Panteón Municipal – 21:00 hrs
[eltdf_dropcaps type=”normal” color=”” background_color=””]R[/eltdf_dropcaps]egresa desde ultratumba uno de los programas clásicos del GIFF y el favorito de los amantes del cine de terror. La noche, las sombras, el zumbido de las cigarras y el ruido del viento que viene del invisible horizonte, crearán el ambiente perfecto para asustarse y temblar con la presentación de dos películas del país invitado de honor, Canadá, cuya cinematografía ha ayudado a instaurar lo que se considera un nuevo género de horror, mucho más cercano a la repulsión física que al grito y el susto sencillo, típico de gran parte del terror hollywoodense. Esta noche se presentarán dos películas emblemáticas del cine de horror canadiense, dirigidas por dos leyendas del género como lo son David Cronenberg y John Fawcett.
The Brood cuenta la historia de un siquiatra que logra inventar una terapia especial para tratar psicópatas mediante la somatización de los trastornos mentales del enfermo, lo que deriva en consecuencias catastróficas cuando pierda el control de una de las pacientes. La cinta supuso toda una sorpresa en el panorama cinematográfico de su época, además de darle a su director, David Cronenberg, el posicionamiento como un director innovador que no temía romper esquemas ni inquietar al espectador. Con el tiempo, Cronenberg realizaría muchos clásicos del cine canadiense como La Mosca, Videodrome, Scanners, Naked Lunch, eXistenZ, Dead Ringers, Una historia de violencia, Eastern Promises y Cosmopolis, convirtiéndose en el director de culto más famoso de Canadá.
John Fawcett es actualmente reconocido por dirigir episodios de famosas series como Xena: la princesa guerrera, Queer as Folk, The Bridge u Orphan Black, pero inició su carrera con la película de misterio The Boys Club y la cinta de terror Ginger Snaps, un fracaso taquillero que con el tiempo se volvió filme de culto. Fawcett quería hacer una horrible metamorfosis que recordara las transformaciones de Cronenberg, usando la licantropía como metáfora de la pubertad, pero sin olvidarse del humor negro. El resultado fue una película que se ganó la alabanza de la crítica y un lugar en el recuerdo de los cinéfilos.
Te aconsejamos salir del letargo cotidiano, del claustro hogareño, y arrastrar tu esqueleto para cruzar el umbral del cementerio y entregarte al espanto con una doble función de escalofríos. No olvides llegar temprano, porque Cine entre Muertos suele convocar una gran cantidad de almas deseosas de una experiencia aterradora.