mezcla muy ingeniosa de un personaje del que es interesante aprender junto con una narrativa con la que cualquiera se puede identificar, ya que sin importar quiénes son nuestros padres, todos tenemos uno y todos tenemos alguna complicación en nuestra relación con dicho padre.