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[eltdf_dropcaps type=”normal” color=”” background_color=””]E[/eltdf_dropcaps]l cine es un medio, un lenguaje, pero sobre todo es una forma muy personal de mirar el mundo, una ventana desde la cual se ofrece a través de cada película, una pequeña mirilla donde podemos apreciar la individualidad del cineasta, ese quien cuenta historias por medio de imágenes, sonido y metáforas de la vida. Por ello en una sociedad como la actual donde el papel de la mujer es protagónico, la interpretación cinematográfica de la realidad desde la mirada femenina, se hace más que indispensable. Resultado de esa revalorización, en 2002 nace Mujeres en el Cine y la Televisión con el propósito de reconocer y promover el trabajo que hacen las mujeres mexicanas o extranjeras residentes en nuestro país, en el ámbito del cine, la televisión y los medios audiovisuales. Para nosotras, el Festival Internacional de Cine Guanajuato es muy importante y siginificativo, porque aquí nace Mujeres en el Cine y la TV, y nuestra presencia se ha convertido ya en una tradición gracias a Sarah Hoch y la comida que organiza para los homenajes a mujeres destacadas en estos medios. Mujeres en el Cine y la Televisión fortalece el fomento y la difusión en la industria audiovisual del trabajo realizado por mujeres, a través de programas que promueven la equidad y la diversidad en las temáticas, con el propósito de aumentar la producción, distribución y difusión. Es por ello que cada año la Asociación entrega el premio La Musa, bella estatuilla creada por la escultora Elena Somonte, al mejor cortometraje realizado por una mujer en el marco del Festival, así como a dos mujeres de reconocida trayectoria dentro del mismo ámbito profesional. En este 2016, realizamos un merecido reconocimiento a la actriz Evangelina Elizondo, quien ha participado en más de 80 largometrajes, además de haber trabajado en grandes obras de teatro, programas de televisión y telenovelas. En ella, quien nos ha entregado por más de seis décadas un legado actoral único, se encarna mucho de la historia del cine mexicano. De igual forma, brindamos homenaje a Patricia Reyes Spíndola, primera actriz por más de 40 años quien ha trabajado con maestros de la dramaturgia como José Luis Ibañez, Héctor Mendoza y Adriana Roel, o de la cinematografía como Felipe Cazals, Jaime Humberto Hermosillo y Arturo Ripstein. Felicidades a estas dos grandes Musas, Evangelina Elizondo y Patricia Reyes Spíndola, y gracias a Sarah Hoch por abrirnos este espacio donde el trabajo, la creatividad y el talento de las mujeres en el mundo de lo audiovisual es reconocido año con año en el marco del Festival Internacional de Cine Guanajuato.

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EVANGELINA

ELIZONDO

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[eltdf_dropcaps type=”normal” color=”” background_color=””]L[/eltdf_dropcaps]a primera vez que vi a Evangelina Elizondo fue en un western mexicano en la televisión, en blanco y negro: Los fugitivos, pueblo de proscritos. Cuál sería mi sorpresa al descubrirla en un personaje completamente atípico en el cine mexicano de esos años, una mujer de la vida alegre, audaz, simpática, “capaz de defenderse por sí misma”, rodeada por puros hombres. Escapaba de la cárcel cerca de la Plaza de San Roque, en Guanajuato, para crear una nueva sociedad. El cine no es ni mejor que la vida: es la vida.

El director Fernando Méndez haría siete películas con Evangelina. Era buen amigo de su papá y seguramente en las tertulias familiares la escuchó cantar de pequeña. Después me enteré que su voz era la de Cenicienta de Walt Disney; un interesante contraste en su personalidad artística. A partir de ahí Evangelina ha participado en más 80 largometrajes, así como en gran diversidad de obras de teatro, programas de televisión y telenovelas. En su primera película, Las locuras de Tin-Tan, de Gilberto Martínez Solares, interpreta a una aparente loquita que canta ópera. Al entrar al bar “El Huarachazo”, su amiga le dice que ese lugar tiene mala fama porque es de “pachucos y gángsters” y Paloma (Evangelina) responde: “A mí me gustan las emociones fuertes”. Es decir que desde
sus inicios, Evangelina se caracterizó por una gran versatilidad. Igual es la aparente niña cándida de Frontera Norte , también de Fernando Méndez, o la bastonera en el estadio de Ciudad Universitaria en Viva la juventud , dirigida por Fernando Cortés. Desde entonces ha abarcado la gama que va de la comedia, con actores como Clavillazo, Resortes, Tin Tan y Mauricio Garcés, hasta la tragedia, con Pina Pellicer e Ignacio López Tarso.

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En los años 60 destaca por mucho, su actuación en Días de otoño, dirigida por Roberto Gavaldón, por la que mereció la Diosa de Plata como Actriz de Reparto. Ya en los años 90, Arau la dirige en Un paseo por las nubes , donde interpreta a una especie de matrona italiana, con Anthony Queen y la nieta: Aitana Sánchez-Gijón. Un par de años después, Epigmenio Ibarra saca a la luz su gama de posibilidades actorales y la lanza en Mirada de Mujer , en el personaje de Mamalena. La telenovela era vista no sólo por la protagónica Angélica Aragón, sino por Evangelina, quien logró una simpatía memorable, a pesar de ser la antagonista de su propia hija. Sus dones le han permitido dar un salto muy sustancioso al siglo XXI. En el 2005, filmamos en Pozos, Guanajuato. Fue increíble el colorido de la actuación de Evangelina en Las Buenrostro . Ella me pidió dejarla construir su propio personaje, y me lo fue compartiendo con gran generosidad. También estuvimos en locaciones en la ciudad de México, en una hacienda de Tlalpan. Su disciplina es ejemplar. Siempre le agradeceré el haber entregado al pleno su versatilidad en el personaje, una simpática asesina de viejitos quien les ayudaba a bien morir cuando éstos caían en el abandono. Con esta película regresamos a Guanajuato, al Cervantino. Evangelina estuvo presente en la proyección de la película al pie de la escalinata de la Universidad.

Para mí ha sido muy significativo el hacer este recorrido con ella, por mi sangre guanajuatense, tal vez, porque de alguna manera me revive a mis entrañables tías de Pastita 53. En esta tercera ocasión, aquí estamos las Mujeres en el Cine y la Televisión, en el Festival Internacional de Cine Guanajuato, haciéndole un merecido homenaje por su trayectoria y por esta imborrable huella en el cine y la televisión a una mujer ejemplar que ha sabido combinar, en paralelo con sus 60 años de trayectoria, la profundización y plena vivencia de sus estudios religiosos.

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PATRICIA REYES

SPÍNDOLA

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[eltdf_dropcaps type=”normal” color=”” background_color=””]H[/eltdf_dropcaps]ay personas que desde muy pequeñas descubren su vocación, éste es el caso de Patricia, quien desde niña soñaba con actuar: “Hacía un teatro
en miniatura donde colocaba a mis muñecas como público, ahí empezó mi carrera de actriz”. Nacida en Oaxaca un 11 de julio de 1953, Patricia vino a la ciudad de México y ya en su adolescencia empezó a trabajar en paralelo como actriz de cine y como secretaria de un odontólogo. Comenzó con papeles pequeños, pero a un par de años de su inicio actoral, ya tenía un premio Ariel en sus manos por su actuación en la película Actas de Marusia (1976) del director chileno Miguel Littín. Su carrera cinematográfica despega a gran velocidad y cada año trabaja en una película, otra y otra, hasta casi llegar
a la cincuentena. Bajo la batuta de grandes directores como Roberto Gavaldón, Emilio “El Indio” Fernández, Alberto Isaac, Felipe Cazals, y sobre todo, Arturo Ripstein de quien se puede decir que es su musa, Patricia es un personaje imprescindible en la historia de nuestro cine.

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Sobresalen en su recuerdo anécdotas, como cuando Emilio Fernández le pidió que se operara las orejas y se las pegara, porque si no, no le daría el papel en su segunda versión de Pueblerina. También queda grabado en su memoria que en el año 1994, gracias a su colaboración con Ripstein en La Reina de la Noche, fue nominada como mejor actriz en el Festival de Cannes. Por supuesto, la Televisión la llamó y ha mantenido una intensa y fructífera carrera dentro de las telenovelas, por cierto, acreditadas con varios premios. Recuerda su intervención en El extraño retorno de Diana Salazar, El Maleficio, La antorcha encendida y muchísimas más.
Su paso por los escenarios teatrales con obras como La Hiedra dirigida por Nancy Cárdenas, y en Madrid compartiendo tablas con Carmen Sevilla, son experiencias imborrables. Por si fuera poco, Patricia se convirtió en directora de telenovelas y es Maestra en talleres actorales, en la Academia que fundó. Patricia Reyes Spíndola no sólo tiene una carrera profesional impresionante, sino que tiene un descomunal sentido del humor, tal vez por eso, en un “Stand up Comedy” en Madrid, termina diciendo: –debido a los estereotipos de los “culebrones” mexicanos- “Con mucho gusto salgo de criada, pero cobro como la patrona”.

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