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Líbano es un país con una cultura vibrante y una densa tra – yectoria histórica. En años recientes, después de los conflic – tos internos y las intervenciones militares que devastaron la nación, comienzan a resurgir con fuerza voces inconfundibles en su panorama artístico. Nadine Labaki es una de las princi – pales representantes de este camino luminoso, recordándonos con su cine que cualidades como el humor, la ternura, la com – pasión y la inteligencia nos unen por encima de las divisiones religiosas, políticas, étnicas o de género que nos impidan reco – nocernos en el otro. Nacida en 1974, la guerra marcó su vida y la de todos sus compatriotas durante décadas. Ella encontró refugio en el cine, la televisión y la observación atenta de la vida. Esa mirada pro – funda, acostumbrada a imaginar territorios habitables más allá de las ruinas y la violencia, sería el terreno fértil desde donde germinaría su enorme capacidad para contar historias. Su primer acercamiento a la vida artística se dio en el concurso de talento Studio El Fan, donde fue galardonada gra – cias a su capacidad para dirigir videos musicales. Siguiendo esa línea, Labaki estudió la carrera de Estudios Audiovisuales en la Universidad Saint Joseph de Beirut. Su película de gra – duación, 11 Rue Pasteur fue reconocida como Mejor Cortome – traje en la Bienal de Cine Árabe organizada por el Instituto del Mundo Árabe de París. A partir de entonces, Nadine Labaki co – menzaría a ser reconocida en su país como una dotada direc – tora de videos musicales durante un periodo de exploración creativa en el género a nivel mundial. Gracias a la Residencia de Cinéfondation, Labaki desarro – lló el guión para el que sería su primer largometraje: Caramel (2007), producida por Anne-Dominique Toussaint. En esta exi – tosa película, Labaki se unió a un elenco de actrices no profe – sionales para examinar la feminidad desde distintos puntos de vista, aprovechando la atmósfera de intimidad libre que se ge – nera en los salones de belleza. La película se estrenó en la Quincena de los Realiza – dores de Cannes, donde compitió por la Caméra d’Or, y fue premiada en el Festival de San Sebastián. A pesar de haber intentado crear un mundo separado de las tragedias bélicas, en pleno rodaje de Caramel el conflicto volvió a estallar en su país, donde la tensión parece siempre a punto de resolverse en caos. Quizá esto motivara su siguiente cin – ta, Where do we go now?. Ahí aborda la realidad sociopolítica libanesa a través una fábula sobre un pequeño pueblo en donde las mujeres intentan evitar que sus ma – ridos se enteren de las noticias. Where do we go now? se estrenó en la sección Un Certain Regard del Festival de Cannes en 2011, y fue premiada en Toronto, San Se – bastián y Tribeca, entre otros. Después de dirigir el segmento O Milagre en la película antológica Rio, I Love You (2014), Labaki estrenó su más reciente película, Capharnaüm, en competencia para la Palme d’Or del Festival de Cannes 2018. La película es nuevamente una pa – rábola concentrada en la que se hace uso de actores no profesionales. En ella asis – timos a la insólita vida de Zain, un pequeño niño que demanda judicialmente a sus padres por el mero hecho de haberle dado la vida a sabiendas de que tendría una existencia miserable. Con apenas su tercer largometraje, la cineasta libanesa se hi – zo acreedora a una ovación de quince minutos y el Premio del Jurado.

El origen de Capharnaüm está en una experiencia personal. Después de regresar de una fiesta, la directora observó a un niño a medio dormir en brazos de su madre, quien pedía dinero en la calle. Labaki duró más de tres años investigando en centros de retención, barrios pobres, instituciones de asistencia y prisiones juveniles, indagando las maneras en que su sociedad le fallaba a los más desfavorecidos. El abordaje realista y confrontacional le ha dado a su cine una nueva dimensión, profundizando la calidad de su obra. La mirada de Nadine Labaki es una propuesta idiosincrática surgida desde la inquietud que le producen algunos aspectos del mundo que la rodea —la feminidad, las batallas contra el sectarismo, la injusticia social… A base de esfuerzo y capacidad, la directora ha conseguido un espacio propio que le permite tender puentes entre el mundo árabe y el occidental a pesar de las dificultades culturales y sociopolíticas. El Festival Internacional de Cine Guanajuato se complace en rendirle un homenaje a esta gran artista, ejemplo de persistencia y fidelidad a los caminos trazados por sus propias pasiones.