Girl Power en el nuevo cine mexicano
Artemio es el retrato de un niño de nueve años que nació en Estados Unidos pero que, por azares del destino, se encuentra en El Cacalote, pueblo natal de su madre Coco en el estado de Guerrero. Esta película es el proyecto de tesis y ópera prima de la directora Sandra Luz Barroso, una antropóloga mexicana que, gracias a un proyecto de investigación que surgió 10 años atrás, conoció a doña Catalina, bailadora y personaje muy importante en la región de La Costa Chica, en la zona afro de Oaxaca y Guerrero, y quien era bisabuela de Artemio.
Durante su investigación antropológica, Sandra realizó un documental sobre Catalina, quien falleció en el 2008. Después, comenzó su educación cinematográfica ingresando al CCC en la Ciudad de México. Sandra expresa que, a partir de su experiencia con esta gran mujer, comenzó a pensar en hacer una película en torno a su vida, pero fue hasta el quinto año de su carrera, aproximadamente, cuando inició el estudio del documental y ahí fue cuando regresó a La Costa Chica con una sola idea en la mente: hacer una película retratando a las mujeres afro descendientes de la zona, en donde hubiera una línea especial de relación de éstas con Doña Catalina; de esta forma Sandra se uniría a contar esa historia de trascendencia hacia este personaje.
Lo que sucedió después fue que en los scoutings de Sandra, acompañada por Bruno Santamaría, el fotógrafo del proyecto, conocieron a Coco, nieta de Catalina y por supuesto, a Artemio. Inmediatamente, Sandra se dio cuenta de que Coco tenía todas las características que ella buscaba retratar de las mujeres afro: autónomas, fuertes, sensuales y maravillosas. Así, Sandra y su equipo, que en total fueron cuatro personas, comenzaron a desarrollar una narrativa alrededor de la vida de esta mujer, transformándose después y bellamente convirtiéndose en una película sobre este niño soñador de nueve años. Algo que Sandra no esperaba, pero que se volvió una hermosa y muy emotiva película, retratando aún así, el poder femenino en nuestra gran pantalla nacional e internacional.
ENTREVISTA
¿Cuál es el mensaje principal que deseas transmitir con Artemio?
Es una mirada. La película puede tener muchas lecturas pero creo que la más acertada para mí, en este contexto social y político actual, tanto de Estados Unidos como de México, es la mirada migratoria a través de los ojos de un niño de nueve años. Es algo poco común en el cine y esto de un país con tantas familias binacionales como el nuestro, es muy conmovedor verlo en una mirada infantil como la de Artemio. El momento más importante es en una llamada telefónica que tiene con su hermana mayor Sherlyn; es el clímax, y ahí descubrí que la película era sobre él.
¿Cómo fue trabajar con él?
Creo que se empezó a generar la relación de amistad antes que de trabajo. Tuvimos que ganarnos la confianza, tanto de él como de Coco, ya que estuvimos prácticamente viviendo con ellos 15 días y fue muy empático de parte del equipo con Artemio. Terminamos jugando maquinitas con él, terminamos siendo también como niños, bajándonos con él y al final del rodaje o a la mitad, más o menos, cuando recibe la llamada, fue mucho más sobre estar a su lado en todos los sentidos, no sólo con la cámara, sino acompañándolo.
Vemos el tema de la migración planteado con una visión diferente, ¿por qué decidiste trabajarlo así?
En realidad, tiene que ver con que yo no buscaba el tema de la migración. Mi objetivo era el retrato femenino de las mujeres afrodescendientes, las mujeres costeñas que a mí me han llamado tanto la atención. El tema de la migración surge porque ellos son una familia binacional. Artemio nació en Estados Unidos, su padre y sus hermanos están allá y porque Coco regresa después de 30 años a su pueblo natal. Creo que ese es el contexto y envuelve algo que a mí me interesaba mucho que es la relación mamá-hijo, no fue algo que buscara pero creo que nuestro entorno actual catapulta muchísimo la película en ese sentido, en el tema migratorio.
Como antropóloga y cineasta, ¿cómo definirías la importancia de esta relación?
Mi experiencia previa como antropóloga empapa absolutamente el cine que me gusta y quiero hacer. Tengo un poco más de 10 años trabajando en La Costa Chica y el haber tenido esta experiencia previa como antropóloga, hace que sea un trabajo de rodaje de 13 días pero con un trabajo previo de todos esos años, y que haya lazos afectivos con la gente que habita ahí hace que sea mucho más fácil entrar con una cámara a la zona.