[vc_row][vc_column][vc_single_image image=”16115″ img_size=”full”][vc_empty_space][vc_column_text]
Fatih Akın es diestro en ámbitos de la interculturalidad,
un esgrimista sobre el terreno de la diversidad social,
y en los contextos diametralmente opuestos a nuestra realidad.
[/vc_column_text][vc_empty_space][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]Un referente intercultural, personaje imprescindible del nuevo cine germano gracias a su destacada visión sobre el acontecer social y su versatilidad al momento de plasmar la historia en el celuloide. Lo mismo retrata a la perfección el sentido de la búsqueda, la decadencia y la fortuna, que la estrepitosa atmósfera que envuelve a la inmigración, las distinciones y los choques generacionales de nuestra actualidad inmersa en plena globalización.
Él es Fatih Akın, reconocido cineasta alemán que defiende en cada uno de sus trazos fílmicos la ascendencia turca que emana de sus venas, una identidad que dota de un carácter esencial cada una de sus entregas cinematográficas. Su estilo denota contundencia, abogando siempre por la comprensión de la diversidad cultural y la integración de los inmigrantes, por medio de personajes que en su gran mayoría convergen en una necesidad imperante de pertenencia en escenarios radicalmente ajenos a ellos.
Akın, de padres turcos, nació en Hamburgo en 1973. Estudió Comunicación Visual en el Colegio de Bellas Artes de la misma ciudad alemana. Tras un par de cortometrajes realizados, su primer largo de 1998 Short Sharp Shock fue el catalizador de su exitosa carrera en el denominado séptimo arte. Esta película, acerca de tres amigos de distintas nacionalidades prestos a inmiscuirse en el crimen organizado hamburgués, le trajo éxito inmediato y diversos premios, incluyendo el Leopardo de Bronce en Locarno y el Premio Bávaro de Cine como Mejor Director Joven. Le siguieron Im Juli, una road movie de trama profético amorosa; el documental Wir haben vergessen zurückzukehren en el año 2001, así como Solino, drama sobre la emigración de una familia italiana a tierras germanas, rodado en 2002.
Sus raíces y el ámbito pluricultural en que se desenvolvió, otorgan a Fatih Akın claves auténticas para abordar historias sobre colisiones radicales, ya sea en términos de distancias sociales y la esfera dramática que esto implica, o su evidente interés por retratar el andamiaje de personajes outsiders, los sin nada, aquellos quienes se encuentran exentos de todo camino habitual y ávidos de un encuentro que sane su semejanza lejana y banal.
En el año del 2004, Fatih Akın atrajo la atención de la crítica mundial con Head-On, película que le valió el Oso de Oro de la Berlinale y el prestigioso premio que otorga la Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica. La historia presenta a Cahit y a Sibel, personajes en búsqueda de redención quienes intentan arrebatadamente esquivar los suplicios del alcohol, las drogas, la deshonra familiar e incluso del suicidio; sólo el matrimonio puede salvarlos. Con Head-On, Akın apela una vez más a la transversalidad de conflictos socioculturales, al encuentro inaudito entre sus personajes.
Con The Edge of Heaven ganó Mejor Guión en el Festival de Cannes del 2007. Aquí nos relata el viaje de un hombre turco a Estambul para encontrar a la hija de la ex novia de su padre. Es virtud de Fatih Akın saber reconocerse entre un piélago de culturas, dotar el carácter de sus personajes de proximidad esencial y una lejanía combativa. Es gracias a su concepción intercultural que logra extender los límites de la trama hacia extraordinarias percepciones ajenas, haciéndolas suyas, de todos. De esta forma es capaz de navegar temas como la marginación, la intolerancia o la discriminación, argumentos que domina plenamente.
Entre las películas que complementan su filmografía está el documental Crossing the Bridge: The Sound of Istanbul; y un segmento de la película New York, I Love You, donde dirigió al actor turco Uğur Yücel, y a la actriz taiwanesa Shu Qi. Se encuentra también la comedia Soul Kitchen, el drama histórico The Cut y el filme Tschick, que narra la aventura de un par de adolescentes que al robar un automóvil se embarcan en un viaje por carretera que cambiará sus vidas.
Su más reciente película, In The Fade, compitió por la Palma de Oro en la última edición del Festival de Cannes. Protagonizada de forma brillante por Diane Kruger, la cinta aborda la guerra globalizada en la que vivimos actualmente: el terrorismo. Fatih Akın presenta en ella rasgos de su rúbrica autoral: Hamburgo, desavenencia, conflictos culturales, minorías, marginalidad y desigualdad de género, todo en torno a los actos inhumanos del grupúsculo Clandestinidad Nacionalsocialista (NSU), célula integrada por tres neonazis que durante diez años asesinaron impunemente a nueve inmigrantes y una policía en Alemania.
De la convergencia surge el diálogo, esto lo sabe bien Fatih Akın. No obstante, es perfectamente capaz de buscar sentido en hechos divergentes a nuestra realidad. La sugestión y potencia de sus imágenes consiguen dilatar la unicidad de conciencias, equiparar escenarios diametralmente opuestos. Su cine conduce a nombres propios, a situaciones que profesan el hondo significado de la interculturalidad. Actualmente Akın vive en Hamburgo junto a su esposa Monique Obermüller, quien a su vez presume también de ascendencia bicultural, entre México y Alemania. Juntos dirigen la compañía de producción cinematográfica Corazón Internacional.
El Festival Internacional de Cine Guanajuato, en su vigésima edición, se honra en dedicar un merecido Homenaje a Fatih Akın, un director contemporáneo que desde Europa atreve a marcar pauta en la industria cinematográfica y en la disposición mundial de romper toda frontera que atente contra la concepción de comunión cultural.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]