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  • Homenaje Internacional
    Sábado 20 de julio
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    San Miguel de Allende
  • Conferencia Magistral
    Domingo 21 de julio
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    Teatro Ángela Peralta
    San Miguel de Allende

El lado salvaje del sueño americano

Destacado desde hace décadas como uno de los autores indispensables del cine independiente norteamericano, Gus Van Sant nos otorga un cine surgido de las profundidades que tensa al límite la marginalidad y la concentración.

Autor de una obra esencial para comprender el cine independiente en Estados Unidos, Gus Van Sant nació y se crió en Louisville Kentucky. Interesado en las artes visuales desde muy temprana edad, fue en la adolescencia cuando tomó la cámara por primera vez para filmar pequeños cortometrajes autobiográficos en Super-8. Después de ingresar a la Escuela de Diseño de Rhode Island en 1970, se concentró en el séptimo arte, quitándole prioridad (sin relegarla) a su pasión por otras expresiones artísticas como la pintura o la fotografía

Después de pasar una temporada en Europa, Van Sant se introdujo en la industria fílmica de Los Ángeles como asistente de dirección de Ken Shapiro. Es posible que los enormes contrastes de esta ciudad californiana hayan servido de inspiración para su interés en la marginalidad: un núcleo de extrañeza en el centro del sueño americano, jóvenes extraviados y una visión de la sexualidad muchas veces ligada a la violencia.

Su primera cinta Mala Noche (1986), lidia con el romance gay entre un vendedor de licor y unos inmigrantes mexicanos, resaltando las dificultades raciales, sexuales y de edad que muchas veces determinan el amor en nuestra época. Esta cinta atraería la mirada de críticos y festivales, que por primera vez notaron la fuerza de una visión novedosa en el ámbito fílmico de Norteamérica.

Mala Nochele seguiría Drugstore Cowboy, basada en una novela autobiográfica de James Fogle. Protagonizada por Matt Dillon, Kelly Lynch, Heather Graham y William S. Burroughs, la película refleja las vicisitudes de una panda de drogadictos y ha sido muy bien recibida por la crítica de entonces y de ahora. Este relato sobre los saldos marginales de la sociedad estadounidense fue la película que lo lanzó a la fama internacional. Las mismas obsesiones se verían retratadas de nuevo en la aclamada My Own Private Idaho(1991), protagonizada por el malogrado River Phoenix y Keanu Reeves, quienes llevan la historia de dos prostitutos callejeros en busca de un eje para sus existencias.

A primera vista sus películas pudieran parecer desconcertantes; pareciera que Van Sant intenta reinventar por completo su abordaje proyecto a proyecto, como si tratara de redescubrir el proceso de hacer cine a cada paso. Después de esos éxitos iniciales, su carrera seguiría con cintas tan dispares como Good Will Hunting (1997), basada en un guión de los actores Matt Damon y Ben Affleck (ganadora del Oscar a Mejor Actor de Reparto para el gran Robin Williams, Mejor Guión Original, y nominada a Mejor Película); la calca de un clásico de Alfred Hitchcock (Psycho, 1998); o una exploración del contexto detrás de una masacre parecida a Columbine con Elephant (2003), gracias a la cual sería galardonado con premios a Mejor Director y Mejor Película en el Festival de Cannes.

Después de su llamada “Trilogía de la muerte” (compuesta por Gerry(2002), la ya mencionada Elephant(2003) y Last Days(2005), todas basadas en hechos reales), Van Sant se anotaría otro enorme éxito de crítica con su película biográfica Milk(2008), sobre el político y activista gay Harvey Milk —quien fuera el primer servidor público abiertamente homosexual en la historia de California. Esta cinta ganó el Oscar a Mejor Guión Original para Dustin Lance Black y Mejor Actor para su estrella Sean Penn, además de una nominación a Mejor Película.

En 2011 Restless, protagonizada por Mia Wasikowska y Henry Hopper, se estrenó en la sección Un Certain Regard del Festival de Cannes. Don’t Worry, He Won’t Get Far on Foot(2018), basada en las memorias del caricaturista John Callahan y protagonizada por Joaquin Phoenix, se estrenó en el Festival de Sundance, y es hasta ahora el último proyecto de una carrera que destaca con holgura como una de las propuestas más originales del cine contemporáneo.

Creador de un equipo estable que lo acompaña en la mayoría de sus proyectos, Gus Van Sant equilibra el centro y los márgenes, la búsqueda permanente de novedad y los hilos conductores que mueven sus obsesiones desde la primera hasta la última cinta. La realidad se funde en una amalgama poética con la imagen descarnada que sólo nos pueden otorgar los sueños febriles más profundos. La humanidad de su visión y la curiosidad interminable por las posibilidades del cine en su faceta más íntima y cambiante, lo vuelven una presencia insustituible en el panorama fílmico mundial.

Para el Festival Internacional de Cine Guanajuato es un gran orgullo poder ofrecerle un homenaje a este gran cineasta, quien ha demostrado ser capaz de llevarnos hasta regiones insospechadas de nuestra mirada y moldear una obra que se mantiene fiel a sí misma a pesar de los vaivenes industriales, otorgando un lugar de privilegio a la creatividad, los sueños, la extrañeza y las cualidades más inquietantes de la imagen en movimiento.