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Quién diría que el peor enemigo del mundo de la magia, sería el ego de J. K. Rowling.
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Pasó en la función de Animales fantásticos y dónde encontrarlas (David Yates, 2016), hacia al final de la película con la revelación de que el villano de la serie no era Colin Farrell, sino Johnny Depp. Estoy sentado el día del estreno y en el momento de la revelación, se percibe un descontento, muy alejado de la intención de emocionar a las audiencias que la propia película esperaba.
Supongo que eso resume lo que sucede con la franquicia en sí en estos momentos. La primera película era una entrega con fallas evidentes en su desarrollo y trama, pero yo y todo el mundo nos hizo pensar en la posibilidad de que esto se pudiera resolver en consiguientes entregas, aunque nadie esperaba que la situación empeorara.
Los crímenes de Grindelwald es la nueva entrega de una franquicia que amenaza por ser 5 partes, en donde el trabajo de guión de J. K. Rowling es la piedra inicial de una avalancha de errores. Rowling en el terreno de los libros ha sido capaz de entregar un material de deleite y sostenible en su desarrollo, pero se encuentra con la incapacidad de traducir su prosa en el terreno del cine. La principal problemática dentro de su forma de laborar radica en ofrecer grandes cantidades de información a través de diálogos que no competen, con la forma cinematográfica. El cine es un medio de mostrar y de contar a través de imágenes, no de sentarse a explicar exposición en cantidades letárgicas. De alguna manera en su secuela, Rowling falla más, siendo evidente el momento previo al clímax en donde nuestros “héroes” están frente a la guarida del villano y se detienen, a explicar el origen y misterio de un personaje, al que por cierto terminan por aventar a la borda.
Esto además, va de la mano con las múltiples historias que se intentan seguir, que se muestran con desinterés y que de cierta forma, de haberlas expandido en independiente, hubieran funcionado: tenemos una historia de amor entre un muggle y una mujer de la magia, están los susodichos crímenes de Grindelwald -¿No es extraño ver a un personaje que intenta hacerle ver a los demás de que no es un monstruo evidente en sus actos interpretado por Johnny Depp?- que van de la mano con la precuela de Dumbledore, y la historia de un tipo que no quiere verse inmiscuido en asuntos mágicos, porque lo suyo es el mundo de los condenados animales fantásticos.
Toma el rumbo de mejor querer acomodar estos elementos en una sola entrega, que no hace otra cosa más que la de servir como entrada a las consiguientes entregas… y yo me pregunto ¿Eso no era el elemento de esperanza que tuvimos en la primera entrega?
¿Cuándo van a empezar a narrar una historia satisfactoria y dejar de poner elementos para futuro desarrollo?
Independiente de eso, son momentos vacíos, carentes de emoción y, sobre todo confusos.
¿Debemos ponernos del lado de Queenie a sabiendas de que está drogando a su pareja para que acepte el matrimonio y resulte creíble su paso hacia el bando del villano? ¿La aparición de Nicholas Flamel y McGonagall tienen una función extra a la de fan service mediocre? –en el caso de McGonagall resulta una incoherencia de que se encuentre dando clases en el año de 1935 cuando aún no nacía- ¿Por qué Rowling si ya había declarado la homosexualidad de Dumbledore no desarrolla esto que nos haría entender su miedo al enfrentarse a su enemigo y sí, el hecho de que exista un mcguffin que exprime todo sentido de drama a su situación?
Y así, hasta el cansancio.
David Yates tiene un guión en extremo complicado de realizar, y se siente. Tradicionales como Collin Atwood –diseño de vestuario- y Stuart Craig –diseño de producción- y mi siempre olvidado James Newton Howard –quien compone la música desde la primera entrega- no fallan en la misión de construir un universo palpable, pero ¿Sirven cuando la película tiene inconsistencias además de un nulo desarrollo de personajes?
Los crímenes de Grindelwald es un proyecto gigante de temporada para Warner Brothers que falla de manera espectacular, y es señal de que los estudios no aprenden de sus propios tropiezos, pero supongo que es un castigo divino cuando te deshaces de Filmstruck considerando su poca rentabilidad… o de que tienes la cabeza metida en el trasero ¿Quizás sería mejor idea presentar todas tus ideas en texto Rowling?
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