Crítica elegida por la periodista Columba Vértiz en el cuarto Salón de la Crítica, su autor participará en El Taller de la Crítica.
Por: Carlos Báez Carranza
¿Es posible encontrar un camino que reconcilie el pasado con el presente? ¿Qué deben hacer las personas para dejar ir los rencores del ayer? Estas son algunas de las preguntas que Ernesto Contreras pone en la mesa con su película Sueño en otro idioma.
El último filme de Contreras narra la historia de un joven investigador que se da a la misión de registrar el zikril, una lengua indígena que está a nada de desaparecer y que para preservarla deberá hallar la manera para que sus dos últimos hablantes hagan las paces el uno con el otro tras décadas de estar peleados, de lo contrario esta quedará en el olvido. Sin embargo, durante el trayecto se desenterrarán oscuros secretos que no solo son clave para salvar este idioma, sino también el alma de estos hombres.
A través de una narrativa que utiliza elementos oníricos y flashbacks para revelar los misterios que tiene reservados para la audiencia, Contreras construye una película sólida gracias a que tanto su dirección como el guion no desvían a la hora de explorar sus temáticas y las abordan de forma directa.
Esto ayuda a que se abra el espacio para desarrollar su propuesta principal, la cual se puede resumir como lo complicado que es perdonar a quienes nos hicieron daño en el pasado mientras explora la posibilidad de que pueda existir una reconciliación entre lo que fue, es y lo que nos espera una vez que dejemos este mundo.
Sueño en otro idioma se pone a sí misma como una historia de realismo mágico en la que los fantasmas del pasado son representados como ancla cuyas cadenas están hechas de odio y rencor que sujeta deja a sus protagonistas en una posición difícil en la cual deben poner su orgullo y depresión a un lado.
En teoría, esta clase de relato podría sentirse extenuante, pero lo edición de la película permite que este se sienta llevadero ya que da un peso equitativo entre los sucesos del pasado y el presente.
No obstante, esto no sería efectivo sin la ayuda de su elenco, sobre todo de quienes interpretan a Isauro y Evaristo, ya que logran empatizar con el público gracias a que canalizan efectivamente el sentir de sus respectivos personajes, mismos que logran explayar sus emociones luego de años de haberlas reprimido.
Un dicho popular explica que el tiempo es capaz de curar cualquier herida, pero qué tanto debe transcurrir para que esto pase. ¿Acaso existen acciones tan horribles, pero cuyas motivaciones son tanto humanas como reprochables, que es inconcebible perdonarlas?
Las conclusiones que arroja la película de Contreras no llegan de forma sencilla a sus protagonistas, o incluso con un final que evite sentirse tan agridulce como saber que la única persona interesada en salvar un dialecto moribundo es alguien que ni lo entiende o habla.
Sin embargo, lo que queda claro al final de Sueño en otro idioma es que solo siendo honestos con quiénes somos existe la oportunidad levantar el rencor que nos permite tener un futuro y, aún más importante, dar con la paz interior, la cual puede en ocasiones tener su propia lengua en un mundo tan intangible como el de Morfeo.